34. Maldito mentiroso

Elena

Zaray, mi amiga, me ha convencido para salir, charlar y tomar algo. No puedo seguir encerrada en mi cuarto, al menos tengo que tomar valor y contarle, estoy segura de que ella me entenderá.

Me visto, preparándome para salir. Solo dos veces me he animado a estar fuera de la casa. No sé, me aterra mucho, prefiero estar sola.

Abro la puerta de mi cuarto y la piel se me hiela. Voy a morir, Edel está aquí. Corro rápido a entrar a la habitación otra vez y cierro con traba. Respiro con agitación, apoyando la espalda en la puerta. Oh no ¿Qué hago? ¿Mamá lo dejó entrar? Estoy tan aterrada. Esto es pura traición a la poca confianza que me quedaba.

—Elena ¿Estás ahí? —Oigo su voz y siento que voy a morirme.

Mis ojos se humedecen.

—Vete, déjame en paz.

—Elena, escúchame...

No. No. No.

—No quiero, déjame —Cierro los ojos con fuerza.

—Lo que pasó la última vez entre nosotros, no fue nada malo, lo juro, fue maravilloso, no me odies por eso, yo te amo.

Hago silencio, solo un jadeo de angustia sale de mi boca ¿Cómo puede decir tal aberración? ¿Cómo puede justificar una violación en nombre del amor? Está loco, demasiado.

—Elena... —me llama —podemos arreglarlo.

—No... —Niego moviendo la cabeza y abro los ojos despacio —lo nuestro ya estaba roto, destruido cuando me golpeaste, y cuando me forzaste, no dejaste ni lugar para una amistad ¡¡Yo no quiero verte, Edel, vete!! —grito desesperada y me agacho en el suelo llorando —¡¡Vete!! —insisto.

—Elena, ábreme, por favor —expresa angustiado.

—¡¡Jamás, antes me mato!!

—¿Qué está pasando aquí? —Oigo la voz de mi padre y me paralizo.

Él no sabe nada de lo sucedido entre mi exprometido y yo.

—Buenos días, Señor Richerd —lo saluda Edel —. Elena y yo tenemos una pequeña discusión, nada grave.

¡¿Nada grave?! Maldito mentiroso. No se da cuenta de la gravedad de sus acciones. No puedo creer con quien me estuve a punto de casar.

—Si mi hija no quiere verte, será por algo —expresa mi padre severo —¡¡Marisabel!! —llama a mi madre.

—¿Qué sucede cariño? —Oigo los pasos de ella cuando se acerca.

—No escuchas que tu hija grita ¿Qué clase de mujer estás criando? No puedo ni un día estar tranquilo, que dejas que ella abandoné el trabajo, viva aquí como si nada y encima discuta en mi casa como si esto fuera un conventillo. Arregla esta situación ahora mismo, que tengo mucho de que ocuparme, en vez de estar solucionando tus errores.

—Lo... lo siento, querido —se disculpa y luego se oye el portazo de mi padre cuando se va —. Por favor, retírate —le pide mi madre a Edel, después solo hay silencio cuando él se marcha —¿Elena? —No le respondo así que pregunta otra vez —¿No ibas de tu amiga hoy?

Me refriego los ojos y me levanto del suelo, así que contesto.

—S... sí —Abro la puerta pero antes de que pueda salir me pega un cachetazo —¡Mamá! —me quejo, apoyando mi mano en la zona afectada.

—Que sea la última vez que me avergüenzas delante de tu padre —me reprende y se retira.

Suspiro, entonces me dirijo a encontrarme con mi amiga.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top