—No estés triste, Kacchan.

Murmuró nuevamente observando como aquel cenizo se negaba a mirarlo, sentado en su escritorio parecía viajar entre recuerdos.

—Mierda, no debí dejarte ir ese maldito día..— Se lamentó, tomando un par de pastillas contra el dolor de cabeza que había solicitado desde hacia rato. —Todo esto es mi culpa..

—No, sabes mejor que nadie que eso no es verdad. —Mencionó al observar nuevamente esa imagen retratada que había notado apenas entrar en ese sitio. —¿Vas a casarte con Eijirou? No lo culpo, él siempre supo reconocer a alguien valioso.

Sonrió con amargura, claro que se alegraba de que su ex pareja finalmente pudiera rehacer su vida..

Pero aún así..

Es una lástima que no fuera su destino terminar juntos.

—Eijirou pidió verte por la mañana. —Informó, todavía fingiendo hacer cualquier cosa para no observar a aquel pecoso que todavía y más que nunca le hacía tanto daño.

—Está bien, sólo asegúrate de descansar y estar en plena forma para él entonces.

Quizás no era tan mala idea, también había pasado bastante tiempo desde que no veía a ese pelirrojo.

—Descansa, Deku.

Sin poder evitarlo antes de irse acarició la mejilla de ese oji-esmeralda intentando formar una sonrisa, ya no podía estar más tiempo en el mismo sitio..

—Tú también, Kacchan. Espero verte mañana.