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¡ESTOY CANSADA A MORIR! DEFINITIVAMENTE EL ÚLTIMO AÑO DE ESTUDIO CANSA.

ESPERO QUE DISFRUTEN EL CAPÍTULO.

ANTES DE TODO, ¿A QUÉ HORA Y DE DÓNDE LEES ESTO? 7w7

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¡No, NO, NO PUEDO!

—Responde, Tadriel, puedo seguir haciendo esto mucho tiempo más.

Yo solo puedo observar.

Son sus condiciones.

—¿Qué ocultas?

Lo hace nuevamente.

Se escucha el gutural sonido que brota de la garganta de el ángel, mientras se retuerce y su sufre, debe tener las cuerdas vocales desgarradas de tantos gritos que ha soltado.

Lo vuelve a hacer, y mis manos pican por detenerlo; las hago puño y me repito que es para encontrar una respuesta.

Miro al ángel posicionado a mi derecha, poderoso y prodigioso ángel elegido por el jefe para crear algo en la Tierra. Guerrero poderoso, fuerte, audaz, pero demasiado sádico. Es temido. Irónico teniendo en cuenta que es un ángel.

Montreal se ve decidido a hacerlo nuevamente, y Tadriel grita con anticipación algo poco entendible:

—¡Moriré antes de poder hacerlo!

—Lo harás igualmente.

Levanta su mano, con una daga de un azul mucho más claro que la de Tadriel y con unos centímetros más, que le dan más profundidad a las cortadas que realiza en su pupila, detrás de la oreja, entre los dedos y en la parte trasera de la cabeza.

No surge sangre, surge luz.

Los ángeles son seres espirituales y por ello una luz de color azul clarísima surge de cada corte, para que luego se cierre y sea sometido a nuevos cortes.

—Detente, lo vamos a hacer sin dolor.

Montreal me mira mal, me dio condiciones: "no te entrometas, y no me pidas detenerme".

Sin embargo se detiene, cierro los ojos y lo hago, el blosh que Pfia me pidió sólo usar sí la situación se me iba de control y me prohibió usar con Luci.

No me dio razones, pero me lo enseño.

Me corto en la palma de la mano con la daga que tomé del piso y pertenece a Tadriel. No muy profundo, solo son quince gotas de sangre las necesarias.

Musito las palabras y me muevo rápidamente haciendo el símbolo que me obligó a repetir más de cien veces, porque debe hacerse de forma correcta.

—Lo siento, en realidad lo siento, Tadriel.

Consecutivamente, le doy dirección y un único blanco, cierro los ojos porque no quiero ser testigo de lo que pasará.

Solo podré realizar una pregunta, y él la responderá, depende a la gravedad de su secreto será dictada una sentencia. No elegida por mí, sino por él mismo.

— Como diosa tuya, nombrada Esmeralda al nacer, descendiente directa de Pfia y quien te dicta que hacer justo ahora, quiero que respondas a la siguiente y única pregunta realizada, con toda la sinceridad;  ¿Qué escondes, Tadriel?

—Es e... e... el... el... ¡No puedo! Descifra el mensaje, es la forma de romper el casc... ¡No es el... es... es... es el... eeell...

Abruptamente deja de hablar, solo toma un último aliento y baja la cabeza, muerto.

Con los ojos tan abiertos que abruman, inyectados de sangre, mostrando tanto terror y dolor, él solo muere.

No pudo terminar de hablar, su secreto debió ser tan grande que su mente no pudo soportar un segundo más.

Salgo con paso rápido de allí, no soporto ver aquella imagen, es perturbadora.

Miles de dudas azotan mi mente, ocasionando una confusión inmensa, exorbitante, monumental. Preguntas sin respuesta, interrogantes sin fin se forman en mi mente, mis ojos se llenan de lágrimas reprimidas, me pica la nariz y tengo comezón en todo el cuerpo.

Aparezco en a piscina y con ropa y zapatos me arrojo al agua, nado sin detenerme, sin parar de pensar.

Salgo del agua luego de nadar un rato y calmarme, y tomo el amuleto; debo descifrar el mensaje.

A observar detenidamente el objeto puedes encontrar figuras, símbolos sin sentido aparente: un triángulo apuntando arriba, seguido de uno apuntando abajo, una línea recta echa de manera horizontal con un punto en medio es el que sigue, para finalizar con un círculo, que más bien parece un coco.

¿Arriba, abajo, raya, coco?

¿Una palmera, a la que se le caen los cocos en línea horizontal?

¡Ay, por favor!

¿A quién se le ocurrió algo así?

¿No podía solo escribirlo? Estoy segura de que ningún alma tomaría el collar del cachorro que lo usaba. Menos algún humano estúpido iría al infierno a saludar al Cerbero y pedirle su collar prestado. Y los demonios... Suspiro, debo pensar en algo más útil que imaginar cosas sin importancia.

Arriba, abajo, línea, coco.

Quizás de atrás a adelante... 

Coco, línea, abajo, arriba.

¿Sus iniciales?

AALC, no; CLAA.

¿El coco? Ese es Luci, ¿no? Con eso asustan a los niños.

¿Un acróstico? ¿Un lugar? ¿Un evento? ¿Una persona? ¿Un anagrama? ¡¿Qué?!

Un halo de brillante luz roja se abre paso del dije, y mi madre aparece frente a mí.

Sin importar la sorpresa que se abre paso en mí , mi cuerpo reacciona de una forma natural, corriendo hasta ella para buscar cobijo en un abrazo, sentir su calor y su compañía. Su presencia.

El sentimiento se abre paso en mi pecho, y la estrecho con más fuerza de la necesaria, inspiro su olor y entierro la cabeza en su torso. Una incomoda pero muy reconfortante posición.

Ella es quien nos separa luego de besar mi cabeza y frotar su mano en mi espalda de arriba a abajo y me sonreír dulcemente, no sabía que la extrañaba tanto. Yo me acostumbré a ella.

—Quizás pueda ayudar con eso.

Asiento y sorbo la nariz, las ganas de llorar casi me hacen salir los mocos. Me limpio con la mano.

Estoy toda mojada, debo haber humedecido la extraña ropa de mi madre. Ella luce exactamente igual a lo que recuerdo.

Ella mira el dije y una risa brota de ella mientras murmura:

—Claro que él pondría algo así.

—¿Ah?

—Nada, escucha, ¿Dónde es arriba?

Me lo pienso dos segundos.

—¿El cielo?— susurro con miedo a equivocarme.

—¿Abajo?

—¿El infierno? —me mira intensamente, no debe agradarle la idea de que le responda a una pregunta con otra. Cuando se pone tan seria, llega a aterrar. —El infierno.

—La Línea horizontal es el medio, la Tierra.

—¿Y el coco?

Me ignora mientras susurrando,  tiene una charla consigo misma. Una especie de monólogo.

—Arri...por lo que... y una vez que... eso es.

—No lo comprendo.

—Escucha Esmeralda, no tengo más tiempo, debes crear éstos símbolos con tu mano derecha, con el dedo medio mientras repites sin cesar, escúchame y memoriza lo que diré: ni arriba, ni abajo, será en medio dónde la lucha tendrá lugar.

Miro a mi madre y luego el collar, ¿Dónde diantres dice eso?

—¿Lo sabes? Repite lo que dije.

Trago saliva, no entiendo cómo pudo sacar esa frase de cuatro símbolos, no tiene sentido.

—Esmeralda, dilo.

Su voz suena angustiada, con la latiente necesidad de escuchar que repita sus palabras.

—Esmeralda, vamos, ¡Dilo!

Levanto la mirada, observo sus ojos y niego. Un sentimiento de inseguridad se abre paso en todo mí ser, no parecía intentar descifrar el código, parecía que ella lo sabía.

—¿Quién eres?

—¡Repite Esmeralda! ¡Tienes que hacerlo! ¡Hazlo!

Se va desvaneciendo, mientras repite <<aún no, aún no, no lo ha dicho aún. Tiene que decirlo. Tiene que hacerlo>>

Entonces grita.

—¡¡¡DILO!!!

Posteriormente desaparece, y yo caigo en el suelo sentada, aterrada, porque ella no se parecía en lo absoluto a mi madre. Ella, ella era algo diferente, era monstruoso.

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¡BUAAANO! HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY.

¿Hipótesis?

¿Cuándo quieren que actualice?

Comenten 7u7)/

¡Hasta el próximo!

Erika x

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