Capitulo unico: Miss a Thing
Dejó a la pequeña pelirroja suavemente sobre la cuna y con pasos casi insonoros se dirigió a la puerta. No la cerró para poder estar al tanto de cualquier cosa que su hijas pudiera necesitar pero se aseguró de cerrar las ventanas de toda la casa para que ni el viento pudiera perturbar el sueño de Zephyr.
Era viernes por la noche, finalmente tras una dura semana de trabajo llegaba el merecido descanso y debería estar feliz por ello, pero no era así. No podía estar feliz porque ese viernes sería un viernes silencioso y frío más. Un viernes en el que se quedaría pasando de canal hasta que el reloj dieras las doce y en el que se acostaría en una cama vacía sin nadie a su lado más que la cuna de su pequeña.
Comenzó a ordenar el salón del desastre que había dejado una tarde de juegos con su hija. Recogió los juguetes y los metió de nuevo en las cajas de colores. Cuando se alzó de nuevo no pudo evitar fijarse en la cámara que había en la estantería donde tenían varias fotografía de familia. La tomó extrañado, pues no recordaba haber sacado la cámara de su sitio.
Estaba dispuesto a dejarla en el lugar que le correspondía cuando se le ocurrió una idea. No quería hacerlo porque sabía que iba a llorar, "un chico de lagrima fácil" decía Astrid. No quería echar de menos su amor, no quería echar de menos ni una sonrisa, pero tampoco quería irse a dormir con aquella necesidad de ver la mirada color cielo que tanto quería y que podía ver reflejada en los ojos de su hija. No quería echarla de menos
Se dirigió al estudio, que pronto se convertiría en un almacén también para dejar sitio a la nueva habitación de su hija, y encendió el ordenador. Rio cuando recordó aquella vez que llegó a casa y vio a Astrid de mal humor por que no sabía conectar la cámara con el ordenador para ver las fotos, a su esposa jamás se le dieron bien las tecnologías cotidianas.
Entró a la carpeta de la cámara y comenzó a pasar las fotos desde la más antigua hasta la más reciente ¿Desde cuanto hace que tenían esa cámara? Pues tenía fotografías y videos de la noche en la que le propuso matrimonio a Astrid mientras comían pizza en aquel mismo salón. Esa noche dejó la cámara escondida en un punto de apoyo y trató de actuar lo más natural posible para que su chica no se diera cuenta de lo que tramaba pero Hiccup tenía unos terribles dotes de actor. La rubia no tardó en preguntarle que estaba pasando, el castaño no lo resistió más y sacó el anillo del bolsillo.
Luego aparecían otro momentos triviales como excursiones o simplemente días en casa en los que se aburrían los suficiente como para tomar la cámara y grabarse en todos lo ángulos posibles.
Hiccup contempló con especial cuidado las fotografías en las que Astrid salía con su gran barriga hinchada, donde crecía la niña que ahora dormía en la habitación de al lado. Lamentó que no hubiera vídeos del nacimiento de Zephyr o del día que Astrid le dio la gran noticia pero simplemente era momentos demasiado especiales como para estar pendiente de grabarlos.
Aunque por supuesto habían al menos 50 fotos de la pelirroja recién nacida desde el día 1 hasta el día que regresaron a casa. Ese día Hiccup no se separó de la cámara.
Finalmente llegó al final de los archivo con un corto vídeo.
En él se podía apreciar que estaba atardeciendo pero el ojo de la cámara era de la suficiente calidad como para filmar con visibilidad. Se encontraban Hiccup y Zephyr en una colina, Hiccup supo entonces que debía ser Valka la que grababa, y frente a ellos había una línea de humo blanco que iba hacía arriba y se perdía en el cielo. Además, alejados de ellos habían más personas admirando el cielo y todos de encontraban rodeados por unas lujosas instalaciones.
Entonces el Hiccup del vídeo, con Zephyr casi dormida en sus brazos, señaló al cielo y dijo:
—Mira al cielo, Zephyr, allí es donde ésta mamá.
El video duró unos segundos más y la pantalla de apagó. Entonces el teclado conoció el sabor de la lágrimas que Hiccup no había logrado reprimir. Habían pasado meses pero debía seguir aguantando el peso de algo que sabía que podía ocurrir y él lo aceptó en el mismo instante en que la besó por primera vez.
Miró la fotografías que había pegada en una esquina del ordenador, donde una radiante rubia sonreía a cámara, y la acarició suavemente. A pesar de todo volvería a hacerlo todo de nuevo.
—Sé que volverás, mi lady, lo sé.
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.
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Nervioso movía sus manos de un lado y pasando entre ellas el ramo de flores que había reservado desde hacía días y que hoy había recogido.
Sin saber que más hacer tomó a su niña en brazos. La bebé tenía la facilidad para dormir desde que nació pero en un aeropuerto, con tantas personas arremolinadas alrededor se le hizo imposible. Además, normalmente se podría a jugar con la fina barba que su padre se había dejado crecer a lo largo de los últimos 6 meses pero Hiccup se había afeitado la mañana anterior y su barbilla aún pinchaba.
Las que parecían ser familias se miraban entre ellos sonriendo felices, todos estaban allí por el mismo motivo. También se agradecía la presencia de muy pocos fotógrafos, no se permitió la entrada de la mayoría, para el bien de aquellos que regresaban.
Todos dejaron lo que estaban haciendo y se hizo el silencio cuando cruzó la puerta del aeropuerto un hombre trajeado de pelo canoso al que la mayoría conocían. Hiccup jamás habría sonreído al ver aquel desagradable y exigente hombre pero su presencia significaba que había llegado la hora.
Este sonrió a los fotógrafos y alzó la voz.
— Hoy es un día especial, nuestro equipo salió de la Tierra el día 28 de abril y hoy, seis meses y cuatro días después regresan sanos y salvos. Quiero agradecer a su familias el estar aquí para recibir a nuestros cansados aventureros. Sus nombres quedaran grabados en la historia y este día en sus corazones ¡Dadles una cálida bienvenida!
Uno a uno los miembros de la Crew Dragon entraron al aeropuerto.Cada uno tenían distintas y curiosas reacciones, algunos solo sonreían y reprimían sus ganas de ir a saludar a sus familias, otros iban corriendo al encuentro de sus familiares y algunos no podían contener las lagrimas. Finalmente una rubia cruzó el umbral de color blanco con su pequeña mochila al hombro y buscó la mirada de su esposo entre los que habían ido a recibirlos. Cuando verde y azul se encontraron, no terminaban de creérselo.
Hiccup dejó a Zephyr en brazos de Mia, la madre de Astrid fue al encuentro de su mujer. La rubia corrió hasta él y se lanzó a sus brazos en cuanto pudo. Del entusiasmo de la rubia el castaño casi cayó hacia atrás pero lograron mantener el equilibrio y permanecer abrazados unos segundos después. Se separaron lentamente cuando sintieron que eran rodeados por la familia de la rubia, quienes también deseaban su abrazo, pero Hiccup no se que quedó conforme y tomó las mejillas para condenar a Astrid a un largo y desesperado beso que le dijera lo mucho que la había echado de menos.
— Bienvenida— murmuró sobre sus labios con una enorme sonrisa.
— Te he echado de menos,— sonrió abrazándose a su cuello— el espacio es muy aburrido sin ti.
— No más de lo que yo te he echado a ti.
— Eeeeh, Astrid, alguien está impaciente de verte— dijo Valka llamando la atención de su nuera para que viera su pequeña hija.
— ¡Zephyr!— exclamó tomándola en brazos y llenándola de besos— Mi niña, mi tesoro, mi cielo, cuanto te he echado de menos ¿Te has portado bien con papá? Oh por Thor, Hiccup ha crecido muchísimo.
— Sí, si que lo ha hecho...
Hiccup sonrió y abrazó a sus personas más queridas por los hombros. Tras eso Astrid abrazó a sus padres, quienes estaban muy ansiosos de verla. Hacía unos días, cuando volvieron a la Tierra , Astrid tuvo la oportunidad de hacer una llamada programada con Hiccup desde la sede de la NASA e EE.UU antes de volver a Noruega, llamada en la que sus padres estuvieron y no cesaron de preguntarle de todo. De nuevo, su madre repetía las misma preguntas que hacía unos días y Astrid respondía sonriente, había extrañado tanto a su madre que por la rubia podía hacer las preguntas que fueran.
— Esto es para ti— Dijo Hiccup entregándole el ramo de flores y tomando ahora él a su hija.
— Gracias, babe— la rubia leyó muy emocionada la banda que cruzaba las flores donde se leía con letras muy elegante: "Has conquistado el espacio y nuestros corazones"
Subieron al coche todos juntos tal y como habían venido pero Valka y los padres de Astrid se bajaron antes de llegar a la casa de la pareja pues sabían que ya habría tiempo de celebrar la vuelta de la rubia con todos sus amigos, ahora Astrid necesitaba descansar.
Cuando llegaron al edificio decidieron subir por el ascensor pues además de que llevaban el carrito de Zephyr, tras pasar varios meses en gravedad cero las piernas de Astrid no tenían toda l fuerza que deberían.
Hiccup abrió la puerta y dejó pasar primero a su esposa. Entonces la vio parada en medio del salón sin sentido alguno. Hiccup se acercó a ella y la rubia se giró lentamente sollozando. Hiccup vio lágrimas de felicidad mojando sus mejillas y la abrazó de nuevo esta vez con menos entusiasmo pero el mismo sentimiento. Ambos tenían ganas de quedarse abrazados y no separarse hasta dentro de varios años.
La rubia había cumplido su sueño ¿pero a que costo? Había estado varios meses alejada de su hogar, alejada de su esposo, alejada de la niña que crecía por momentos y por supuesto incomunicada. Temía que al volver a casa todo hubiera cambiado, que se sintiera diferente y le fuera difícil adaptarse a su antigua vida de nuevo.
Pero cuando entró en casa y vio todo en sus sitio, todo ordenado y tal y como ella lo había dejado, una sensación nueva la invadió. La sensación de estar en el exacto sitio correcto.
— Bienvenida a casa, mi lady.
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Este one-shot participa en los Hiccstrid Awards de @WhereAreU-Rose así que dadle amor
Nunca había leído ningún one-shot basado en esta canción y estaba por indignarme cuando se me ocurrió hacerlo yo
Ahora sí Chaooo
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