⊱ Mistake - Capítulo VIII ⊰
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Los cristales rotos se convierten en recuerdos quebrados. Sin embargo para el fiel amigo de la locura ha de ser la soledad. Esa misma que se aferra a tus memorias y piensa en desaparecer a la muy fiel razón.
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— Aunque no lo creas a veces es bueno ser así.
Resonaron las palabras del blondo en la mente del oji-esmeralda.
Sus brazos no habría dejado libre el cuerpo del ya mencionado, sin embargo no percibían la incomodidad. Compartían la carencia del espacio personal mutuamente, olvidando las cenizas en las que se convirtieron aquellos tormentosos recuerdos.
El azabache liberó un muy suave, y refinado suspiro para poder luego fijarse en la cabellera del rubio.
Parecía sorprenderle como alguien tan apuesto podría resultar ser familiar de personas tan peligrosas como los Hiragii. ¿Impredecible?
Se desconocía aquello, sin embargo un vago recuerdo ronda en su memoria aferrándose a el origen de su existencia.
/ Fue así como la vida se volvió aliada de la muerte para acabar con el caos que la humanidad habría provocado. /
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He de volver al pasado como un simple y vago recuerdo.
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— Buenas noches familia Hyakuya — caballeros llamaron a la puerta para atender a la joven familia.
El primogénito. Y único hijo de la familia, se escondió detrás las piernas de su padre que acompañado de una leve carcajada observó la reacción del pequeño.
Era un niño muy curioso en soledad, pero al verse rodeado de personas que para sus ojos eran gigantes. No reaccionaba de otra forma más que estar espantado.
— Su hijo es muy tímido — mencionó el hombre que sostenía el abrigo de piel de la joven y encantadora mujer.
— Nuestro hijo no suele salir de la mansión, prefiere jugar en casa. — correspondió la mujer mientras arreglaba la desordenada cabellera del niño.
— ¿Mamá nos podemos ir? — susurró el pequeño mientras abrazaba la pierna de su padre.
— Aún no corazón — musitó la madre para luego señalar a las mesas del lugar — ¿Ves a ese niño que está ahí? ¿Por qué no vas a jugar con él parece que también está algo nervioso?
El pequeño asintió y fue en dirección del infante con dificultad. Aterrado por su entorno no dudó en acelerar el paso y quedarse al lado del otro joven.
El infante observó disimuladamente, cada detalle físico del otro, su cabellera cubría parte de sus oídos y un tono pálido resaltaba en su piel.
— ¿Te agrada la fiesta? — mencionó el joven sin realizar contacto visual alguno.
El pequeño dio un sobre salto, respirando con tal descontrol que parecía que de su pecho saldría su corazón.
— No te asustes solo fue una pregunta — respondió el joven para luego toparse con la mirada del menor. No había alegría alguna, en sus ojos. Parecía estar dolido, sin embargo de una u otra forma el pequeño de seis años no podía entenderlo, llevaban seis años de diferencia. Supongo que era una de las causas para no comprender lo que sucedía a su alrededor, y así aferrarse a la más común pregunta, ¿Por qué?
— Me llamo Mikaela Hiragii.
Mencionó el rubio que posiblemente tenía doce años de edad.
El pequeño no correspondió a responder en el instante tal vez porque se sentía aterrado por completo por el bullicio y el gran número de personas que había en ese lugar, que sin duda alguna no perdía la elegancia en escena.
— ¿Cuál es tu nombre?
Preguntó curioso el jovencito, para luego recibir un amistoso estrechar de manos proveniente del pequeño azabache.
— Me llamo. Yuichiro. Yuichiro Hyakuya.
— Lindo nombre Yuu-chan.
Una sonrisa se notó del rostro del joven. Y que a pesar de ser muy pequeño, el azabache quedó completamente encantado por esa misma.
Este correspondió a sonreír con gracia. Logrando así olvidarse de su entorno en el que se veía amenazado en ese instante. Y sintiéndose a gusto con la compañía que aquel entonces joven rubio le ofrecía.
/ El dolor es un vago y solitario espíritu capaz de llevarse aquellos puros recuerdos. Y sumergirte en la desesperación en donde suplicarás por la visita de la muerte. /
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Siempre hay una razón para retornar a la realidad en busca de una respuesta.
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— ¿Yuu-chan? ¿Te sientes bien?
Muy suaves palabras resonaban en la cabeza del joven azabache hundiendo su alma al purgatorio al que llamaba recuerdos.
— Yuu-chan...
—¿Qué tan miserable puede ser la vida con nosotros? — se escuchó como las palabras brotaban de los labios de este — ¿Qué tanto nos puede querer Dios para merecer esto?
— No digas eso... —prosiguió perplejo — Necesitas reposar...
— ¿Acaso alguien podrá amarme después de lo que hice?
/Fue como el arrebato y la lujuria intentaron corromper a un alma pura. Sin percatarse de que esta escondía ya. Un corazón sucio. /
Los delicados labios de un apenado de cristalinos orbes zafiro se posaron, como mariposas en flores. En los del azabache.
Aquel blondo acariciaba las suaves y finas mejillas de este para tomar su mentón y mirarlo mientras que opuesto llevaba la mirada oculta.
/Fue como el demonio lascivo intentó apoderarse del ya corrupto corazón del alma quebrantada. /
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Hola...
A causas de estar en la preparatoria para la Universidad, no he podido actualizar mis historias con mas frecuencia. Las tareas, clases, los temas, y los exámenes, se volvieron una complicación que pocas veces me permitían actualizar más las novelas...
Pero ya estarán listos no se preocupen por ello, ya estará listo.
Soy "Panqui. Smile ツ" y gracias por leer.
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