2. Resiliencia.

—Hey, me gusta el estilo de tus uñas —Camila entró a la habitación de su hija—. El color negro es tan elegante.

—Gracias... —Luz respondió en bajo.

—Te ves algo darks, no digo que te veas mal, solo digo que es extraño verte así —se acercó a dejar un plato de galletas y leche—. Te queda el estilo.

—Quería probar algo nuevo —Luz miró sus uñas y luego a su madre. Ambas no pudieron evitar notar las enormes bolsas y ojeras debajo de sus ojos—. Y ¿qué tal el hospital? —se atrevió a preguntar.

—Cansado, como siempre. Tuve una pelea con un enfermero, dañó la hoja de enfermería de un paciente —Camila se sentó en el borde de la cama de Luz—. Quiso ocultarlo ¡Ja!, pero nunca podrán engañar a tu madre.

Luz soltó una risa tomando una galleta y llevándosela a su boca mientras seguía escuchando con atención a su madre. Aún no se adaptaba al cambio de turno, siempre trabajó en turno de noche y ahora de un día a otro cambiar a un turno vespertino modificó por completo su rutina.

—Por cierto, no veo tus cajas listas ¿Quieres que te ayude a empacar? —Camila cambió de tema mirando las cajas vacías de Luz.

—¿Para qué? La universidad está cerca de aquí, puedo viajar todos los días —respondió Luz antes de tomar un trago de la leche.

—Intentaste eso el primer semestre y terminaste con una gastritis nerviosa. No es recomendable que viajes todos los días y si la universidad te da un dormitorio debes aprovecharlo. Conocerás chicos o chicas que te agraden, saldrás a fiestas o no sé tendrás noches de películas—Camila intentó animar a su hija. Luz suspiró relamiendo sus labios.

—No salgo a fiestas y menos tengo noches de películas con más personas a no ser que sea Willow o Gus —señaló dando vueltas en su silla—. Si viajo todos los días estaré al pendiente de ti por si algo ocurre, no quiero recibir una llamada y-

—Basta, ya entendí —Camila frenó de golpe a su hija. Luz desvió la mirada y suspiró bajando su cabeza para mirar sus manos—. Yo... Entiendo que quieras tomar esa decisión, nada me tendría más tranquila que saber que estoy cerca de ti cuidándote y tu a mi, pero tampoco me sirve vivir con la preocupación de que viajarás todos los días y a altas horas de la noche...

—Nada malo pasará, no ésta vez... —susurró Luz.

—Mija... No te pido que te obligues a olvidar lo ocurrido de la noche a la mañana, solo te pido que te des una nueva oportunidad y que lo sucedido con Manny no tenga que limitarnos...

—¿Y si un día te ocurre algo en el hospital? ¿Y si no llego a tiempo como con papá? —Luz miró a su madre con temor y con lágrimas acumulándose en sus ojos.

Camila abrazó a su hija con fuerza, manteniendo su cuerpo cerca y tratando de calmar sus sollozos. Luz también se aferró a su madre en busca de un consuelo.

Hace dos meses que el infierno había llegado para ellas, la muerte de Manny las marcó y cambió por completo todo su estilo de vida. Luz aún tenía pesadillas con esa horrible noche y Camila también, aunque no lo demostraba a su hija.

En un abrazo, las dos trataban de darse el suficiente consuelo que ambas necesitaban, el problema, es que no había forma de alejar el dolor que sentían. El dolor no parecía desaparecer y el constante remordimiento de un "¿Qué pasaría si?" atormenta sus mentes.

—No quiero perderte... —murmuró Luz aún acurrucada en su madre.

—Lo sé, yo tampoco lo quiero... Y aunque me encantaría que ambas nos encerremos del peligro simplemente sé que no es posible —Camila acarició el cabello de Luz—. Duele, lo sé y es horrible, pero la vida tiene que continuar.

Luz detestaba en su interior esas palabras, no porque sea lo único que ha escuchado éstas últimas semanas, sino porque en su interior ella sabe que es verdad y la verdad resulta dolorosa hasta para la persona más fuerte.

No tenía las palabras correctas para decirle a su madre que no encontraba forma de seguir, que todo lo que ella amaba ya no tenía sentido para ella. Las motivaciones habían perdido su rumbo pues ya no estaba su padre para celebrarla.

Extrañaba a su padre.

—¿Puedo tomarme un año sabático? —la pregunta desconcertó a Camila. Se separó un poco de su hija mirándola—. Solo en lo que todo se arregla.

—Luz —el tono de Camila fue firme—. Lo mismo pediste cuando tu tarántula Bob murió antes de ingresar a la universidad.

—Mamá, aquí es en serio —insistió Luz—. No creo poder concentrarme con todo esto, no me siento preparada para regresar.

—Tomar un año sabático no cambiará nada —sus palabras hirieron de nuevo a Luz—. En verdad, entien-

—¡No parece que lo entiendas! —explotó Luz alejándose abruptamente de su madre— ¡Solo dices que debo continuar y seguir con mi vida, pero no es sencillo para mí!

—Luz...

—¡Es complicado para mi seguir como si su muerte no hubiera pasado!

—¡Luz, ya basta! —se detuvo cuando Camila gritó—. ¡No es sencillo para nadie! ¡No eres la única que sufre por la muerte de Manny!

Ambas se miraron manteniendo una respiración agitada. Luz notó las lágrimas en los ojos de Camila y como poco a poco ella cubría su rostro con sus manos y dejaba caer su cuerpo en la cama.

—Yo-yo... —la voz de Luz comenzó a cortarse y su mente empezó a sabotearla. ¿Cómo podía haber hecho llorar a su madre?

"¿Soy terrible... ¿Por qué dije eso?" Los pensamientos de Luz golpeaban cada vez más profundo.

Se alejó junto con la silla a una esquina de su habitación. El silencio en verdad era incómodo y doloroso. Ambas habían tenido peleas o mal entendidos, pero en ninguna de esas veces, Luz había hecho llorar a su madre.

O quizá su madre nunca lo demostró y tan solo lloraba en silencio. Eso solo la hacía pensar que es la peor hija que pudiera existir.

—Será mejor que me-me retire... —Camila anunció levantándose de la cama y evitó mirar a su hija. No por odio o desprecio, ni siquiera la culpaba por el reclamo anterior. Solo no deseó en ese momento seguir atormentando a su hija.

—Ma-mamá... —Luz notó a su madre alzar la mano. Ella se detuvo de su intento de levantarse de la silla.

—No es buen momento para hablar —inhaló profundo y Luz apretó sus labios—. Descansa...

—Lo-lo siento... —gimoteó en bajo Luz y envolvió su propio cuerpo con sus brazos.

—Lo sé, mija... Lo sé —habló su madre con un suspiro—. Buenas noches.

Luz asintió dejando que el llanto la consumiera una vez que su madre salió de su habitación. Intentaba buscar un consuelo para ella misma, pero nada dio resultado, al contrario, siguió atormentando su mente por el trato que le dio a Camila.

Se sintió egoísta, poner tu sentir por encima de las demás personas no era algo que la hiciera sentir cómoda. Ingenuamente creyó que su madre tendría el asunto superado y por eso podía seguir su vida como si nada. ¿Por qué pensar eso?

Se levantó caminando hacia su cama y dejando su cuerpo caer en ella. Abrazó con fuerza su almohada generando una presión tranquilizadora en su pecho.

"Las acciones que hagas en tu presente se reflejan en tu futuro, sé amable y buena persona que el futuro te tendrá tu recompensa". Las palabras de su padre llegaron a su mente como un torbellino.

"Son mis chicas, siempre estaré para cuidarlas, pero mientras no esté, deberás encargarte tú Luz". El vago recuerdo de su niñez intensificó su llanto. Prometió esa mañana cuidar a su madre y cumplió con su palabra, pero ahora no se sentía orgullosa de eso después de lo que ocurrió.

—E-eres una idiota Luz... —murmuró contra la almohada sollozando con fuerza. Sintió que su cabeza estaba por explotar por toda la tensión acumulada, sus pulmones no eran capaces de captar el suficiente aire que necesitaba.

Restregó su cara contra la almohada intentando calmarse, estaba por perder de nuevo los estribos, perdía una lucha contra sus emociones.

—No-no era mi intención... Lo-lo siento, lo si-siento tanto... No-no quise hacerlo —seguía presionando la almohada en su cabeza y empezó a mecer su cuerpo para calmarse—. So-soy una gran persona, una hi-hija increíble... Soy a-amable, no-no soy egoísta.... No, no, no... —se repitió múltiples veces, si conseguía calmar sus malos pensamientos todo mejoraría y estaría más tranquila por la mañana y disculparse con su madre.

Luz sabe que no tiene las fuerzas para continuar, no es fácil para ella ocultar algo como la muerte de su padre, no sabe cómo seguir adelante en un mundo que para ella está roto.

Las personas no saben lo que es vivir en un mundo que para ti está muerto.

Luz miró de reojo sus cajas vacías a lado de su puerta, se acomodó en su cama para poder verlas mejor y poco a poco su mente fue llevándola a un limbo temporal. No pensó nada por un momento, dejó que su corazón llorara por ella.

Cuando encontrara la calma podría pensar con claridad.

(...)

—¿Luz? ¿Qué es todo ese ruido? —Camila se asomó por la escalera sosteniendo el sartén con el desayuno— ¿Luz?

—¡Intento cerrar una caja! —gritó de vuelta.

Camila frunció su ceño, se apresuró en ir a la cocina a servir el desayuno y después de asegurarse que no dejara la estufa encendida, fue directo a las escaleras solo para ver a Luz pelearse con una gran caja.

—¿Qué es esto? ¿Harás venta de garanje? —se desconcertó a escuchar a su hija reír.

—Jamás vendería mis figuras de acción de Azura en una venta de garaje —su hija se detuvo—. ¿Tú qué crees que son? Son mis cosas para la universidad.

Camila miró con más confusión a Luz, aún no olvida su conversación en la noche y se prometió a ella misma en su propia habitación que no le exigiría a su hija. Y ahora, no sabe si detener sus intenciones de volver o dejarla seguir.

—Lo siento, no estoy entendiendo nada —Camila siguió mirando las cajas.

—Bueno... —Luz se detuvo rascando su nuca. Tomó aire profundamente evitando que se formaran lágrimas en sus ojos—. Estuve pensando lo de anoche y...

Camila esperó con paciencia a que su hija encontrara las palabras correctas para hablar. No quería presionarla.

—Aún no descubro como seguir adelante sin que esto no me duela —Luz habló con un suspiro—, suena tonto decir que aunque no sepa cómo hacerlo yo-yo debo intentar avanzar.

Escuchó sus palabras y se compadeció internamente por Luz, no quiso interrumpirla pues es la primera vez en estos dos meses que Luz externaba de esta forma sus sentimientos.

—Estoy aterrada... No sé que me prepare el futuro y si eso será bueno o malo, tampoco estoy segura de que lo que hago funcione sin su guía... —Luz tragó fuertemente saliva—, y ayer note que no había apreciado lo que tú hacías por mí. Perdón...

—Mija...

—En verdad, lo siento tanto... Fui egoísta ignorando por completo lo que sentías. Tú estás en peor situación que yo —el labio inferior de Luz empezó a temblar, se apoyó en una de sus cajas y miró a su madre con arrepentimiento—. Cargar con una hija que no aprecia nada de lo que has hecho no debe ser sencillo.

—No hables así, jamás serás una carga —Camila se acercó a su hija y puso su mano en su espalda dando masajds circulares—. Lo de ayer fue algo que a ambas se nos escapó de las manos, hemos ignorado tantas emociones que en algún punto tendrían que explotar.

—Pero no así...

—Por favor, ninguna emoción reprimida encuentra una sencilla forma de salir —siguió moviendo su mano. Luz asintió convencida—. Mira, lamento haberte gritado ayer, había formas diferentes de decírtelo y no quería hacerte sentir egoísta. No lo eres, tu vives tu propio dolor y nadie más que tu sabe como funcionan las cosas en tu mundo.

—Mamá, yo ignoré por completo tu mundo... Yo siempre veo que es fácil para ti porque cuando murió papá tu de inmediato actuaste, cambiaste de turno, arreglaste los papeles y vives el día a día como cualquier otro, más nunca pensé que solo estaba viendo la superficie y no entré a lo profundo para ver lo que de verdad estabas sintiendo.

Camila sonrió con orgullo, había criado junto a su esposo a una asombrosa hija, que comete errores como todo el mundo, pero como buen humano los sabe reconocer y aprende de ellos. Abrazó con fuerza a su hija, para su sorpresa no se soltaron al llanto, de hecho, sonreían por aclarar por fin sus diferencias.

Habían aprendido a abrazar su dolor y juntas combatirlo.

—Gracias por perdonarme... —susurró Luz.

—No tuve nada que perdonarte —Camila acarició su cabello. Sintió la sonrisa de su hija.

—Entonces —su hija se alejó—, ¿me ayudas a terminar de empacar?

—Cuenta conmigo, pero antes, debes meterle algo de energía a ese cuerpo debilucho —Camila se burló alejándose para bajar las escaleras.

—¡Oye! —siguió a su madre mientras ambas reían.

(...)

—¿Segura que ellos se encargan de llevar tus cosas al dormitorio? —Camila preguntó caminando junto a Luz en el campus.

—Eso dijeron, de cualquier forma preguntaré cuando llegue al dormitorio —Luz respondió mirando a todos los estudiantes con sus familias—. Técnicamente Willow debería estar aquí.

—¿Trajiste supresores? —Luz asintió— ¿Spray? —volvió a asentir—. Recuerda, si sientes que el celo será muy fuerte puedes pedir permiso para faltar a algunas clases, no dudes en llamarme si algo malo pasa y-

—Creo que tengo la suficiente experiencia para sobrellevar la situación. De cualquier forma, sé que estarás ahí por si algo sucede —Luz calmó a su madre—. Y no tengo interés en encontrar un alfa este semestre.

—Si tu lo dices. Ah, por cierto, cuidado con Willow. Es tu amiga desde que son niñas, pero no está de más tener precaución al momento del celo —a su madre le preocupaba que dicha alfa no pudiera tener control a pesar de los años que lleva conociéndola.

En un mundo donde los omegas no tienen la mejor vista en la sociedad y sobretodo siendo Camila también una omega debe tomar precauciones si quiere que su hija no pase por malas experiencias.

—Mamá, es Willow... Ella es mi mejor amiga y quizá puedo decir que es mi hermana.

—Lo sé, pero solo ten cuidado, ¿sí? —insistió con Luz.

—Lo haré —le sonrió a su madre tranquilizándola.

Al poco rato, se encontraron tanto con Willow y Gus que también regresaban a su nuevo periodo escolar. Todos tomaron sus diferentes rumbos después de un momento emotivo de despedida con sus padres.

Para fortuna, los dormitorios eran individuales y no debían compartir con otros omegas o alfas. Quizá solo ese es el plus de Hexside.

—¿De verdad? ¿Convenio con Laboratorios Blight? —Luz preguntó impresionada mientras recorría los pasillos ya conocidos con sus amigos.

—Fue sorpresa para todos, ¿no viste el periódico de Gravesfield? —Gus mencionó con tono irritable.

—Hem... ¿no? —Luz soltó una risa nerviosa.

—Te detesto, buscaré una copia para ti y te la daré más tarde —agradeció el gesto de su amigo—. Aún no sabemos si algún Blight dará clases aquí, que yo sepa toda la familia está en Londres.

—He escuchado que son unos arrogantes, se creen mucho por su linaje puro de alfas y omegas y por su dinero —bufó Willow—. Hacen menos a los demás, los tratan como basura.

—Por favor, no puedes guiarte por los chismes de las revistas —señaló Gus mirando a su amiga que mostraba total desagrado.

—Gus tiene razón. No somos personas del gran mundo como para saber la verdad de todo. Además, por mis padres, sé que los laboratorios Blight realizan muchas acciones benéficas a instituciones de salud y promueven la investigación en emprendedores —Luz explicó recordando vagamente lo que sus padres hablaban.

—Es obvio que lo hacen por quedar bien con los demás —Willow siguió molesta.

—Que tu padre haya sido despedido de esos laboratorios no significa que debas compartir el mismo recelo que él hacia los Blight —el amigo más pequeño mencionó dejando a Luz sin palabras.

—Espera ¿Tu padre trabajó con ellos? Tenemos años de amistad y nunca lo supe —Luz se sintió en cierta parte ofendida pues en todos estos años ella nunca se enteró de lo ocurrido.

—Gus se enteró porque mi padre acudió con el suyo para alzar una columna en el periódico. Y esa columna solo fue ignorada —explicó la alfa—. De cualquier forma, Gus tiene razón. No puedo compartir lo mismo, eso sucedió casi al momento en qué nací.

—Ya veo... Solo, intenta tomar la oportunidad del convenio, tal vez tu padre no tuvo buena suerte en ese momento, pero tu puedes ser la diferencia —Luz le dio un pequeño codazo a Willow—. Confío en ti, los Blight se arrepentirán cuando vean a la asombrosa Willow Park siendo la mejor bióloga de Gravesfield.

Las palabras de Luz calentaron el corazón de Willow y no pudo evitar ocultar un leve sonrojo en sus mejillas. Estas acciones y otras cosas que podría mencionar de Luz hacían que solo Willow confirmara su enamoramiento a ella.

Por desgracia, admitir que estás enamorada de tu mejor amiga no resulta sencillo. Hay miles de eventos posibles que prefiere mantenerse alejada, su principal temor, es perder por completo a Luz. Ella reprime sus sentimientos y la trata como siempre, pero simplemente no puede dejar de demostrarlo en sus acciones.

Mantiene aún la esperanza de que algo pueda resultar entre Luz y ella, ¿qué puede ser mejor que tener como compañera de vida a tu mejor amiga?

—Debo ir a mi dormitorio —Luz la sacó de sus pensamientos—. Los veo más tarde.

—Tendremos noche de Mario Kart, ¿te unes? —Gus dijo emocionado.

—Patearé sus traseros —Luz les guiñó el ojo confirmando la invitación—. ¡Adiós! —se alejó corriendo a los dormitorios.

—Quita esa cara de enamorada —el chico beta se giró hacia su amiga—. Pareces una idiota.

—No-no es cierto —titubeó Willow desviando su vista.

—¿Cuándo le dirás? —preguntó Gus—. ¿Esperarás hasta que termine la universidad? ¿Recuerdas que ella aplicará de intercambio a Londres? ¿Qué pasa si allá consigue-

—¿Puedes callarte? —detuvo a Gus molesta—. Antes de que Luz se vaya a ese dichoso internado yo le diré. Solo necesito tiempo.

—Llevas más de cinco años enamorada de Luz, ¿cuánto tiempo necesitas? —Gus dijo en bajo aunque manteniendo tono de reclamo.

—No lo sé —admitió la alfa—. No sé como acercarme y menos ahora que está reciente la muerte de su padre.

—Estás perdida —Gus suspiró volviendo a caminar. Willow lo detuvo sosteniendo su hombro—. Conozco ese gesto, ¿qué me vas a pedir?

—Obviamente tu ayuda —Willow respondió—. Démosle a Luz unos meses, cuando esté mejor yo-yo le diré...

Gus miró con pesar a su amiga. La había visto destrozada cuando Luz tuvo su primera relación y cuando le confesó que se sentía atraída por una alfa que pronto se convirtió en su novia. Estuvo presente en cada uno de sus sufrimientos y cómo guardaba su dolor detrás de una sonrisa por el bien de Luz.

Haría lo posible para ayudar a su amiga.

—Te ayudaré —Gus le sonrió.

Willow se acercó a abrazarlo en forma de agradecimiento.

Sus decisiones serían como lanzar una moneda, o puedes ganar o puedes perder. Y entre todas las posibilidades, Willow no estaba dispuesta a perder.

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¡Hola! ¿Cómo están?

Lamento mucho la tardanza, tuve que entregar mi trabajo de liberación de servicio social y pues bueno batman estaba baticolapsando, pero lo batilogró.

En fin ¿qué les pareció el capítulo? ¿Les gusta la historia con esto poquito?

Como dije, esto es un Slow burn o mi intento de ello, así que no esperen que exista romanticismo desde el principio, tómenlo como el primer arco.

¡Por cierto! Está la playlist en Spotify, recuerden que pueden meterse a mi perfil y ahí mismo en mi biografía encontrarán los enlaces a las playlist de Spotify.

Sale bye.

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