7. La comida como material conductor.
—¿No puedes invitarme algo de tu comida?
Amity se encontraba apoyada sobre la barra mirando a Ghost comer su cena. Había regresado tarde a su hogar, se distrajo en el camino cuando vio que una pastelería inició una temporada dedicada a los gatos; postres en forma de gato, galletas con las diferentes razas e incluso una sección completa de pasteles especiales para gato.
¿Compró algo? No, pero definitivamente disfrutó ver la mercancía.
Aunque se arrepintió cuando llegó a su departamento y vio en la cacerola la pasta mal hecha de la mañana. No lo pensó dos veces y la botó a la basura.
De nuevo, no tenía más comida.
Husmeó su alacena encontrándose; dos rebanadas de pan integral, un tarro de sal casi nuevo, azúcar y café instantáneo, mientras que en su refrigerador solo tenía; dos limones casi secos, dos tomados, un pedazo de cebolla y tres huevos. Se regañó mentalmente por no hacer las compras y que todo lo que tenía de "bueno" para una comida decente se había desperdiciado en su desastrosa pasta.
"Puedo saltarme la cena, no es tan necesaria", pensó resignándose. Mientras, abrió la comida húmeda de su mascota, al menos alguien del departamento sí comería bien.
—No, no me gusta el hígado, no en esa presentación —suspiró dejando en paz a Ghost y comenzando a prepararse un café.
Ser investigadora acapara muchas horas del día, a penas recuerda hacer cosas necesarias como el super, por fortuna sí recuerda una parte de sus necesidades básicas.
Creció toda su vida rodeada de cocineros y personas beta que trabajaban para ella. Si quería algo, no hacía falta repetirlo dos veces, es más, podía sacudir una campana y obtener un plato caliente. Lo odiaba con su alma, pero no podía hacer mucho para pelear en contra.
A medida que crecía y de forma milagrosa se independizaba, comenzó a intentar valerse por si misma en la comida. Veía tutoriales de Internet, acudía a libros de cocina e incluso pidió clases particulares y así como era buena en las ciencias, resultaba ser lo peor en el arte culinario.
Por lo que tuvo que aceptar su derrota y abstenerse de preparar platillos sofisticados, se limitaba a preparar cosas básicas y comibles para sobrevivir, aunque terminara comprando comida ya hecha en ocasiones.
Mientras la tetera calentaba el agua, el sutil recuerdo de Luz le cruzó por la mente. Se sintió patética cuando la vio de frente llorando y derrumbándose por completo. Intentó convencerse de que hizo lo mejor que pudo con el contexto que manejaba. Nunca fue buena para consolar a alguien, de hecho, abrirse hacia las personas se volvía una tarea difícil. Expresarse no era lo suyo.
Pensó de forma rápida llevarle un presente, pero lo borró de inmediato cuando recordó que Luz es su alumna.
He ahí otro detalle por el que fue incapaz de mostrarse más afectiva. Conocía a la perfección la línea que las dividía. Si ella hubiera accedido a consolarla y alguien entrara y malinterpretara la situación, se encontraría en un gran problema. Más cuando en el mundo de alfas y omegas, nadie ve más que solo animales queriendo aparearse.
No podía poner en riesgo todo lo que ha trabajado y el legado de su familia.
"Será mejor mantener las cosas como están", se dijo así misma apagando la estufa.
Suspiró preparando su café, cuando estaba a punto de darle un buen sorbo, el timbre de su departamento sonó. Gruñó molesta dejando su taza y caminó hacia la puerta. fue para ella una sorpresa encontrándose a su sobrino y ex cuñado al otro lado de la puerta.
—¡Tía Amity! —Elliot, sin dudarlo, se abalanzó sobre ella casi trepando como un gato.
—Hey —dijo desconcertada devolviendo el abrazó al pequeño.
—Unos días, ¿recuerdas? —Hunter elevó el equipaje de Elliot—. Dijo que no podía esperar más para estar contigo.
—¿Emira? —arqueó su ceja. Le preocupaba que esto fuera decisión de él a escondidas de su hermana o peor aún, que escogiera dejarlo con ella solo porque él no pudo más con su hijo.
—Mi mamá dijo que no había problema —respondió Elliot bajándose de Amity y de paso confirmando que su hermana había dado la aprobación.
—No le causes problemas a tu tía, ¿estamos? —Hunter se puso a la altura de su hijo.
—Prometo no darle tantos problemas —la sonrisa maliciosa apareció en su rostro.
—Como digas. Vendré después por ti —su padre se acercó a darle un beso en su cabeza—. Te amo.
—También yo, adiós —Elliot entró a toda prisa al departamento— ¡Ghost!
—¿Debo invitar la primer ronda o funcionó mi consejo? —intuyó Amity recargando su cuerpo en el marco de la entrada.
—Funcionó —respondió Hunter alimentando el ego de Amity—. Al inicio solo buscaba aprovecharse y conseguir videojuegos y comida rápida. Solo tuve tuve que llevarlo al parte del condominio para que comenzáramos a hablar.
—Te lo dije —suspiró con suficiencia Amity—. Lo siento, debo decirlo.
—Cállate —bufó Hunter—. ¿Sabías que odia natación, pero no se sale porque ahí está la niña que le gusta?
—¿Y qué esa niña lo ha rechazado un montón de veces y él sigue aferrado? Sí —los dos se rieron. Amity en el fondo, lejos de toda la preocupación, se alegraba del pequeño, pero importante paso que logró—. Seguro lo aprendió de las novelas que consume Edric.
—Es lo más probable —Hunter entró el equipaje de su hijo a Amity. Ella lo tomó.
—Sabes que puedes verlo el tiempo que quieras.
—Lo sé, pero estos días los usaré para acabar todo el trabajo acumulado. Así el resto de las vacaciones las tendré libres —explicó el alfa. Amity asintió—. Ah, Emira me encargó decirte que nada de comida chatarra en este tiempo.
—Tú lo alimentas igual o peor que yo, no entiendo por qué la advertencia.
—Al menos puedo cocinar verduras sin quemarlas —se defendió Hunter.
—Touché —Amity siseó con un tono dolido—. Bien, procuraré llenarlo de ensaladas —se burló.
—Solo que no sean tan seguidas —Hunter le guiñó el ojo.
Se despidieron sin comentar algo más. Amity entró de nuevo a su departamento y observó a su sobrino jugar con Ghost en el sillón de la sala.
—¿Qué hay de cenar? —Elliot elevó en el aire a Ghost.
—Dame unos minutos.
(...)
—¿En serio? ¿Pasta para cenar? —Emira habló al teléfono—. Espero no le hayas puesto tanto queso.
—Tranquila, lo complementé con algo de pollo que tenía guardado y sin tanto caso —Amity aseguró—. Por cierto, espero no te moleste que estemos viendo el anime.
—¿El de los cazadores de demonios? —Amity tarareó el nombre del anime confirmando—. Suerte, cualquier película que mira intenta replicarla... No le compres una katana —se apresuró a amenanzar.
—Ush, justo cuando iba a pagarla —bromeó.
—¡Amity!
—Tranquilízate, no lo haré —bufó rodeando los ojos—, ¿me crees capaz?
—Cuando se trata de él, sí.
Amity se mantuvo callada, no encontró forma de cómo defenderse. Escuchó la risa de su hermana en la llamada.
—¿Sabes qué? Mi comida está enfriándose. Adiós —ahora escuchaba la carcajada de Emira.
—Adiós. Dale buenas noches a Elliot.
—Claro.
Terminó la llamada y regresó a la sala.
—Espero no te comieras las rebanadas que me tocan —amenazó tomando asiento a un lado de la caja.
—No, te tocan esas de pepperoni —Elliot habló con su boca llena de comida.
No era una pizza con extra queso y al menos una de las dos pizzas era de pollo. Mentiras no dijo con su hermana.
—¿Mañana haremos algo? —su sobrino tomó otra rebanada.
—Me acompañarás a la universidad donde trabajo —respondió tomando un bocado—. Solo aplicaré un examen y tendremos el resto del día libre para lo que quieras.
—Mmm, pensaré entonces que hacer mañana —Elliot miró su pizza pensativo. Después de unos minutos, soltó un sonido de asombro— ¿Conoces la ciudad?
—En realidad no —admitió la alfa—. Sabes que tengo mucho trabajo.
—¡Entonces conoceremos la ciudad mañana! —alzó el control de la televisión festejando—. Compraremos helado y-
—No seas abusivo Amity le aventó con suavidad un cojín Tu madre no sabe que te di pizza como cena.
—¿Se creyó la mentira de la pasta con pollo?
—Oh sí —ambos se guiñaron un ojo.
Terminaron el siguiente capítulo y después de desaparecer la evidencia de la pizza, Amity acostó a Elliot en el cuarto de invitados. Mantuvieron un ritual que hace ellos ellos inventaron.
—Las pesadillas no son reales —recitaron y ambos estrecharon su mano derecha—, no pueden hacerme daño —juntaron sus manos izquierdas por encima de las otras—, dormiré tranquilo —sacudieron sus manos— y mañana será un gran día.
—Descansa pequeño —Amity terminó de arroparlo y besó su frente.
—¿Puedes quedarte hasta que me duerma? —Elliot hizo los clásicos ojos de cachorro.
—Eres un caprichoso, ¿lo sabes? —sintió como la pequeña mano de él empezó a tirar de ella con suavidad.
—Así me quieres —él continuó hasta que Amity se rindió y se acostó a su lado por encima de las cobijas—. Gracias.
—Sí, sí, ya duérmete —Elliot soltó una pequeña risa antes de acomodarse. Ella empezó a dar suaves caricias en su cabeza y poco a poco comenzó a caer dormido. El repentino cambio de horario dañaba su hora de sueño. Luchaba por mantenerse despierto en horas donde él debería estar dormido y viceversa.
Una vez que Elliot se durmió, abandonó la habitación no sin antes ver cómo Ghost se metía a la cama de su sobrino y se dejaba abrazar por él. Sonrió por la imagen que tenía delante y continuó su camino a su habitación. No tardó mucho en acostarse y caer dormida.
(...)
—Suerte con tu examen —Camila llenó de besos la cara de Luz—. Estoy orgullosa de ti, eres fuerte y muy inteligente, ¿no lo olvidas?
—Nunca lo olvido —Luz rio en bajo por el cariño de su madre—. Te llamo cuando sepa la nota.
—Estaré esperando —soltó a su hija—. Cualquier cosa que necesites aquí estaré.
Luz asintió. Guardó las galletas que preparó la noche anterior en su mochila y salió del auto dirgiéndose al ya conocido laboratorio. Dio todo su empeño en el estudio y en sus galletas, fue un alivio que la mezcla preferida de su profesor fuera chocolate y avena, si hubiera escuchado un ingrediente más sofisticado estaría en problema y se quedaría sin opciones para cocina.
Bueno, tal vez le daría una pasta cocinada al punto y sin peligro de causar daño estomacal.
Le parecía cómica la idea de cómo una persona tan preparada como ella no sea capaz de preparar algo tan sencillo como una pasta. Se imaginó como serían los otros platillos que fueran cocinados por Amity. La simple idea le era divertida y en parte repugnante.
—Buenos días —Luz asomó la cabeza en la puerta del laboratorio. Se quedó esperando a que alguien respondiera, y en realidad no espero mucho, a los segundos vio que su profesora asomó de igual forma su cabeza desde el cuarto que daba a la oficina—. Hem ¿puedo pasar?
—Claro, adelante —Amity dio permiso mientras tomaba el juego de hojas y salía cuidadosamente de la oficina cerrando la puerta detrás de ella— ¿Cómo estás?
Le preocupaba que su incidente de ayer la mantuviera distraída para hacer su examen.
—Muy bien, me siento confiada el día de hoy —Luz respondió con seguridad—. Le demostraré al examen quien es el jefe aquí.
—Espero que sí —Amity sonrió de lado aliviada de que se encontrara en mejor estado—. Tú celular en silencio, no puedes sacar notas o tu cuaderno y puedo poner la música si es que crees que te funcione.
—Entiendo y si, me sentiría más cómoda con la música —Luz tomó asiento en su banco, sacó su lápiz y frotó sus manos ansiosa.
La alfa colocó la música a un volumen bajo, acomodó su banco sentándose y puso delante de Luz las hojas del examen engrapadas.
—El director dijo que solo una hora de examen, pero me dan igual sus reglas. Toma todo el tiempo que necesites —Amity le dio una mirada tranquilizadora. Luz asintió frenéticamente y bajó su mirada al examen.
"Vamos Luz. Tú puedes" se animó mentalmente.
Terminó de llenar sus datos y dio vuelta a la hoja para ver la primera pregunta del examen.
Su cerebro en automático mandó la señal a su mano para comenzar a escribir la respuesta. Logró escribir de forma tan precisa lo que tenía en mente.
A medida que pasaba el tiempo y ella contestaba todo tipo de preguntas, Luz empezaba a dudad qué fue lo que exactamente ocurrió para que llegara a este punto, ¿fue la ayuda de su profesora o fue su propio esfuerzo? o ¿fue trabajo en equipo?
La simple idea le causó una sensación electrizante en su espalda. No dejaba de lado su propio reconocimiento, pero pensar que esto fue obra de las dos la hacía sentirse extraña con ella.
Tomó una pausa para poder ingerir agua, estirar sus brazos y hacer tronar sus dedos. Por un segundo, se fijo en Amity, la mujer en cuestión se entretenía con una libreta de sopa de letras acompañada de té.
Luz se burló en su mente, "muy británico".
En otras ocasiones, Amity había contado que en su vida había tocado un videojuego, tenía conocimiento de ellos más no se atrevía a tomar un control, así que prefería rellenar sopa de letras, sudokus, crucigramas, etc., o en su defecto, pasaba su tiempo libre con alguna novela. Luz la definió como una mujer sencilla y tranquila, el estereotipo de nacer en cuna de oro.
Hizo a un lado sus pensamientos y retomó su examen.
Después de unos minutos, dio una última revisión a su examen y suspiró acomodando de nuevo las hojas.
—Terminé —anunció. Amity alzó su vista y la miró por encima de los lentes. Después miró el reloj de su muñeca.
—Casi una hora —su voz sonaba animada—. Felicidades.
—Gracias —rascó su nuca—. ¿Debo retirarme o-
—Puedes quedarte aquí mientras calificó, te daré revisión en caso de que estés equivocada en algo —Amity tomó el examen y el bolígrafo—. Estuve observándote, me dio gusto verte segura contestándolo.
—Nunca me había sentido así —admitió mientras tamborileaba sus dedos sobre la mesa, nerviosa por cómo su profesora revisaba cada uno de los incisos—. No me bloqueé en nada, creo.
—Créelo, hasta ahora tu examen va bien —respondió aún con ánimo. Por no decir que se escuchaba orgullosa de su creación. Dicha sensación se transmitió a Luz.
—¿¡De verdad!? —Luz, no pudo mantener su máscara de seria. La sensación en este instante no tenía un nombre en específico—. Espere, ¿no está ayudándome o si?
—¿Por qué lo haría? Dijiste que valía la pena intentarlo —mencionó las palabras que ella tenía grabadas en su mente el día que habló con Luz—. Lo estoy calificando sin favoritismo —hizo hincapié en la última palabra.
—No puedo no tener errores, seguro los tengo —a pesar de su auto sabotaje, su emoción no se iba de lado.
—Te faltan algunos acentos y tienes una que otra falta de ortografía —señaló mostrando la hoja donde encerraba algunas palabras con el bolígrafo—. Independientemente de eso, tus respuestas son excelentes. En definitiva, este examen es muy diferente al que entregaste la primera vez.
—No recordemos esa cosa, por favor —bajó su cabeza apenada.
—Te avergüenzas, pero a veces es bueno recordar cómo empezaste para apreciar el camino que recorriste para llegar aquí.
Luz parpadeó con la mirada perpleja, miró al rededor intentando esconder un ligero rubor de sus mejillas.
—Tiene sentido lo que dice —murmuró.
Iba a perderse en sus pensamientos cuando Amity captó su atención con un leve chasquido de dedos. De inmediato obedeció inclinándose sobre la mesa para poner atención a la corrección que le hacia.
—Tendrás que trabajar en estos conceptos si no quieres tener problemas después —habló Amity golpeando la punta del bolígrafo encima del error.
—¿Tal vez funcione con memotecnias?
—Sí, puedes relacionarlo a algo como...
Mientras Amity explica algunos ejemplos, Luz se distrajo brevemente cuando la puerta de oficina se abrió y unos pasos pequeños salían disparados en dirección a ellas.
—Papá quiere hablar contigo —la voz somnolienta de Elliot resonó en el laboratorio. Amity suspiró dejando de lado el examen y tomando el celular.
—¿Sí? Estoy ocupada —ella miró a Luz y susurró apartando el celular—. Ya vuelvo.
Se puso de pie caminando de regreso a la oficina. Luz se mantuvo quieta en su lugar envuelta en un incómodo silencio. Tenía enfrente a un niño que no parada de mirarla con los ojos entrecerrados, no sabía exactamente si era por sueño o porque la amenazaba.
—¿Tú que haces aquí? —preguntó rompiendo el silencio.
—Respondía un examen —dijo Luz percibiendo una fuerte vibra de parte del niño. Imponía bastante.
"Sin duda es una versión pequeña de ella", pensó cuando analizó el cabello verde semi ondulado, ojos dorados y facciones bien definidas. "Es un Blight, eso es seguro", volvió a decirse.
—¿Y cómo te fue? —Elliot, con dificultad, subió al banco de Amity y husmeó en las hojas—. Se ve confuso.
—Algo —Luz hizo una mueca.
Elliot se detuvo a ver el material en la mesa. Amity salió de nuevo y mientras suspiraba cruzó el laboratorio llegando a su lugar.
—¿Qué dijo mi papá? —preguntó el niño mirando a Amity.
—Estaba preocupado de que no hayas dormido bien.
—Yo dormí genial, la siesta de hace rato fue increíble —Elliot se estiró—. Solo que tengo hambre ahora.
Amity negó con su cabeza—. Comeremos después —miró a Luz—. Lo siento, tenía que atender la llamada.
—Está bien —hizo un gesto con la mano restándole importancia—. No sabía de su hijo —se atrevió a decir.
—¿Qué? —preguntó Amity sonando confundida y en cierta parte ofendida al mismo tiempo. El sonrojo característico de los Blight relució en ella. Elliot a su lado empezó a reír.
—¿No es así? —fue turno de Luz de inclinar su cabeza confundida.
—No, no... ¡No! —exclamó nerviosa—. Él es mi sobrino, Elliot —puso una mano en la cabeza del niño—. Se quedará conmigo unos días.
—Yo sé que nos parecemos, pero ella es mi tía —añadió Elliot terminando de aclarar.
—A-ah... Lo siento —Luz tartamudeó.
—E-está bien, no sabías —Amity hizo lo mismo.
Ambas balbucearon buscando de alguna manera disculparse del malentendido y para salir de la vergonzosa situación.
—¡Mira tía! ¡Tiene estampas de Azura! —Elliot saltó del banco para señalar la carpeta de Luz.
Amity escuchó en el fondo de su mente el sonido de algo estrellarse. El sonrojo se intensificó más llegando a cubrir sus orejas. Luz estuvo mirando entre su carpeta y Amity. Tardó un tiempo en reaccionar con una risa nerviosa.
Si había entendido su reacción, estaba segura de que a ambas les gustaba la buena bruja Azura.
—Sí, Elliot, ya los vi —dijo entre dientes— ¿Puedes regresar a la oficina? Debo acabar un pendiente aquí.
Elliot asintió no sin antes girarse hacia Luz con una sonrisa maliciosa.
—Mi tía ama a la buena bruja Azura, ¿quieres aprobar? dale estampas de Azura —chasqueó sus dientes acompañado de un guiño.
—Gracias por el consejo —Luz le guiñó de vuelta. En el fondo Amity golpeaba su frente con su mano. Elliot empezó a caminar de regreso—. Espera —llamó su atención—. Escuché que tienes hambre —tomó su mochila y sacó la bolsa con las galletas—. ¿Gustas comer algunas?
—¿Qué son? —se acercó curioso.
—Galletas de chocolate y avena —respondió Luz con una sonrisa orgullosa—. Son un regalo que tenía contemplado para tu tía, pero no creo que tenga problema para compartirlo.
Luz se giró buscando la aprobación de Amity, ella miraba perpleja la escena aun manteniendo parte del sonrojo. Parpadeó para salir de su trance y asintió.
—Te guardaré unas —Elliot tomó la bolsa— ¡Gracias! —retomó su camino a toda velocidad y entró a la oficina cerrando la puerta.
Un silencio dominó en el laboratorio. Luz quería estallar a carcajadas, había presenciado una gran escena, que si fuera periodista seguro vendería la historia por millones. Su profesora carraspeó con su garganta y ajustó el cuello de su camisa.
—Gracias, por lo que le diste —la alfa fue la primera en hablar. Tomó de nuevo el bolígrafo y el examen.
—No hay de qué —Luz miró sus manos y una idea rápida se encendió en su cabeza—. Disculpe, ¿puedo hacer una llamada?
—Adelante —la omega salió del laboratorio. Amity suspiró cubriéndose el rostro con sus manos—. Grandioso.
Cuando se despertó en la mañana, esperaba que todo fuera como siempre. Se maldijo por no haber manifestado lo suficiente antes de salir. Incluso maldijo al universo, pues era el único que podía culpar. Elliot siempre intentaba dejar en mal a Amity, no era por malicia... o eso creía, era un juego de los dos para humillarse y molestarse. Normalmente no lo hacían delante de personas importantes, como lo eran las cenas o eventos con ejecutivos.
Ésta humillación fue delante de su alumna, lo que la ponía en un escenario diferente al que se habría enfrentado. Le incomodaba mostrarse de esa manera, aunque agradecía en parte a que Luz no fuera la chica que propaga chismes.
—Listo —escuchó a Luz entrar de nuevo. Descubrió su rostro y volvió a calificar los últimos reactivos.
Ella tarareó en respuesta apresurándose a calificar. Para su suerte, no encontró más errores. Tomó su laptop y abrió la plataforma de la universidad.
—Felicidades —Amity extendió el examen—. Aprobaste.
—¡Lo sabía! —alzó sus brazos emocionada—, entonces.. ¿Las galletas funcionaron? —bromeó Luz.
—Con o sin galletas aprobaste —ella exhaló profundamente—. Respecto a lo que pasó...
—No diré nada —se apresuró a decir Luz—. Entiendo que su reputación no debe ser dañada de esa forma.
—Solo pensaba en no mencionar sobre Azura y eso...
—Lo sé, por eso mismo tampoco lo menciono —Amity miró de reojo a Luz—. Mis compañeros piensan que es un personaje que yo inventé. No tienen idea de quien es Azura y de sus libros.
—Gracias —susurró—. Supongo que esto será nuestro secreto.
—Me mantendré sellada como una tumba —ambos se sonrieron.
—Firma tu examen para que suba a plataforma —cambió de tema manteniendo la sonrisa.
Luz tomó rápido el examen para firmarlo, no se arriesgaría a que su profesora cambie de opinión. Una vez firmado, Amity ingresó a calificación en la plataforma. Le mostró a Luz y después de confirmar dio por finalizada la semana.
—Así que... Eso es todo —Luz apretó sus labios.
—Sí, espero que en los siguientes semestres no tengas que pasar por esto otra vez —Amity dijo animadamente—. Fue un placer pasar este tiempo contigo y gracias por dejarme conocerte un poco. Cuenta conmigo para cualquier cosa que necesites.
—Gracias, profesora.
—Puedes decirme Amity —sonrió de lado—. Claro, cuando los demás no estén molestando.
—Lo consideraré —Luz comenzó a guardar sus cosas.
Amity llamó a Elliot para prepararse e irse. Cada uno estuvo listo al paso de unos minutos y salieron del laboratorio. Repitieron la misma rutina de la semana por última vez. En el camino, Elliot hablaba con Luz.
Aparentemente, Luz coincidía en muchos gustos de videojuegos con Elliot. Amity no entendía como podían memorizar tantas combinaciones o cómo es que su sobrino tenía tanto conocimiento de juegos no clasificados para su edad.
—Luz, tú eres de aquí ¿no? —interrumpió Amity la animada plática de ellos—. Me refiero a que si vives aquí desde hace tiempo.
—Nací y creí aquí, ¿por qué?
—Elliot y yo tenemos un plan para el día de hoy —comenzó a contar mientras bajaban las escaleras rumbo a la salida—. Yo no conozco la ciudad y evidentemente por mi trabajo no puedo darme ese lujo.
—Planeamos conocerla hoy, pero no sabemos por donde empezar —Elliot ayudó a Amity.
—Mmm... Para iniciar, lo mejor que pueden hacer es ir al centro de Gravesfield. El museo cuenta bien la historia, a lado está el parque, cerca de ahí están los demás museos de biología tienen una sección de dinosaurios y al costado está el acuario. También pueden ir al mirador, solo que son muchas escaleras —Amity escuchaba y hacia una lista mental de cada lugar, seguro los buscaría después por Google Maps.
—¿Museo de dinosaurios? ¡Hay que ir! —Elliot empezó a dar brinquitos en su lugar.
—Es muy bueno, tienen una réplica exacta del triceratops y uno de un trigre dientes de sable.
Él soltó un chillido de emoción.
—Si quieren comer, les recomiendo el restaurante cerca del muelle y si no les gustan los mariscos pueden servirles otra cosa, ese lugar mantiene un gran sabor originario de aquí.
—Entiendo, ¿sabes el nombre? —preguntó la alfa.
—El mesón de Huesosburgo —respondió.
Cuando se despertó en la mañana, esperaba que todo fuera como siempre. Se maldijo por no haber manifestado lo suficiente antes de salir.
—Definitivamente debemos ir ahí, el nombre me gusta —el niño dejó de brincar—. De no ser por esas galletas te pediría ir ahora mismo.
—¿Te acabaste todo? —Amity frunció el ceño.
—Sí, quería guardarte, pero tenía mucha hambre —Elliot miró a Luz—. Por cierto, las galletas estaban ricas —soltó un suspiro satisfecho.
—¿Qué puedo hacer? —Amity sonaba resignada.
—Cocinar mejor, tía —la sinceridad a la pregunta, que no era necesaria de responder, heló a Amity.
"No puede seguir humillándome", pensó intentando calmarse.
Aunque, para ese punto, Luz no pudo evitar reírse y a pesar de cubrir su boca fue imposible que Amity no la escuchara.
—¡Hablo en serio, Luz! Mi tía cocina horrible —el niño siguió hablando con la risa de Luz aumentando a lado de Amity—. Desayunamos solo pan tostado medio huevo estrellado y té.
—Me me queda duda. Seguro te matan de hambre —Luz dijo entre risas ganándose una cara de indignación de parte de su profesora.
—¿Puedes irte al auto, Elliot? —la Blight sonaba irritada.
—Si lo sabe ella y yo que no lo sepa toda la universidad —Amity lo miró amenazante.
—Hablo en serio.
—Bien, bien, te veo ahí —respondió con un bufido. Le ofreció las llaves del auto y siguió el camino al estacionamiento mientras Amity lo veía de lejos.
—¿Y tú? —Amity miró a Luz, ella se mordía el labio para no volver a reírse—. Puedo modificar tu calificación.
—Lo siento, pero ayer admitió que su comida es un asco —Luz intentó defenderse.
—Sí, pero...
—Está bien. Con todo respeto, me parece gracioso que no tenga el talento culinario en sus tantas habilidades —reprimió una apretando con fuerza sus labios.
Amity suspiró, había cavado su propia tumba el día de ayer y se encargó de sellarla bien al traer a su sobrino con ella y permitir a esta altura los juegos de la infancia.
—Ahora que no le quitaré más tiempo, puede intentar cocinar —su alumna animó adquiriendo ahora el papel de mentora y Amity el de alumna—. Entre más practique mejor saldrá la comida.
—Me temo que eso no funciona conmigo —guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón—. Hice de todo y nada resultó, me rendí hace mucho a aprender a cocinar.
—No todo está perdido —siguió animando Luz—. Con esfuerzo pude con mis problemas de concentración, seguro si usted trabaja en ello pueda mejorar.
Prácticamente Amity había sentido el típico sermón que decían "sigue tus propios consejos".
—Lo intentaré, tal vez para el próximo semestre te cuente que tal voy —aceptó asintiendo con su cabeza.
—Estaré encantada de saber su progreso —la omega sonrió cerrando sus ojos y levantando sus pulgares en aprobación.
A Amity le pareció tierno como Luz se dejaba llevar con ella como para actuar tan confiada. Se sintió alegre que al menos este tiempo funcionara.
Al despedirse, la alfa siguió su camino al estacionando, mientras Luz corrió al auto de su madre. Entró de golpe asustando a Camila.
—¡Oye, oye! Con calma —Camila habló presionando su mano sobre su pecho exaltado.
—¿Las trajiste? —buscó en la guantera con desesperación.
—Tranquilízate —Camila extendió su mano hacia el asiento trasero tomando una bolsa parecida a la otra y se la entregó a su hija—. Tom-
No acabó de hablar cuando Luz cerró la puerta con fuerza, suspiró mirando a su hija en el retrovisor. Luz corría en dirección al estacionamiento, había visto varias veces el auto, era irreconocible, pero con la adrenalina se complicaba esa búsqueda aun cuando no habían muchos autos.
Encontró el auto por la familiar risa de hace escasos minutos, al llegar ahí, Amity fue la primera en verla y en detenerse a encender el auto.
—¿Luz? ¿Qué sucede? —dijo preocupada por su evidente estado agitado.
—¡Luz! —gritó Elliot sonriendo.
—Tenía... que darle... esto —intentó regular su respiración. Ofreció con su mano temblorosa la bolsa de galletas.
La alfa la tomó y Luz pudo bajar su brazo. Tomo una respiración profunda y aclaró su garganta.
—Como dije, son un regalo para usted. No quería irme sin antes agradecer todo lo que hizo por mi... Y aparte, no podía dejarla sin probar.
—No-no era necesario que me dieras otras galletas —alejó la mano traviesa de Elliot que se acercó a la bolsa.
—Eran necesarias —realzó las palabras—. Espero le gusten.
—Te contaré después —sonrió Amity—. Gracias.
—Sí... —Luz iba a retirarse cuando la llamada con su madre resonó en su mente.
En el rato en el que salió a la llamada, además de pedir el resto de las galletas extra que dejó en casa, su madre le sugirió la idea de pedir clases extra con su profesora. A pesar de miles de intentos de persuadirla y dejar la propuesta de lado, ella terminó aceptando.
—Quería hacerle una pregunta —Luz mordió su labio nerviosa.
Amity levantó sus cejas con interés.
Por alguna razón, la mirada de Amity le daba seguridad.
—Sé que no es su especialidad —las palabras salían con fluidez a pesar de que se balanceaba sobre sus pies—, pero habrá una forma de ¿tener clases extra?
—¿Clases extra? —repitió extrañada.
—Sí, tía, como los talleres —Elliot ayudó a Amity a entender.
—Sé lo que son, gracias —miró de reojo a Elliot. Volvió a Luz chasqueando con su lengua—. Bueno, realmente no sé que materias pueda ser de ayuda, pero si hay algo que yo sepa, claro, no veo problema.
—¿Habla en serio?
—Muy en serio. Dije que cualquier cosa que necesitaras te ayudaría, además todos los días después de clases estoy en el laboratorio, ya estás familiarizada con eso —explicó Amity—. Cuando sepas tus horarios y materias mándame mensaje o búscame.
—O la espero al final de la clase —mencionó la omega—. El próximo semestre justo tengo laboratorio con usted.
—¡Genial! —Amity juntó sus palmas entusiasmada—. Es un hecho entonces.
—Gracias, otra vez —más aliviada, Luz se alejó unos pasos del auto—. La veré después, disfruten de su salida.
—Lo mismo digo.
Se despidieron por segunda vez.
Luz suspiró satisfecha, fue un gran día para ella; pasó la materia, al parecer hizo un nuevo amigo de videojuegos, disfrutaron sus galletas, finalmente veía algo bueno después de tanta turbulencia.
—¿Lo conseguiste? ¿Pasaste el examen? ¿Aceptó las clases? —Camila llenó de preguntas a su hija.
—Sí, sí y sí a todo —ambas chillaron de emoción.
—Iremos a casa y prepararé una gran comida —Camila encendió el auto.
Tomó aire dejándose caer en el asiento del pasajero. Satisfacción y tranquilidad serían sus actuales mantras para el resto de sus vacaciones.
(...)
—Gus dijo que te vio en la universidad —Willow dijo mientras la película estaba en pausa.
Armaron un plan para verse después de la comida, ante la insistencia y un buen soborno de palomitas de caramelo Luz accedió a verse.
—Sí, fui a recoger unas cosas que olvidé en el dormitorio —Luz venía de regreso con el tazón de palomitas.
—¿Tan urgentes eran?
—Pues sí, de lo contrario no habría ido —respondió sentándose a lado de su amiga y dejando las palomitas en medio de ella—. ¿Por qué Gus fue a la universidad? ¿no se supone que saldría con su padre a pescar? —intentó desviar el tema.
—Lo citaron para arreglar las fechas del periódico. Al parecer Matt confundió fechas y el periódico que debía salir mañana salió hoy —explicó Willow llevándose unas palomitas a la boca.
—Eso es mala suerte —se burló con una risa corta también tomando palomitas y volviendo a reproducir la película.
Willow notó que Luz no cambió en ningún momento la película. Lo cual era extraño pues dicha película había sido prohibida por Luz hace unos meses.
—¿Te encuentras bien? —Willow intentó llamar la atención de su amiga, pero la omega ya estaba lo suficientemente concentrada como para mirarla—. Luz —alzó poco su voz.
—¿Mmm? —sin despegar la mirada de la televisión, bajó su mano a las palomitas.
—Te pregunté si te encuentras bien. Últimamente no hemos hablado.
—Tuve cosas que hacer —respondió mordiendo su palomita—. Muchas cosas que postergué mientras estudiaba, King quiere mucha atención. Por extraño que suene, me siento muy bien... ¡Bastante bien!
—¿Estás segura?
—¿Por qué no debería estarlo? —dijo de vuelta.
—Porque es cómo entrenar a tu dragón 2. Sé que ves películas animadas, pero justo esta la evitaste desde...
—Estoy bien con eso —Luz interrumpió confundiendo a Willow—. Hoy tuve ganas de verla otra vez.
Willow no comprendía nada, sin embargo, no insistió más y regresó a ver la película. Luz no mentía, su profesora le había mandado un audio, por petición de Elliot y justo de él hablando por haber encontrado una sección de vikingos en el museo de historia universal y cómo eso le recordó haber visto una película con la temática.
Recuerda reírse cuando al final del audio lo escuchó decepcionado diciendo "¿Y chimuelo? ¿Dónde está chimuelo, tía?", seguido de un gran suspiro de Amity.
De alguna manera, eso la animó a querer ver la trilogía de nuevo.
Le había mandado una foto con la película en la pantalla y Elliot por medio dl chat respondió con otro audio "¡La mejor película del mundo!".
La película siguió avanzando y por un tiempo ambas siguieron las pláticas de siempre, se pusieron al día y dejaron de lado todos los problemas atrás.
Eso terminó cuando un sonido de notificación sonó. Luz supo de inmediato que era su celular, así que se levantó de su asiento y fue a donde su celular se cargaba.
Profesora Blight.
Foto. 6:37 pm
Cuando se descargó la foto, Elliot posaba detrás de un gran rollo de langosta. Por el fondo y las mesas identificó de inmediato el restaurante.
Profesora Blight.
Está feliz por la recomendación. 6:37 pm
Luz sonrió y no tardó en contestar.
Espero no sea el único que lo vaya a probar. 6:38 pm
Tardó un segundo para que Amity mandara otra foto.
Profesora Blight.
No pude quedarme atrás. 6:39pm
Que lo disfruten. 6:39 pm
Profesora Blight.
Lo haremos. 6:39 pm
Lindo día. 6:40 pm
Profesora Blight.
Lindo día. 6:40 pm
Inconscientemente, una sonrisa adornó sus labios. Desde la mañana sabía que algo cambió y se alegraba por llevarse bien con una profesora. Por fin alguien no la juzgó por sus deficiencias y no la mirada con compasión.
Y si bien su profesora no se comportaba como ella, si apreciaba que Amity se permitieron mostrar una faceta completamente diferente a la que daba en clase.
—¿Luz? —Willow la sacó de sus pensamientos.
Archivó la conversación, no podía arriesgarse a que Willow le descubriera y armara una escena ahí mismo.
—Era Eda —Luz dejó su celular y volvió a su lugar—, me contó lo que le pasó hoy en la tienda.
—Está bien, pensé que era algo malo.
—Nada de qué preocuparse —Luz la miró aun manteniendo la sonrisa.
Willow percibió una vibra diferente en ella, algo que nunca había visto. Sin embargo, decidió creer que solo era Eda alegrando el día.
Mientras Amity, unas horas después, se encontraba sentada sobre la tapa del inodoro sosteniendo su celular para que Elliot hablara con su madre durante la ducha.
—¡Había muchos dinosaurios, plantas, vikingos y animales! ¡Esos no hay en casa! —decía emocionado lavando su cabello.
—Deberías pedirle a tu tía o a tu padre que te lleven más seguido —Emira sonaba feliz de hablar con él.
—Lo haré —aseguró— ¡También comimos un rollo de langosta! Luz nos recomendó bien.
—¿Luz? —Emira cuestionó.
—Mi alumna —Amity respondió rápido—. Le apliqué examen hoy y aproveché a pedirle consejos de la ciudad.
—También nos dio galletas, muy ricas, mejor que las que hace el tío Ed —añadió Elliot.
—Debiste darle buena impresión para que ella te diera galletas o tal vez fue un soborno para Amity —su hermana mayor comenzaba a molestarla.
—Como le dije, con o sin galletas ella pasaba la materia. Pasó su examen sin problemas —cruzó su pierna para apoyar su brazo sobre ella.
—Y funcionó para que se alimentaran, dudo que tu comida haya mejorado.
—No empieces, Emira —tanto Emira y Elliot se rieron.
A los minutos, terminaron la llamada y Amity dejó que Elliot terminara de ducharse. Llegó a la cocina y miró las galletas sobre la barra. Se animó a tomar una y probarla.
A la primera mordida, sus papilas gustativas brillaron; la suavidad y lo crujiente seguido del sabor chocolatoso de la masa y la avena sorprendieron a su paladar. Un suspiro satisfactorio junto a una sonrisa salieron de ella.
Lo sentía bien. Solo eso pensó. No ocupaba más en ella por el momento.
Al final, no había manifestado tan mal.
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¡Hola! ¿Cómo están?
Buenas madrugadas, espero lean esto cuando se vayan al trabajo o a la escuela o si están de vacaciones pues que tengan algo para leer.
En fin, disfruten de este pequeño capítulo.
Sale bye.
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