Capítulo 26

— ¿Resultó? — asiento.

— Está todo bien escondido, son cámaras muy pequeñas para ser localizadas — Contesta Vladimir.

— Perfecto. Sí nuestro "querido" padre planea algo, necesitamos saber que es y estar alerta — concuerdo con ella.

— De acuerdo. ¿Necesitamos algo más? — pregunté.

— Tu amigo el agente...

— Lo veremos mañana. Vladimir y Luka vendrán con nosotros, para no levantar sospechas — asiente.

— Dylan es de fiar. No tienes que dudar — le comenta Vladimir.

— Ok. Bueno, ahora vayamos al Rostov. Necesito un buen trago. Por cierto tengo una petición para ustedes — nos mirá atentamente — Quiero que presenten su proyecto de grupo con Atala, este viernes —

— ¿Este viernes? — asiente rodando los ojos — ¿No se supone que es tu concierto? — intento zafarme del compromiso.

— Así es y quiero que abran el show para mi. Claro, que con una condición — conozco esa sonrisa.

— ¿Cuál?

— Yo quiero formar parte de ese número. Todos ustedes me han hablado de lo bien que va y por lo que vi la otra noche en el Rostov. ¡Vaya! Quedé encantada. Hacen muy buena mancuerna musical con Atala, sin mencionar que es la estudiante más aplicada y que lleva adelantada su composición. Esa chica tiene un enorme futuro — dice orgullosa de ella.

Casi... Casi puedo sentirme celoso de Atala.

Como si fuera para tanto, pero he de admitir que es buena en muchas cosas. ¡Rayos! Mi cuerpo reacciona al recordar lo sucedido en el armario de limpieza. Con gusto lo haría otra vez.

— Por mí suena genial — sonríe Vladimir.

Ya que mi hermana ha tomado la decisión, tendré que acceder — De acuerdo, pero tendré que preguntarle a ella y...

— No te preocupes por eso hermanito. Ella accedió con genuina gratitud e incluso ya me mandó las partituras. Te advierto y te aviso que el jueves hay ensayo para todos. —

No me queda de otra más que acceder.

— Pues si no hay más que decidir, que se haga — Ina sonríe.

Como odió esa sonrisa de victoria.

— Les diremos a los chicos — Ina asiente y me abraza.

— Por fin podré hacer lo que tanto soñé. Sabes que te adoro ¿Verdad? — sonríe radiante.

— Lo sé y yo a ti — me inclino y beso su cabeza.

— Bueno, Bueno. Vámonos ya. Me darán diabetes — nos reímos.

—¡Anda! ¡Vamos! — Ambas ruegan por séptima vez.

— No seas amargada, además no tienes de que preocuparte. Ina te escogió y la presentación será como un ensayo — Dice Ekaterina.

Me había negado ir con ellas al Rostov, pero como siempre, no se puede con esas tres. Yo quiero estar concentrada en el concierto y adelantar tareas, aunque eso ya lo hice. Últimamente no me he sentido concentrada, mi mente reproduce una y otra vez la conversación de Ina e Irina, no puedo dejar de pensar en ello y en ese chico de ardientes ojos azules.

¡Por Dios!

— ¡Está bien! pero, regresaremos temprano ¿De acuerdo?

Las tres asienten, tomamos nuestras cosas y salimos del departacuarto.

— ¿Supieron lo de Irina?

La miro atónita, si ellas se enteraron de algo, quiero saberlo. Ellas son como los noticieros.

— Para nada ¿Ahora que le ocurrió?

— Resulta que ha terminado su capricho por Andrya. Nadie sabe el por que, pero escucharon que Irina, dijo que esta interesada por el director. Osea, todos sabemos que Román es hermano de Andrya, pero ese repentino interés, es muy raro.

— Pienso igual que Svetlana, algo trama esa chica y no ha de ser algo bueno.

Harriet me mira, yo ignoro esa mirada que me da. Ella ha de pensar que es por mi y eso es algo que realmente dudo mucho,

— Me da igual. Sinceramente, tanto, Andrya como Irina, son tal para cual. Yo solo espero que esa mujer, no la agarre contra mi.

— Pues ten por seguro que el odio que ella siente hacia ti, no va acabar nunca. Ya todos saben lo del concierto que tendrán la banda y tu, con la hermana de Andrya, Seguramente irán a verlos y posiblemente ustedes obtendrán la calificación mas alta con el Profe. A ella no le gustará nada que tú seas el nuevo centro de atención, pero ya sabes cómo es ella, no te preocupes por nada. Nosotras iremos a darte ánimos.

— Gracias, chicas. En verdad lo aprecio mucho.

— Por ello es que queríamos sacarte de tu encierro, para celebrar contigo y los chicos — Sonríe Ekaterina.

— ¿Que tramaron? — Entrecierro los ojos.

— Ya lo veras.

Al llegar al Rostov, veo que llegamos al mismo tiempo que Andrya e Ina y con ellos viene Vladimir. Andrya me mira como siempre, con esa seriedad y frialdad que destila siempre que estamos cerca, ni siquiera una sonrisa me es de vuelta. Debo decir, que ya me acostumbré, pero siempre es la misma sensación de incomodidad, cuando estoy con él en el mismo lugar. Nuestros dos amigos me abrazan y sonríen cuando me ven.

— Bien. Antes de entrar, tenemos algo que decirles — Ina, Kate, Svetlana y mi loca preferida, Harriet, se paran frente a la puerta impidiendo el paso de nosotros tres — Esta es una sorpresa para toda la banda, incluida nuestra querida amiga; Atala. Pasado mañana tendrán una maravillosa noche, que destacara su increíble talento y que también lo reconocerá. Lo planeamos con mucho amor y cariño, algunos miembros de la banda, ayudaron y de hecho ya están adentro, así que no los culpen, estaban amenazados para que no dijeran nada — Concluye Ina.

— ¡Ya quitense! ¡Quiero ver! 

Reímos ante el comentario tonto de Vladimir.

— ¡Desesperado! pero, está bien. Bienvenidos.

Al entrar, somos recibidos con una gran ovación de aplausos y gritos. El Rostov está decorado a forma de fiesta y al parecer solo está abierto para nosotros está noche. El hombre que sé que es el dueño, se acerca hasta  el iceberg y lo felicita al igual que a Vladimir. En el escenario hay una gran pancarta que dice "Felicidades" en inglés y en Ruso. Puedo reconocer algunos rostros y por lo que veo, son compañeros de la academia y maestros también.

— ¿Que hacen ellos aquí?

Le pregunto a Harriet al ver que los hermanos Novikov están presentes.

— Nadie les pudo impedir el paso. Lo siento, pero olvida que ellos están aquí y disfruta.

Será difícil y creo que no soy la única que se molesta con la presencia de esos dos, pues Andrya le pregunta molesto a su hermana y ella lo tranquiliza. Vaya. Al parecer esos dos no hacen nada bien por qué nadie los quiere presentes.

— Tienes razón. ¡Celebremos!


Todos lucen contentos y divertidos. Bailan y cantan a su manera en un karaoke improvisado que realizaron las chicas. Por primera vez desde que estoy aquí, me siento cómoda. Ver a Ina y a Andrya, me hace pensar en mí hermano y en toda mi familia, los extraño demasiado y por los proyectos, ni siquiera he podido marcarles. Estoy preocupada por Jordan, pero confío en que sus ineptos amigos lo cuiden.

— No pareces contenta. ¿Necesitas más atención de la que estás acostumbrada?

Ruedo los ojos y lo encaro.

— ¿Que quieres Novikov?

— Ya te dije. Aléjate de él y de todo su club patético. Eres más inteligente que Andrya, no te conviene seguir con ellos.

— Esa es mi decisión — Alexey me mirá con disgusto — Preferí no decirte nada, por qué deseaba pasar esta linda celebración en completa paz, sin embargo, mi paciencia llegó a un límite.

— No me hagas reír, pequeña — intenta tomarme de la cintura pero lo esquivé rápido — Conmigo no sé juega.

— Ni siquiera estoy jugando contigo. Sí te das cuenta, ni siquiera he intentado entablar amistad alguna contigo, no me caes bien, de hecho a nadie le caes bien. Así que hazme un favor y lárgate del lugar ¡Ah! Y llévate a tu hermana.

Su rostro cambia inmediatamente y he de decir que me ha dado miedo de lo que esté pensando.

— Me iré, pero no por qué me lo digas tú. Disfruta tu breve momento, ahora estás bajo la mira por tu amiguito — señala al iceberg — No creas que no sabemos lo que él trama.

— ¿De qué hablas loco? — sonríe y dando medía vuelta, sale del Rostov.

¿Que fue eso?
¿La mira?

— ¿Todo bien? — Ina se acerca a mí — ¿Que te ha dicho?

— ¿Huh?

Ella me pide con la mirada que le expliqué lo que ese idiota me dijo.

— Nada de importancia — al parecer mi respuesta no la deja tranquila, pero no me insiste.

— Bueno, no le hagas caso. Sabes de sobra como es — asiento — Olvídalo. Vamos a bailar.

Le digo que no y ella se va sin decirme nada más.

— ¿Estás bien?

Brinqué de susto al escucharlo. Estoy tan confundida por lo que Alexey me dijo que mi mente solo está reproduciendo, sus palabras.

— Que susto me diste — le doy un trago a mi copa.

— Disculpa, no era mi intención — dice serio. De hecho es su tono de voz normal.

— No te ví, por eso me asusté.

— Estás muy tranquila, no es algo normal en ti. Se supone que debes estar bailando y riendo como tu amiga, es un festejo en tu honor.

— Nuestro honor — recalcó el nuestro — Y la verdad es que no tengo ganas de bailar.

Toma asiento frente a mi.

— Pensé que estarías contenta por ésto — su mirada me dice que está confundido.

— No me malinterpretes, estoy contenta, pero por mi logro y el de ustedes.

— No lo pareces — da un sorbo a su vaso.

— No es nada — levanta su gruesa ceja — Solo extraño a mi familia.

— Al parecer, tienes una familia aquí — señala a los chicos.

— Los aprecio, pero es difícil estar lejos de casa y es más difícil, cuando tengo que lidiar con un ruso bipolar, que solo gruñe y se enoja por todo lo que hago.

— No gruño... Mucho — me río.

— Lo haces y siempre tienes esa cara de come mierda, cuando estamos cerca — frunce el ceño — Sé que no soy de tu agrado, pero en verdad es molesto que siempre me veas con enojo. Ni siquiera me conoces y me creas una niña mimada. ¿Podrías por lo menos fingir que te caigo bien? Te juro que si lo haces, no volveré a molestarte y tampoco volveré a tener sexo contigo. No es que me haya obsesionado con eso, pero al parecer es algo que se suma a la lista que tienes en contra mía.

El vómito verbal tuvo que salir. Bueno... Ya no puedo volver el tiempo atrás.

— No puedo — contesta sin verme a los ojos.

— ¡Genial! Pues, ¿sabes qué? No me dirijas la palabra, solo limitaremos el trato por lo que queda del proyecto y el semestre. No pido más ¿Ok? Tú vida fácil y la mía también, así de simple ¿No crees?

— ¿Puedes callarte? — le golpeó el brazo — Habló en serio, niña. No puedo por qué yo quiero repetir lo del armario.

¡Mierda!

Y sin sabes por qué, comienzo a reírme.

— ¿Que te da gracia? — me mirá molesto.

— Tú. Tú comentario... ¡Ay Dios! — intento calmarme, pero creo que mi estrés está saliendo en risas.

— No puede ser — rueda los ojos.

— No te creo nada — dando un fuerte suspiro, me logré tranquilizar y hablar — Desde esa ocasión me odias, así que no te creo nada y...

Se levanta, me toma del brazo y soy llevada afuera del bar por él. Cerré la boca por completo y a trompicones lo sigo. Paramos al llegar a la parte trasera del Rostov, me topa con pared acercándose peligrosamente a mi. Mis mejillas seguramente están sonrojadas, agradezco a la oscuridad que oculta bien mi sonrojo.

— No me vayas a matar.

Me apresuré a decir.

— Tranquila, no lo voy a hacer con un cuchillo — murmura cerca de mi boca.

— ¿Hacer qué?

— Matarte — gracias a la poca luz qué da un foco que ilumina el callejón, puedo ver su sonrisa, perfecta. La primera que veo de su parte, una sonrisa sincera y burlona.

— Hablaba en broma.

Toma entre sus dientes mi labio inferior y lo muerde. Solté un jadeo.

— Yo no.

Toma mis manos y las pone por arriba de mi cabeza, una de sus manos acaricia mi cintura por encima de la campera y pasa por mis caderas, acercándome a él, para así sentirlo.

— No juegues con fuego, niña — baja a mi cuello y le da un pequeño mordisco.

— ¿Y que sí quiero quemarme?

Mi respuesta hace que él me miré y sonría de lado.

— Ya estás advertida — me reí — Vámonos de aquí — asiento.


— Con llevarnos bien, no me refería a ésto — me acomodo en su pecho.

— Pues hace un rato no te quejabas.

Reímos los dos.

— ¡Ay ya! — alcé la vista para mirarlo — Solo espero que mañana no vuelvas a ser el mismo idiota de siempre.

— Te prometo que no seré grosero contigo — asiento — Aunque, quiero aclararte algo — se levanta y por obvia razón tengo que hacer lo mismo.

— Soy toda oídos — me mirá seriamente.

— No busco una relación, ni contigo, ni con nadie.

Debo admitir que no me gustó sentir como mi estómago se asienta al escuchar tal declaración.

— No soy hombre para tí.

Ruedo los ojos.

— Andrya, no me lo tomes a mal, pero yo ni siquiera te estaba pidiendo una relación amorosa y mucho menos flores y chocolates — frunce el ceño — Si no más recuerdo, te estaba pidiendo que no hicieras cansado la convivencia contigo y te entiendo, yo tampoco lo busco —

Mentirosa.

— Entonces, ambos estamos de acuerdo con ello — asiento.

Me levanto por completo de la cama y comienzo a vestirme.

— ¿A dónde vas?

Me pregunta con esa misma voz de mierda que me fastidia.

— A mi departacuarto. Entiendo que no somos, ni seremos nada, pero tampoco podemos volver a repetir ésto — me giro a verlo.

— Eso decías antes.

— Ahora es muy distinto. Eso sí, solo te pido que por lo menos finjas que te caigo bien y por favor... — recuerdo lo que me dijo Alexey — No me metas en tus líos que tengas con los Novikov.

— Con... ¿De qué Rayos me estás hablando?

Se acerca medio vestido hasta mi.

— Alexey me dijo que me alejará de tí,  no es la primera vez que me lo dice, pero estando en el Rostov, me dijo que sabe lo que estás planeando y que sí no me alejó de ustedes, saldré lastimada, que estoy en la mira.

Cuando termino de decirle, él cambia de color y su rostro muestra enojo. Gruñe y despeina más su rubio cabello.

— ¡¿Me puedes explicar que te pasa?!

Habla en Ruso un montón de cosas que no logro entender, claramente por qué aún no sé mucho del idioma.

— ¡Nada! — se pone la camiseta y su campera negra — ¡Vamos! Te acompañaré.

Tomo mi chaqueta y salgo a trompicones de su cuarto. Tiene un departacuarto como el mío.

— ¡Andrya! ¡Explícame! — le grito desesperada.

— ¡¿Que diablos quieres saber ah?!

La puerta es abierta de un empujón y por inercia doy un brinco hacia atrás. Un señor mayor, que al verlo luce a mi parecer muy familiar. Su mirada va de mi al iceberg que está tenso y que se a plantado frente a mi.

— Andrya — el solo escuchar al hombre me he puesto nerviosa — ¿Quién es? — eso sí que le entendí.

— Una amiga, ya sabes — eso también.

— Necesito hablar contigo — me mirá y sonriendo con malicia se dirige a mi — Que tenga una linda noche — lo dijo en inglés.

Yo solo tome con fuerza mi chaqueta y salí del cuarto de Andrya. Menos mal que estábamos en los edificios de los dormitorios. Dios. Pensé que estaba frita y ahora pensándolo bien, es el señor con el que me tope sin querer en el centro comercial. Su padre. Diablos.
No creo lo que estoy pensando, pero Alexey tiene razón y ahora no sé en qué me metí.




































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Sigan disfrutando de está hermosa novela y nos vemos hasta la próxima actualización.

Los amo.

😘😍

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