Elena

Estoy perdida, todo se acabó, Edel nos ha visto. No sé si siento alivio por la situación o decepción de mí misma, por no haberlo podido evitar. Tengo diferentes emociones encontradas, me desmayaré de la desesperación, estoy frustrada. Ni idea de cómo sentirme en realidad.

—Elena —dice mi prometido y luego mira al rubio —él es...

Alza la mano y se presenta.

—Soy Adrián Rickman, el nuevo instructor de baile —aclara de repente y quedo perpleja.

¿Qué?

Edel mantiene su ceño fruncido, pienso que no le creyó ninguna palabra, hasta que sonríe.

—Ya veo, instructor —Gira su vista hacia mí —¿Para qué quieres uno?

—Eh pues... —Trago saliva.

Ni idea qué responderle, Adrián fue quién me metió en este lío, que él lo arregle, de hecho lo hace, aunque no de la manera en que pienso.

El rubio sonríe con malicia y hasta creo que me asusta esa confianza.

—Si nos disculpas —Adrián me agarra del brazo y Edel vuelve a fruncir el ceño —, aún no ha terminado la clase.

Las mentiras se están yendo al extremo en tan solo un instante.

—No los disculpo —expresa molesto el castaño —, exijo una explicación —Saca a flote su carácter.

Parece muy tranquilo, pero en realidad Edel tiene su lado agresivo, ese que me hizo acabar con la relación la última vez.

Adrián se mantiene apacible y risueño, el enojo de mi prometido no lo afecta en absoluto.

—Verás, la cosa es así, mi alumna —Lo miro raro cuando dice eso y me señala con la mano que no me sostiene —dijo que quería sorprenderte, pero si la sigues interrumpiendo, no habrá sorpresa, ¿o sí? —Se hace un silencio al Edel no responderle, así que Adrián agrega —¿No lo creés así?

—No me gustan las sorpresas —Continua enfadado pero el rubio ni se inmuta.

—Pues esta te encantará —Se gira, se pone a mi espalda y me empuja para caminar detrás de mí —¡Genial! Luego volvemos.

—¡Espera! —Me sonrojo.

Se acerca a mi oído.

—Tú sígueme la corriente.

Esto no es seguir la corriente, esto es manipulación. Exijo una explicación decente de lo que acaba de pasar, maldición.