—Kacchan.. vamos al parque, ¿si?

Volvió a pedir ese oji-esmeralda acostado en las piernas de aquel cenizo que le daba caricias y simplemente fingía no oírlo porque todavía estaba embelesado disfrutando del momento que pocas veces se daba el lujo de tener al lado de ese pecoso que adoraba.

—Como sea, pero regresaremos pronto porque hoy haré de cenar.

Detuvo sus caricias y observó con atención como su pareja se incorporaba y vestía frente a él sin pudor, eso demostraba lo mucho que había avanzado su relación en esos últimos meses. Estaba disfrutando de la plena felicidad y deseaba que eso no cambiara jamás.

—¿Katsudon?

Aquellos ojos esmeralda que tanto y siempre le habían gustado brillaron con entusiasmo ante la idea, realmente adoraba los exquisitos platillos que preparaba para él y sólo para él.

—Solamente porque no se me ocurre otra cosa, además tienes tanta jodida suerte que tenemos los ingredientes suficientes para eso.

Izuku soltó pequeñas risitas mientras dejaba que su pareja le acomodara la bufanda.

—¿Me amas?

Katsuki ni se inmutó ante aquella pregunta de la cual no había duda en la respuesta.

—Te amo.

Tras aquellas palabras, satisfechos y orgullos.. tomados de la mano, caminaron entre pláticas y leves mimos hasta su destino.

Sus amigos los recibieron con camaradería al verlos llegar.

Media hora tarde, como de costumbre.