⊱ Mistake - Capítulo V ⊰
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Y el silencio, volvió a invadir instantáneamente, un acto muy insensato. Sin embargo era lo único que podían tomar con arma en defensa a sus actos.
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[Advertencia - Capítulo corto]
[...]
Fue cuando la puerta fue azotada desde el otro lado que dirigía al exterior. Aquella rubia estaba hirviendo en ira, sin embargo ella debería estar acostumbrada a tales comportamientos o tal vez los demás no estaban familiarizados con su personalidad explosiva e impulsiva.
Para ambos jóvenes resultó chocante aquella incomoda escena, lo que provocó que el silencio por segunda vez consecutiva se arriesgara para apuñarlos por la espalda.
— Te sientes bien. — proporcionó una dosis alentadora aquel azabache de esmeraldas preciosas— Ella me da miedo.
Una carcajada aparece al instante en la habitación, gracias al blondo, contagiando a aquel muchacho que aún estaba muy tenso por lo sucedido.
— Ya te acostumbrarás a ella. Descuida.
Apoya su espalda en la cabecera de la cama y aún el pobre oji-zafiro no lograba sentir comodidad alguna. Eso pudo captar en el preciso momento el azabache, que sin dudar ni un segundo decidió tomar una almohada que fue lanzada por aquella rubia de mal carácter al instante de haber sido traído aquel blondo.
— Te ayudo.
— No.— se niega a que este acceda a hacer una buena acción, la expresión del rostro de aquel oji-esmeralda se vuelve afligida añadiendo melancolía que afectó al instante a aquel rubio. Como si se tratase de una enfermedad contagiosa— De todas formas tenemos que bajar.
— Yo creo que ella puede esperar. — aquel joven de amenas esmeraldas redució el tono de su voz en un murmullo. Enterneciendo al joven herido.
— ¿ A qué te refieres con eso?— una expresión que cuestionaba las palabras del azabache, poco habitual en el mismo rubio, pero un tanto atractiva y sensual para el joven que sin más que responder llevó la mirada a sus rodillas con una pequeña proporción de tonos carmesí en aquellas mejillas que guardaban similitud a las de una muñeca de porcelana.
Trasladó una de su mano izquierda al cuello suéter azul que llevaba puesto, que sin comentar irónicamente le quedaba perfecto. Para el blondo le resultaba poco sorpresivo puesto que tal vez alguno de sus "conocidos" le habría ofrecido una vestimenta nueva. Sin embargo el oji-zafiro desvió sus pensamientos centrándose en el azabache que había lanzado la prenda al filo de la cama, y sin observar aquella expresión estupefacta del blondo, prosiguió a tomar camino desabrochando los botones de su camisa.
— Espera. Yuu-chan, ¿Qué intentas hacer?— el blondo pudo sentir como sus mejillas ardían, y por alguna extraña razón podía escuchar que tan de prisa palpitaba su corazón.
— Pues yo...— hizo una larga pausa evitando hacer el mínimo contacto visual que lo pondría aún más nervioso— Yo quiero... agradecerte...
— Con un gracias basta, no crees.
— Bueno... Alguien me dijo que las palabras no bastaban para asegurar si alguien está satisfecho.
— No me digas.— un tono que probablemente resultaría irónico se presentó en respuesta del comentario del azabache, que estaba a punto de romper en llanto por la vergüenza.
— Es verdad, Asura me lo dijo...
— Claro que te creo, Yuu-chan. — volvió a responder de forma poco seria.
— Es cierto.— su mirada cristalizada a no poder más retener las lagrimas causa del sofoco y lo poco que podría escucharse obligó a que el blondo apreciara con tal asombro un hermoso rostro lleno de temor y soledad.
Una belleza única que solo se exhibe por razones de la tragedia y el dolor.
— Está bien. — reapareció una curva suave en los labios de aquel blondo, para poder levantar su mano y acariciar la parte superior de su cabeza y desordenar algunos mechones del oji-esmeralda— Pero sabes. Sería muy lindo que cuidaras tu virginidad para alguien que valga la pena...
Un aura confusa se presenta en el ambiente, cambiando la expresión del azabache repentinamente.
— "¿ Qué habrá querido decir con eso...?" — los pensamientos de aquel oji-esmeralda cuestionaron lo que habría mencionó— "Con decir para alguien que lo valga. Si él es perfecto..."
Una sustancia transparente resplandeciente se deslizaba por sus mejillas dirigiéndose a sus labios, humedeciéndolos al instante. Aquel blondo lleva la yema de su pulgar a la mejilla de este, para poder limpiarla, siendo sumamente confiable y delicado.
— Nunca vuelvas a dejar caer una lagrima.— lleva ambas manos al rostro del chico, acariciando impredeciblemente sus mejillas, mientras que estas volvían a tornarse rojo carmesí. Un muy intenso color que lucía junto a su mirada de amenas joyas esmeralda— No quiero verte así, jamás. Promételo.
El menor asintió muy fino y suavemente. Sonriendo ligeramente a tal acto de confianza que le habría proporcionado aquel joven de zafiros encendidos. Una muy suave curva en los labios apareció, pero era muy diferente. Similar a la forma en como apreciaba su mirada a la del indefenso azabache...
— "Sus ojos..." — guardó para así aquel instante, mientras que las venas de su organismo hervían y llenaba de sangre sus mejillas, sin embargo eso no le importaba. era muy poco notable para él— "Son hermosos."
Se repetía una, y otra vez. Sin que el blondo dejara el rostro del azabache, y sin que este mismo menor dejara escapar ni una sola palabra.
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