xii
Deb estuvo tan distante durante gran parte de su cita que, en medio de su distraída percepción, notó algo sobre Calum. Él era paciente, y muy detallista. Sabía que algo le ocurría, pero era suficientemente inteligente como para no preguntarle en un lugar lleno de gente.
Deb tenía la mente en todos lados y en ninguna parte, o al menos eso fue hasta que se subió al auto de Calum y se abrochó el cinturón. Calum condujo unas cuantas calles y aparcó cerca de una gasolinera, listo para confrontar la situación.
—¿Qué es lo que te pasa? —preguntó luego de un suspiro.
—¿Ah?
—Has estado en otro lugar todo este tiempo —explicó, mirándola, pero sin que ella le correspondiera el gesto.
No se sentía culpable por haberlo engañado porque no eran nada. No sentía remordimiento da haber ido con Luke por la tarde ni estaba triste por algo en específico. Sólo se sentía... perdida, como si piezas del rompecabezas faltaran.
—No lo sé.
—¿Tiene que ver conmigo?
—Sí y no.
Él esperó que ella se explicara mejor, así que ella lo hizo. Se quitó el cinturón de seguridad y se volvió hacia él.
—Siento que todo el mundo está ocultándome cosas. Que nada encaja. Que perdí el rumbo.
Él frunció el ceño. No parecía preparado para lidiar con alguien que tenía profundas dudas existenciales, y la verdad era que Deb sólo quería que la llevara a casa para quedarse sola de nuevo, sola pero tranquila. No quería que nadie sintiera lástima por ella, porque era una adolescente que parecía indestructible pero que tenía preguntas, como todos los adolescentes.
—Sabes, eso le pasa a todos...
—Lo sé.
Entonces Calum sonrió y con una mano acarició el costado de su rostro.
—Yo no te oculto nada —aseguró.
Deb le devolvió la sonrisa, pero usó su sonrisa más falsa, la que Calum aún no sabía identificar.
—Eso es lo que dicen todos los que ocultan algo.
La sonrisa de Calum se desvaneció y se cruzó de brazos. Había algo de su postura que le decía a Deb que más que estar indignado por una acusación como esa, estaba fingiendo estarlo. Ella se rió y negó con la cabeza.
—Hoy me acosté con Luke. —sintió como Calum contenía la respiración y soltó una carcajada—. Fui a su casa y me dijo un montón de mierda de ti.
Él bufó, mucho menos irritado o violento de lo que Deb hubiese esperado. Cuando ella se había acostado con su hermana, él casi la había golpeado en el aula de clases, pero ahora que ella lo había engañado, parecía inmutable. Vaya mierda, pensó Deb, porque era una situación que no sabía descifrar.
—¿Estar contigo significa tener que soportar que estés con Luke? —preguntó él. Era gracioso, porque al parecer no le importaba qué cosas malas había dicho Luke sobre él.
—No lo sé —admitió, casi molesta porque le preguntara eso—. No me he acostado contigo, y, seriamente, ¿una semana sin sexo?
—Deborah, no sé si te das cuenta de que con comentarios como esos solo confirmas los chismes que cuentan sobre ti.
Y Deb estaba a pocos instantes de bajarse del auto. La conversación había tomado un giro demasiado inesperado, y aunque ella había comenzado, todo esto era un golpe a su orgullo.
—¿Y cuáles son esos chismes?, ¿que soy una promiscua, una zorra, una regalada?, ¿que soy una vergüenza porque fumo, bebo y me drogo, exactamente como lo haría cualquier chico de mi edad sin ser criticado en absoluto?
Calum la miró fijamente; esa había sido la frase más larga que ella había dicho durante toda la noche.
—No.
—¿Entonces cuáles chismes?
—Los que dicen que no tienes corazón y que juegas con cada persona que se te pone en frente, y, francamente, me comienza a parecer que es así. Jugaste con mi hermana para hacerme daño; juegas con Ashton para lograr lo que quieres; utilizas a Luke como distracción y me engañas. Todos los hechos están en tu contra.
Deb se cruzó de brazos. Pensó en dejar el auto y pedirle a Ashton que fuera a buscarla a esa gasolinera para buscarla antes de que se hiciera aún más tarde, pero eso le daría la razón a Calum. Él pensaría que había ganado.
—Me acosté con tu hermana porque me dio la jodida gana y mis razones no son tu problema. No es como si la hubiera forzado. Luego, Luke es mi mejor amigo, y no te atrevas a meter a Ashton en esto. —hizo una pausa—. No te estoy engañando porque no somos nada, Calum, y probablemente nunca lleguemos a serlo porque sinceramente no me trago todo tu cuento de hadas de buenas intenciones.
Acto seguido, Deb abrió la puerta del auto y comenzó a caminar hacia la gasolinera, sintiendo sus botas resbalarse a penas sobre el terreno rocoso. Ni siquiera cerró la puerta del auto en medio de la descarga de adrenalina.
—¡Tienes unos jodidos problemas de confianza, Deborah!—le gritó Calum.
Deb le mostró el dedo medio en respuesta. No iba a dirigirle ni una palabra más.
Se dio cuenta muy tarde de que la gasolinera estaba cerrada y maldijo en voz baja. No tenía a nadie para escucharla. Calum no la había seguido, y aunque secretamente había querido que lo hiciera, era mejor así. Estaba tan molesta que cuando Ashton atendió su llamada y le dejó saber que estaba en una fiesta, que casi estrelló su móvil contra el suelo.
Se sentó en la acera, contemplando el auto de Calum, aún inmóvil a unos veinte metros. El único servicio disponible era el de la gasolina, así que pensó en la posibilidad de quemar el auto de Calum, pero se contuvo, porque aquello era, como, bastante ilegal.
Cubrió su rostro con sus manos y decidió pasar ahí un rato, para aclarar sus ideas y no cometer suicidio, pero poco después se dio cuenta del maricón débil que era Calum, porque ya se encontraba sentado a su lado. No pudo estar molesto con ella ni media hora.
—No me molesta que te hayas acostado con Luke.
—¿Cómo puede no molestarte? Yo te mataría.
Él soltó una risita.
—Eso sería estúpido —Deb se volvió a mirarlo y él estaba sonriendo—, porque si te mato no podrás acostarte conmigo, y si no te acuestas conmigo jamás te darás cuenta de que no querrás acostarte con nadie más, nunca más.
—Eres el ser más incomprensible del universo y quiero ahorcarte.
Él se encogió de hombros. —Hace como diez minutos también quería ahorcarte.
—No voy a cambiar por ti.
—No recuerdo habértelo pedido.
—Y lo que sea que me estás ocultando, lo descubriré.
—Adelante.
Deb se puso de pie y se dirigió de vuelta al auto de Calum, anotando mentalmente que tenía que poner en el tope de sus prioridades comprar uno para ella.
—Hey, Kerr —Calum la llamó—. Si fueras mi novia podría de hecho molestarme porque te acostaste con Luke.
Deb se detuvo en seco y frunció el ceño. Él no podía estar hablando en serio.
—¿Qué quieres decir?
—Que deberías ser mi novia y todo eso.
Deb bufó. —No.
—Sí.
—No.
—No.
—Sí... MIERDA —Deb se echó a reír. Había caído en el truco más viejo del mundo, pero esta vez había terminado en un resultado un poco diferente al normal.
Deborah Kerr tenía novio, y era Calum Hood.
corto pero efectivo jeje.
saben que me da risa porque dalum no ha llegado a ser ni la mitad de cute de lo que puede ser, ustedes sólo han visto la punta del iceberg y eSTOY DE VUELTA PERO BUENO QUÉ MÁS DA
HOLA
PD: voy a ver civil war mañana rip yo
PD2: COMO HAN ESTAAAADO
PD3: oly si ves esto te amo
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