Un pacto de sangre
Aquella noche sombría, aquella en que la lluvia caía con gran violencia sobre la tierra, el replicar del golpeé de cada gota de lluvia y el techo de aquella mansión y los relámpagos de fondos era lo único que podía oírse en toda aquella mansión.
En medio de la sala se encontraba el charco de la sangre de María y su hija Estefanía que habían sido asesinadas esa misma noche por Melquisedec, el principe Alan tras tres horas terminó de escribir su libro de conjuros aplicando todos sus conocimientos en magia y alquimia todo con el fin de lograr traer a su amada María a la vida nuevamente.
Le tomó cerca de 3 horas, no cesó ni un solo segundo de escribir palabras tras palabra, tras terminar gotas de sangre surgían de entre los poros de su manos del enorme efuerzo continúo de escribir sin descanso, pero logro terminar el grimonio también conocido como el libro de las sombras solo quedaba algo por hacer.
Alan tomó el libro en sus manos y se dirigió a la sala donde yacía el cuerpo de su esposa y su hija en medio de un charco de sangre tomo primero a su esposa y la llevó hacia una de las habitaciones del segundo piso colocándola sobre la cama y posteriormente la envolvió en sábanas de lana blanca que ella misma había confeccionado mientras vivía, posteriormente bajo y tomo el cuerpo de su hija Estefanía y la llevó a la misma habitación colocándola en la otra cama disponible en la habitación y la envolvió en una delicada sabana de lana color rojo carmesí.
Posteriormente Alan volvió a bajar las escaleras, salió hacia el patio de la mansión para buscar la cabeza de su hija la cual Melquisedec había tirado a sus lobos en medio de la lluvia y la oscuridad, Alan logró encontrarlo, la cabeza estaba llena de mordeduras causada por los lobos y ya no tenía uno de sus globos oculares, como se encontraba Alan la tomo y la llevó dentro de la casa colocándola junto al resto de Estefanía.
El rostro de Alan ya no mostraba ninguna emoción, era como si sus lágrimas se hubieran terminado, su manos y su cuerpo estaba lleno de manchas de sangre de su esposa e hija.
Alan entonces decidió sacrificar su alma eternamente por tener un tiempo más con la dueña y razón de su existencia María y su amada hija, hizo lo que ningún hombre había hecho jamás en la tierra de Abigon recitó el conjuro prohibido.
Alan como un cuchillo muy antiguo que tenía en su posición y corto sus muñecas para producir un sangrado, tomo una copa de plata de las que había traído de casa su padre Melquisedec antes de huir de él, vertió sobre ella su sangre extraída directamente de sus muñecas, luego de haber llenado aquella copa con su sangre dibujo con ella en el piso una inscripción para invocar a los ejércitos de infierno a su favor.
Con su sangre dibujo la inscripción a Lilith, reina de los vampiros para negociar a cambio devolver a la vida de su esposa e hija.
Escribió sobre un lienzo la siguiente inscripción:
"Lilith, Layil, Ardat-Lili, Laylah"
Y entonces ante él, apareció Litith, la reina de todos los demonios infernales y de los vampiros.
Lilith: ¿Para que me has perturbado? ¿Por que me has invocado a este lugar tan indigno de una diosa?
Continuará.
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