iv
-¿Quieres que lo mate? -preguntó el rubio, acariciando el cabello de Deb y recostando su cabeza en su hombro desnudo.
-Lo mejor que podría salir de eso es que te confabules con él de nuevo -se rió ella.
-Hablo en serio, en ese momento lo hice porque estaba cabreado contigo, pero no pasará de nuevo.
Deb se volvió sobre la cama para mirarlo de frente, con una ceja en alto.
-¿Cabreado conmigo?
-Habías ido a mi casa a follarte a mi hermano.
Había una mirada muy seria en los ojos azules del rubio. Deb no sabía si era tristeza, celos o simple enojo, pero de todas formas se rió de él.
-¿Te da risa mi enojo? -preguntó, fingiendo estar ofendido.
-Actúas como si quisieras se exclusivo conmigo, Robert -respondió Deb entre risas.
-¿Qué? ¡No! -bufó- Pero, vamos, Deb, ¿qué tienes con follarte a los hermanos de la gente?
-Puras coincidencias.
Luke sonrió y le acarició el hombro.
-Adoro tu voz y el hecho de que hables más.
-Cállate.
-No, en serio lo hago. Y me gusta que últimamente estás más enojada porque cuando frunces el ceño tienes la misma expresión que haces cuando me estás...
-¡CÁLLATE! -Deb se lanzó sobre él y lo hizo que se callara cubriendo su boca con una mano. Luego se la quitó.
Probablemente lo que sentía por Luke no era sólo sexo; y podía notarlo porque se conocía a sí misma. Notaba la forma en que el sol hacía que sus claras pestañas hicieran sombras delicadas en sus mejillas, recordaba lo traicionada que se había sentido en aquella fiesta, y eso era demasiado para ella a veces. Pero nunca iba a admitirlo.
-En serio, ¿no quieres que te ayude? -preguntó, a la vez que invertía la posición en la cama para quedar sobre ella y acomodarse entre sus piernas, completamente listo para otra ronda de lo que habían llegado haciendo.
-¿Cómo puedes ayudarme? -suspiró ella.
-No lo sé, ¿cómo quieres que te ayude?
Ah. Maldición. Maldito Luke Hemmings y su maldita manera de hacer todo.
-Fóllame y después hablamos de eso.
-Vale.
-Había una vez una niña llamada Sussie -dijo el pequeño niño regordete. Deb estaba a punto de clavarse un lápiz en el corazón para morir y no tener que seguir escuchando esto- que le gustaba caminar por el parque durante la noche.
-¿Sabes qué le pasa a las personas que caminan por el parque de noche? -Deb lo interrumpió- Mueren abducidos por alienígenas. Ahora cállate. Siguiente.
El niño bajó la cara, pero honestamente a Deb no le importaba. La niña que vino luego estaba en octavo grado y llevaba el cabello atado en dos trenzas. Le recordó a sí misma a esa edad y eso le repugnó.
-No quiero leer el mío -aseguró y sólo se lo entregó en la mesa.
Odiaba tener que estar ahí. Había diez personas terriblemente molestas que estaban seguras de que ella iba a escuchar sus historias, asignaciones sin sentido que la profesora Mendoza les había indicado hacer antes de irse del país. Deb se sentía completa y totalmente estresada. Estaba a punto de sacar un cigarrillo y fumarlo ahí mismo.
-Son un club demasiado pequeño -dijo Deb mientras tomaba una libreta en donde se suponía que estaba a lista de los integrantes-. Da lástima.
-Pasamos un buen rato, sobre todo si Poe está aquí-aseguró uno de cuarto, tenía lindos ojos.
-¿Quién carajos es Poe?
-Uno de último año -dijo la niña de octavo-. Tú lo conoces.
Deb le frunció el ceño. Era gracioso como eran unos críos que sabían la vida de los de preparatoria, pero para Deb sólo resultaba irritante.
-¿Y qué hacen cuando el dichoso señor Poe no asiste?
-Oh, pero él viene -aseguró el regordete-. Sólo que llega tarde todos los días.
Pareció haber sido algo sincronizado, porque en ese momento la puerta se abrió. Calum Hood entró a la clase, muy ocupado en su móvil como para notar quién la presidía. Todos los presentes comenzaron a saludarlo, diciéndole "Poe" repetidas veces, y él sólo sonreía amable y les daba la mano o cosas así, para luego sentarse y guardar su móvil.
-Mierda -dijo en cuanto la vio.
Deb no comprendía exactamente qué sucedía. Obviamente, Calum estaba en el club de literatura y era bastante famoso entre sus escasos integrantes. Se lo tenía bien guardado, porque, sinceramente, ¿quién se esperaría ver a Calum Hood en un sitio como este? Había, como, que expresarse y leer, cosas que no se relacionaban con él en absoluto.
-¡Te dije que se conocían! -exclamó la niña y Deb la miró mal.
-Le decimos Poe porque ese es su autor favorito y siempre lo cita -comentó uno de tercero, que no había hablado hasta ahora y que estaba a la izquierda de Calum.
-Está suplantando a la profesora Sandra -le susurró alguien, porque él aparentemente no tenía idea de qué sucedía. Le miraba serio, como si pudiera desaparecerla con la vista.
-¿Por qué iba a dejar Sandra a alguien como tú para suplantarla? -bufó él, y las diez personas que estaban en el aula parecieron haber presenciado una pelea épica entre Nicki Minaj y Miley Cyrus, de nuevo.
Lo que Calum no sabía -que era mucho, porque él no sabía nada de ella-, era que Deb tenía muchísimo más mérito del que cualquiera podría pensar para haber sido puesta por la profesora Mendoza ahí. De todas formas, no había pedido suplantarla; ella la había, básicamente, obligado a hacerlo.
-Probablemente por las mismas razones por las que no te dejó a ti.
Una chica alta al final de la fila cubrió su boca, perpleja. Calum no iba a soportar, claramente, que alguien lo insultara así.
-Tú no puedes escribir o leer nada que no sea Jack Daniels o Smirnoff.
Deb sonrió con sorna. Se levantó y llegó hasta el estante junto al escritorio donde se había sentado anteriormente, abriendo una pequeña puerta corrediza de vidrio y sacando un trofeo con motivo de madera, con una placa de cobre en la que estaban impresas varias palabras. Fue hasta la mesa de Calum y le mostró el trofeo, sin dejar que lo tocara, los demás acercándose para ver de qué se trataba.
La expresión petulante de Calum cambió a la total confusión de un momento al otro, y la constante aversión de los demás se cortó súbitamente para dar paso a la incrédula admiración. Nadie podía creer lo que estaban viendo, excepto Deb, porque sabía qué era y por qué.
-Se te olvidó Captain Morgan, imbécil -culminó ella y volvió a sentarse, no sin antes dejar el trofeo en su lugar y hacer todo el esfuerzo del mundo para ignorar a Calum el resto de la clase, cuyos pensamientos parecían estar muy lejos.
Probablemente estaban en las palabras grabadas en la placa que Deb le había mostrado, eso podía apostar. Deb tuvo una gran sonrisa en el rostro el resto de la clase, e incluso escuchó animada las historias de los demás ahí, porque se había salido con la suya, de nuevo, y eso era suficiente para hacerle el día.
Había una pequeña punzada en su pecho, sin embargo, porque, de hecho, nadie creería que Deb sería capaz de algo así a menos de que ella se ocupara en buscar las pruebas. Porque ella había cambiado tanto que esa parte de su vida se veía completamente opacada por la imagen que se había forjado para sí misma, y amaba esa imagen, porque era ella, pero había otras cosas que ella podía hacer que no eran sólo beber o follar, y nunca se había detenido a pensar que la gente podría verla planamente como una cara bonita con una personalidad loca, sin nada más.
"La asociación estatal de literatura de
Florida otorga el primer lugar a:
Deborah Kerr.
Por su singular redacción y punto de vista
demostrados en la competición.
2013."
el drama del fandom me fortalece y me da inspiración
TAMBIÉN ME DA ANSIEDAD PERO ESO ES DAÑO COLATERAL
epa, epa, adivinen qué país no está en el derp-con
*redoble de dedos sobre la mesa*
VENEZUELA, SIIIIII.
5 seconds of i don't fucking need you i hate this band anyways
PD: nadie mencione a luke si no es sobre el capítulo porque estoy sensible gracias
PD2: take my mONEY, TAKE MY KEYS, DRIVE THIS CAR THROUGH THE DRIVE THRU PLEASE
xx.
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