xiv

Cuando su madre vivía, le dijo que todos los seres humanos eran unos mentirosos. No se lo dijo con mala intención; quería probar un punto. Ella decía que la clase de mentiras la gente decía era lo que los definía. Si mientes para salvar a alguien o para ahorrarle dolor, eres una buena persona. Si mientes por tu propio beneficio, sin importarte el efecto que eso tendrá en la gente que te rodea, eres una mala persona.

Y, sinceramente, Calum Hood comenzaba a encajar perfectamente en esa definición.

En todo esto pensaba Deb, cuando se acercaba a casa de Luke sin titubear. De alguna manera, la banda de los chicos se había reunido, y estaban ensayando. Lo supo porque Michael lo publicó en Twitter, y dado que no tenía señales de vida de Calum desde hacía dos días, decidió ir al epicentro del asunto por sus propios medios. Nunca ensayaban más de un par de horas, así que Deb sólo tuvo que esperar unos quince minutos.

Calum salió de la enorme casa, detrás de Michael. Este último, al verla, le sonrió incómodamente y se dirigió a su auto. Ashton, detrás de Calum, frunció el ceño al verla, pero no le habló. Su hermanastro seguía raro, pero no era el momento de averiguar por qué. Calum, completamente concentrado en su móvil, ni siquiera la notó cuando se dirigió a su auto. Tuvo que, sin embargo, dejar su móvil, cuando notó que era imposible abrir su auto, porque Deb estaba recostada frente a la puerta del conductor.

—Oh —dijo él, desconcertado pero para nada alterado.

—Así que, ¿tu móvil si funciona? —exclamó Deb, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Deborah, no creo que este sea el momento...

—Oh, claro que no lo es. El jodido momento era el primer mensaje de texto que te envié, hace DOS DÍAS.

Calum suspiró y miró hacia el suelo.

—Estás enojada.

—Tú no sabes lo que es estar enojado, Calum Hood. Justo ahora podría estrangularte, pero me arruinaría la manicura, y necesito una jodida explicación.

Calum intentó tomar su mano, pero Deb dejó bien claro que no debía intentarlo.

—Tuve algunos problemas... ¿qué tal si damos una vuelta?

—¿Qué tal si te vas a la mierda?

Él pareció bastante ofendido por eso, pero Deb no iba a caer en ese estúpido juego.

—Mali estaba en el hospital, y, seriamente, no tuve tiempo de responder tus mensajes.

Deb ni siquiera se preocupó en preguntar qué ocurría con Mali.

—¿Pero si tuviste tiempo de venir a practicar con jodida banda?

Calum bufó y se cambió de hombro bolso del bajo, y se dirigió a ella como lo que parecía: una desquiciada.

—Discúlpame si no pude responder tus jodidos mensajes mientras mi hermana pasaba por una maldita crisis, Deborah, ¿qué carajos harías tú si Ashton estuviera en esa situación?

Ella no dijo nada por unos momentos, reconociendo que se había pasado de la raya y que probablemente no tenía toda la razón de reclamarle como lo estaba haciendo en ese momento. Sin embargo, seguía tan molesta que no encontró la voluntad para pedir disculpas, y Calum reconoció eso.

—Demos una vuelta, ¿sí?


Estaban pasando por una gasolinera, un punto que para ellos siempre era crucial, y ahí se detuvieron. Calum suspiró. El ambiente era tenso y ninguno parecía querer ser el primero en hablar, pero Deb era un ser pensante y se dio cuenta de que la había cagado antes, así que ella habló primero.

—¿Qué le sucedió?

—Uh —Calum no parecía muy cómodo con el tema—, ella siempre ha tenido problemas renales, relacionados con el estrés. Esta semana tuvo un montón de cosas acumuladas y supongo que eso le hizo colapsar.

Deb asintió, y por la mitad de un segundo se sintió abrumada, porque ella se había acostado con Mali, y no sabía absolutamente nada de ella. Nunca se había detenido a pensar eso sobre nadie, y no quería seguir dándole vueltas al asunto.

—Vine a ensayar porque hoy le dieron de baja y estaba realmente irritado, así que me quería despejar un poco.

—¿No podías llamar, no sé, para decir que estabas bien?

—Oh, ¿estabas preocupada? Porque en tus mensajes sólo hablabas de las múltiples maneras en las que planeabas asesinarme.

Deb bajó la mirada. Ya no estaba molesta, sino irritada y cansada.

—Claro que estaba preocupada, imbécil.

Sintió la mano de Calum sobre su pierna, apretando suavemente, y lo miró a los ojos. Ya ninguno estaba molesto o dispuesto a pelear. Deb se quitó el cinturón de seguridad y se impulsó hasta quedar sentada sobre Calum, su espalda dando hacia la puerta. Pasó sus brazos por el cuello de él, y, contrario a todo lo que normalmente Deborah Kerr haría estando sobre Calum Hood, solo lo abrazó.

Él también la rodeó por completo, y así se quedaron por un buen rato. Abrazados, felices de estar juntos. Tal vez, solo tal vez, Deb pudiera posponer todas las preguntas que tenía que hacerle hasta mañana, solo para disfrutar de este momento. Ahora que lo pensaba, nunca lo había abrazado.

—¿Deb?

—Ajá.

—¿Quisieras visitar mi casa?

Oh, por Dios.


La casa de Calum estaba sorprendentemente cerca de la suya, a unos quince minutos en auto. Tenía un solo piso y un jardín muy lindo. Al entrar, se quitaron los zapatos, y Deb notó el aire olía a perfume de hombre, y la cocina olía a pavo asado. En el comedor había un piano de pared y tres guitarras acústicas, que brillaban con el sol de la tarde. Parecía completamente vacía, y a Deb no le pareció buena idea preguntar por qué.

La habitación de Calum estaba al fondo de la casa, y al entrar Deb sintió ganas de reír, porque era así como se veía Calum por fuera: simple, duro, en la escala de grises y musical. Las paredes eran blancas al igual que su cama, su armario estaba abierto, lleno de ropa negra, y su ordenador estaba encendido, con un vídeo pausado de "What's My Age Again?" de Blink 182. Deb fue directamente hacia el teclado y presionó "reproducir" para comenzar a cantar junto a una de sus bandas favoritas.

—¿Te gusta Blink? —preguntó Calum, con una ceja en alto.

—¿Respiras? —sonrió Deb, y comenzó a cantar de nuevo, saltando un poco y sacudiendo la cabeza.

Esa canción era muy animada, nadie podía culparla. Recordó el tiempo en que Ashton se había mudado a casa, y esa era la canción que estaba practicando con su guitarra y la razón por la cual Deb no lograba dormir. Sonrió. Era un buen recuerdo.

Pero luego, por alguna razón cósmica, una versión de una hora de "Seven Nation Army" de The White Stripes, también conocida como la canción más tremendamente caliente del mundo. Hubo silencio, y Deb se dio cuenta de que Calum pensaba lo mismo que ella sobre la canción.

Se miraban fijamente, y era casi ridículo, pensando en retrospectiva, que hubiesen esperado tanto tiempo para esto. Deb fue hasta él y le sonrió, levantó su camiseta y él subió los brazos. Se la quitó e intentó no mirar demasiado, para poder desabrochar su cinturón, pero Calum era de esos que no usaban cinturón en absoluto, así que fue directamente al botón y cremallera de su pantalón, dejándolos caer y que Calum caminara fuera de ellos.

—¿De verdad quieres hacer esto?

Deb se rió un poco. ¿Era una broma? Era Calum Hood. Por supuesto que quería.

Así que se quitó la camiseta y bajó sus pantalones ceñidos con lentitud, mientras Calum la observaba. Estaba a punto de suceder, pero no quería apresurar nada. Fue hasta él y le dio un corto beso en los labios, riéndose de él.

Nunca se esperó que él la tomara de la cintura y la llevara a la cama tan apresuradamente. Deb gritó un poco por la sorpresa, pero no lo detuvo cuando comenzó a besar su cuello y desabrochaba su sostén al mismo tiempo. Luego bajó sus bragas, y el mundo explotó en millones de partículas brillantes.

Si había algo particular de Calum durante el sexo, era lo ruidoso que era y lo mucho que le gustaba morder. Deb estaba segura de que le quedarían marcas en todos lados, porque cuando estaba a punto de acabar, Calum apretaba todo con fuerza y parecía completamente fuera de sí, como si fuera otra persona, y terminaba respirando como si hubiese corrido una maratón y con mucho agradecimiento expresado en besos y sonrisas.

Lo curioso fue que, en un punto, el mundo tomó otras tonalidades, y otro sabor. Por algunos segundos el significado de todo se revolvió, cambió y se volvió a ordenar de manera completamente distinta. Se sentía bien, como comer un helado de chocolate, o fumar marihuana. Como si tuviera la respuesta del universo en frente pero estuviese en suficiente paz como para no necesitarla.

Deb no podía creerlo. El loop de una hora de canción estaba por terminar y ella estaba en otro mundo, otro planeta, con Calum a su lado, murmurando "oh, por Dios" repetitivamente. Ella, en cambio, seguía en shock, y no podía procesar lo que acaba de suceder.

—¿Estás bien?

Ella le asintió, pero no estaba segura. Es decir, físicamente se sentía excelente, y había tenido varios orgasmos geniales, pero mentalmente estaba hecha un lío, y no entendía por qué.

—Acabo de tener sexo con Calum Hood —murmuró, tragando en seco todo lo que había sucedido.

—¿Fue malo? —preguntó Calum, como una broma. Estaba muy seguro de sus habilidades como para realmente dudar.

—En realidad, creo que fue el mejor sexo de mi vida.

Antes de Calum, el mejor había sido Jack Hemmings, pero eso no se lo diría a nadie.

El problema con lo que había pasado era que Deb entendía lo que había pasado porque lo había hecho un millón de veces, y sabía qué venía luego de esto y cómo funcionaba, pero no lograba darle sentido a algo.

—No entiendo, ¿qué te ocurre? —preguntó él, acariciándole el cabello.

Ella buscó las palabras, pero sólo pudo comenzar a balbucear.

—Es como que en un momento me perdí, no sé. Éramos algo así como uno solo por un instante. Todo pasó en cámara lenta. No... no entiendo mucho.

Calum se rió, y le tomó del mentón para que se vieran a los ojos.

—¿Sentiste una conexión?

Deb lo pensó, y sí la había sentido. Pero también había sentido una conexión con Luke un par de veces y no era como esto. Le asintió, sin embargo. Él se encogió de hombros y besó su frente.

—Acabas de hacer el amor. Tal vez eso es lo que no entiendes.

Y eso había sido tan real, que Deb se preguntó cómo había sido capaz de follar a tanta gente en el pasado. No se arrepentía, pero, sinceramente, ¿cuál era el punto si no se sentía como lo que acaba de hacer con Calum? ¿Cuál era el punto si no había ningún sentimiento de por medio? ¿Qué había estado buscando?

—Creo que me estoy enamorando de ti —dijo Deb, con el ceño fruncido, incapaz de creer que estaba diciendo eso.

—Qué bueno que sentimos lo mismo, Debs.

Debs.









forever enamorada de este capítulo y de cALUM

PD: pronto viene lo malo, get ready

PD2: ya sé cual es el final de esa historia y quiero llorar :( 

xx.

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