⊱ Mistake - Capítulo IX ⊰


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Si. Alguien pudiera amar tanto se volvería loco y terminaría solo... Pues no existe el amor de cuentos de hadas.

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[...]

El azabachado joven se aferró al muchacho de orbes zafiro, mientras mantenían un largo y cálido beso.

Sus mejillas habían tomado posesión del rojo carmesí acentuandose.
Mientras una delicada sonrisa apareció en la comisura de los labios del rubio.

El muchacho al mirarlo pudo sentir de nuevo esa ansiedad después de que este haya sido besado, esa maldita ansiedad que no lo dejaba en aquel momento pensar con claridad, hasta que se lograra dar cuenta de que habían caído en el silencio.

— Yuu-chan — lo nombró con una dosis de sutileza y calma — No has dicho ni una sola palabra. Han pasado casi dos horas.

El azabachado al escuchar las palabras se quedó petrificado si poder creer lo que estaba pasando.

"DOS HORAS"

Mencionó el chico en sus pensamientos para así recostarse en la cama, no sintió que el tiempo le estaba jugando una mala pasada.

Es más ni siquiera el tiempo es aliado, y no ha de tener piedad con nadie.

Volvió a verse aquella sonrisa en los labios del joven adulto de orbes zafiros.

Esta vez el azabachado lo notó, para así sentir como la sangre volvía a hervirle en las mejillas.

Creo que deberias buscar a tu hermano... — dijo el muchacho, pero no contó que ese sería el peor error que pudo cometer.

Mikaela solo se detuvo a responder con una corta negación, un tanto frustrado, algo que intentaba ocultarle al chico de preciosas esmeraldas.

Pero era inútil. No era tan estúpido para no ver lo que le sucedía al blondo.

— ¿Por qué odias a Shinya? — mencionó en un tono bajo y bajando la mirada hacía las sábanas preocupado — Él lo está intentando todo. ¿Por qué no quieres escucharlo?

"¿Escuchas eso?"  — volvió a presentarse la conciencia del blondo en sus pensamientos — "Aquel pobre infeliz se cree todo lo que le dicen"

Cada vez que aparecía...
Cada vez que lo escuchaba...
Simplemente era para burlarse de aquellos defectos de las personas, su conciencia se había convertido en un terrible demonio que en compañía de un mal humor, no era buena idea juntarlos a ambos...

Mikaela quería evitar las ansias de golpear a alguien imaginando que se trataba de su hermano. Pero aquel pedido se hacía cada vez más presente que no se fijó que el azabachado estaba en frente de él.

El solo veía a su hermano. Veía a Shinya frente a él.

Fue así como no tardó segundos para poder impactar con fuerza su puño en una de las mejillas de azabachado.
¡Mikaela! — este retrocedió con demasiado miedo al caer al suelo pegando su espalda contra la pared.

¡Tuve que soportar el echo que me abandoras, me convertí en esto por tu culpa! — empezó a patearlo, sin notar que le estaba hiriendo al de orbes esmeraldas hasta que no tardaron en romper la puerta e ingresar.

— ¡¡Mikaela!! — el pelirrosa atrapó al blondo para que no siguiera con su cometido.

Mientras que el muchacho de cabellera lila tomó al azabachado joven para llevarlo en brazos de nuevo con Mitsuba.

— Reacciona maldito idiota — este empezó a liberarlo lenta y cuidadosamente, era un monstruo al notar su fuerza y la ira que lleva consigo.

Pero...

Cuando se de cuenta de lo que le hizo al chico, podría decirse que no aceptará un perdón.

[...]

⊱ ¿Es así como ha de terminar la pelea? ¿Acaso tan fácil es rendirse? ¿Por qué no pelear? ⊰


— Shinya — musitó el azabachado adulto al notar que ae aproximaba y sin verlo venir de él.

Recibió un fuerte impacto en su pómulo derecho, tan fuerte que no notaba que una línia roja rubí que poco a poco se hacía más grande se dsalizaba por su mejilla con su de lagrimas se tratasen.

Notó que alguien lo acompañaba, pero no era cualquier persona. Era una mujer de hebras purpuras y de mirada burlona y traviesa.

Si, era nadie más, ni nadie menos, Mahiru. Quien estaba sentada en el copiloto del auto del adulto amatista.

— Eres un maldito canalla, ¡Toda tu familia, son unos cobardes! — elevó la voz, no le importaba que habrían personas en el estacionamiento, solo quería desahogarse.

— ¡¿ De que hablas?!

— Ichinose.. Guren Ichinose... ese apellido no te es familiar, ¿eh? — arrodilló casi al borde del llanto, el de orbes amatistas lo pudo lograr ver así por primera vez. Shinya siempre se mostró fuerte y a la vez relajado, pero ahora estaba solo, no sabía en quien confiar después de haber escuchado al muchacho.
No podía ocultar la rabia y cólera que sentía, y aún peor...

Se sentía apresado por tener que escoger a la persona que amaba o el hermano que sentía un profundo odio hacia él.
Shinya puedo explicar...

— ... — el albino no respondió, evitó que lo hiciera, sabía que de su boca saldría pretextos, justificaciones, y disculpas. Era un papel memorizado cada palabra, era el mismo discurso solo que...

Sin un cartel en frente el cual puedes guiarte.

— Se acabó Guren. — intentó mostrarse fuerte en aquel entonces, por dentro estaba muriendo.

— Espera Shinya. Ni siquiera me dejas explicar.

— Y, ¿Qué mierda quieres que escuche? ¿La misma madre que no dejas de repetir? — fue así como decidió ponerle fin a la discusión en — vete a divertirte con ella, maldito miserable.

Shinya siguió su camino en dirección opuesta al azabachado. Por más que le gritaba, era inútil, él estaba atrapado en sus pensamientos, lleno de dolor, se sentía el ser más miserable pues...
Amó demasiado como para poder creer lo sucedido.

Lo engañó más de una oportunidad simplemente con buenas intenciones, sin embargo esta vez fue diferente. En vez de robarle una sonrisa, le robó parte de su alegría.
Sintiendo que cada sacrificio que hizo por él fue en vano.

[...]

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Damas y caballeros. Este ha de ser el dolor tras haber amado. Anhelan tanto que se hacen presos de sus sueños, los vuelven miserables y sin usar cadenas se vuelven esclavos de dolor. Ese mismo demonio que te lleva a cometer blasfemias.

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— ¿Por qué no le dijiste la verdad? — conducía el adulto mientras la joven de cabellos purpura no dejaba de carcajear.

A mi no me corresponde ello, después de todo me buscaste a mí para terminar el sucio trabajo y así será, los terceros sobran en sus estúpidas relaciones amorosa — se recostó en el respaldar colocando sus brazos en la parte trasera de su cuello mientras sonreía de oreja a oreja, por una parte ella disfrutaba de esa discusión.


[...]

Caminaba por las calles, era media noche así que nadie lo podía ver. Su mirada cabizbaja y perdida en la culpa y la tristeza cubría su rostro como si fuese una máscara.

Estaba unos pasos para llegar a casa, pero se desvió del camino y se dirigió a la autopista, algo que alguien logró notar.
Shinya no sabía que era perseguido por un pelirrojo azabachado, no lo notaba pues estaba atrapado en sus pensamientos.

Los autos no se aparecían en ese instante así que se aproximó al borde del puente para mirarlo por solo una vez, sintió como el viento acariciaba sus mejillas secando las lagrimas, mientras que su cabello era desordenado.

Una leve sonrisa se mostró en la comisura de sus labios. Hasta que escuchó..

— Dile a tu novio que no se atreva a meterse con nosotros — Shinya no pudo ver de quién se trataba, sintió como su cuerpo era abalanzado bruscamente hacía el frente, sus pies ya no tocaban el suelo.. el agua estaba muy fría y el impacto le causó un golpe en la cabeza y en la espalda...

Shinya ya no podía ver, no escuchaba nada, solo era arrastrado por el agua que aún con poca profundidad era arrastrado por la corriente...

— ¡¡Shinya!! — el azabache gritó con fuerza sin notar que su voz se hacía cada vez más rasposa, para conseguir ayuda y así fue...

.

Sin embargo, posiblemente este alejado de ser salvado de la muerte.

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