47. Te llamaré, Ian
Elena
Al final, decido hacer la denuncia. Tiempo después sale Adrián de la cárcel. Todo parece colocarse en su lugar. Hasta el bebé.
Apoyo la mano en mi vientre, poniéndome nerviosa.
—Ya viene.
Rápido, con Adrián nos dirigimos al hospital. Al llegar, en seguida me suben a una camilla y cuando me quiero dar cuenta, ya estoy en uno de los cuartos pujando. La doctora me asiste con total naturalidad, mientras yo estoy inquieta con cada mirada presente.
Ojalá esto sería más rápido.
—Un poquito más —expresa la mujer.
Me agarro fuerte de las sábanas, para hacer el último puje, ya que luego se oye el llanto de un bebé en la sala. Respiro con agitación y traspiro. Me lo acercan, pero prefiero no mirarlo, así que se lo entregan a Adrián.
—Es un niño, felicidades —exclama la doctora feliz.
—Hola, pequeño —Oigo la cálida voz de mi esposo, así que me atrevo a observar la escena, solo por un momento —. Te llamaré, Ian.
El rubio me acerca al bebé y yo giro la cabeza para no verlo más.
—No lo quiero.
—Pero...
—Déjame, Adrián y llévate a tu hijo —Mis ojos se humedecen.
—Entiendo que estás en conflicto con el género masculino, pero es tu hijo, por favor. Estoy seguro de que será un gran hombre, con tu tutela y enseñanza será una persona ejemplar. Elena, solo míralo.
Suspiro y giro mi vista hacia el niño, me sobresalto cuando Adrián lo apoya en mi pecho, así que antes de que se me caiga, lo agarro.
El bebé deja de llorar cuando lo rodeo con mis brazos.
Tú y yo no nos llevaremos bien pequeño, así que deja de mirarme con tranquilidad.
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