3

—Bien, si no vas a responder eso, quiero que me digas por qué te patearon del cielo y te encadenaron, tengo varias teorías. Algunas muy locas, pero bueno, no has sido de lo más comunicativo.

Me la paso pensando que probablemente esté loca, ¿Quién, en su sano juicio, ingresa a una bodega, ayuda a un ángel a liberarse y luego lo lleva a su casa ¡Sabiendo que lo buscan! ¡Solo yo!

—No tienes que saberlo.

—Sí, si tengo. No quiero un prófugo de la justicia divina en mi casa sin una buena razón de por medio.

Mira por la ventana, pero entonces me gira, se acerca demasiado a mi posición ¿Qué hace?

Empiezo a mover el pie de arriba a abajo y a tocar la esmeralda de mi collar.

Doy un paso atrás, no me quiero desconcertar. Él me observa, analizando mis acciones como siempre.

—Yo no obedecí.

Me quedo en silencio, esperando a que continúe. Pero no lo hace, al parecer espera una respuesta.

—Ajá, ¿Qué más?

Me mira desconcertado, como si estuviera loca.

—"¿Qué más?" Te estoy diciendo que cuestioné la autoridad de mi padre y sólo dices "¿Qué más?"

Su voz sube de tono y sus músculos se tensan, es gracioso porque usa ropa de mi ex y le queda muy ajustada.

—Si me hubieran botado de mi casa cada vez que desobedecí o cuestioné la autoridad de mi padre, hubiese vivido bajo un puente desde los tres años.

—Los humanos son tan extraños. Ustedes tienen libre albedrío, nosotros no.

Vaya, ahora soy psicóloga de un ángel. Vamos a hacerlo bien.

Lo hago sentarse y yo lo imito, tomo asiento frente suyo.

—Ustedes deben acatar ordenes, ¿Por qué no lo hiciste? ¿Qué debías hacer?

Suspira, agacha la cabeza y toma aire.

—Supongo que es normal que lo sepas, tú si puedes saberlo.—habla consigo mismo— Tenía una misión, había una gran amenaza en una ciudad de Oceanía y debía purificar toda la ciudad.

Asiento, cruzo las piernas en una posición seria, pensando qué decir.

—Cuando dices "purificar" te refieres a destruir, ¿verdad?

Me mira ofendido. Pero no lo niega.

—Bien, no soy nadie para juzgar lo que hacen los ángeles, ¿Pero no es un poco extremista destruir toda una ciudad?

Suspira y me mira fijamente.

—No digas que no eres nadie.—responde ceñudo— Y sí, era extremista, pero no soy el único que puede... podía—se corrige— hacerlo. Deberías ver más noticias. Fue hace tres meses.

Pienso por unos minutos.

—Así que fuiste expulsado del cielo por desobedecer, pero tengo algunas dudas; ¿Dios ordenó destruir toda una ciudad? ¿Cómo podría hacer algo así? Eso es... monstruoso.

Niega, y una sonrisa desganada aparece en su rostro.

—Él no dio la orden, viene de un alto mando. Las ordenes hay a que cumplirlas y yo no lo hice, desarrollé sentimientos por los humanos y eso me hacía inestable. Soy inestable, no puedo estar en el cielo si lo soy.

Eso me enoja.

—¿Tan crueles son? ¿Cuánto estuviste encadenado? ¿Más de tres meses, verdad? ¡No los justifiques! ¿Inestable? ¡Mis nalgas! No eres cruel, pensaste en la vida de miles de personas, y sí no estás para pensar ¡Bien! Es mejor estar aquí, pensando y actuando según tu juicio y no bajo mandato.

Me mira fijo, sin expresión alguna en su rostro.

—Definitivamente eres tú.

¿Ah?

—¿Me lo explicas?

—Es que no tiene sentido alguno, carece de explicación.

—Argh, me frutas ¿Me vas a decir quién o qué es lo que te sigue? O vas a seguir dejando oraciones incompletas.

—Ángeles, deben quererme encadenado de nuevo. Ya deben saber quién eres, o por lo menos como luces.

¿Me siguen ángeles? ¡Pero si esto mejora cada vez más! ¿Por qué tuve que entrar a esa bodega? Entonces recuerdo algo.

—¿Cómo te soltaste de las cadenas?

Me mira sorprendido, ¡Oye, no soy bruta!

—Tú lo hiciste.

¿Yo?

—¿Yo? Pero estuve llorando como Magdalena, ni siquiera sé porqué lloraba ¿Por qué lloraba? Es ilógico.

Entonces se ríe como si fuera el chiste más gracioso del mundo. No puedo disfrutar de su risa por el enfado que tengo ¡¿De qué se ríe?!

—¡No te rías de mí!

Y de inmediato su risa cesa, me mira y baja la mirada al suelo, luciendo arrepentido.

—Nunca tendría la osadía de burlarme de ti.

¿Qué?

—Los ángeles están locos, ¡Locos! Tengo sueño, tuve un largo día ¿Hay algo para comer?

Ignoro lo que sea que él haga y me levanto.

No hay nada hecho, así que con cansancio y toda la pereza del mundo, me pongo a cocinar.

Arroz, carne frita y ensalada. Nada muy elaborado, lo único que quiero es dormir. Mañana tengo solo medio turno y ya adelanté todo en la Universidad, es algo que negocié con los profesores.

Soy una persona que aprende demasiado rápido y por ello hago dos carreras al mismo tiempo.

Cuando alguien lo sabe se sorprende, ¿Cómo puedo hacerlo y trabajar?  Además tengo tiempo libre dos veces por semana.

Hasta yo me sorprendo.

¡Soy genial!

Como y lavo lo que hay sucio.

Sé que el ángel no hará nada si no se lo digo, así que antes de acostarme le grito.

—¡Oye, sirena!

No responde. Me lavo los dientes y pongo la pijama.

—¡Ariel, ven acá!

Segundos después llega a mi lado, me mira de arriba a abajo y luego a los ojos.  Incómodo.

Debí elegir otra pijama.

—Yo... voy a dormir, puedes acostarte si quieres. Debes estar cansado de estar parado ahí todo el día.

—Yo creo que...

—Que nada, a dormir y si no duermes, poco me importa.

Luego me acuesto, le dejo un lugar a plumitas y me arropo bien, hace un frío tremendo.

Unos minutos después siento que, con dudas, él se acuesta mirando al techo.

Está muy incómodo.

Vamos a ponerlo peor.

—Oye, plumas, tengo frío ¿Me abrazas?

—¿Qué?—su voz suena aterrada y río por ello.—¿Abrazarla?

—Ajá.

Dudoso, pasa un brazo por mi cintura, luego afirma su brazo y me acerco más.

Luego me duermo.

----------------—-----------------

HOLA, ESPERO LES GUSTE.

HASTA EL PRÓXIMO

Erika x

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top