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× Caso de amor 2/3 ×
Shinsou esperaba no tener impregnado el olor del perfume de aquellas chicas que, incluso después de dejarlas en un departamento ellas insistían en que entrara a pasar un buen rato.
¿Qué no sabían que era menor de edad? Ellas mismas habían dicho verlo en la televisión por la escuelas de héroes y lo mínimo que les calculaba es que fueran a la universidad.
Con prisa el peli-morado una vez logró huir de las chicas se dirigió a una dirección que le había llegado hace minutos, supuso que sería el número de Bakugō indicando su posición para que volviera a la misión.
Por reflejo o inconscientemente guardo en número de su compañero sin preguntarse como es que el rubio tenía su número.
Una vez llegó a dicha dirección se quedó estático y tuvo que leer más de dos veces el mensaje por si se hubiera equivocado, pues el lugar al que llegó era un motel.
A los segundos otro mensaje llego indicando el número de habitación en tal piso junto con un insulto confirmando que se trataba de Bakugō.
Sin saludar a la recepcionista de aquel barato hotel se dirigió a la habitación 512 en donde antes de poder tocar la puerta está fue abierta y fue jalado del brazo dentro de esta.
- ¡Ya era hora de que llegarás, maldito bastardo! - Empezó a regañar el rubio para después estrellar la puerta tras de él.
- ¿Cuál es la situación? - Ignoro Shinsou mientras se quitaba su chaqueta azul y la lanzaba a la cama.
- ¿Del barato motel, la puta o el asqueroso olor a perfume que tienes? - Gruñó, se mantuvo de pie con los brazos cruzados y recargado en la pared continua a la habitación de aquella mujer para escuchar algo.
- Las chicas de las que te salve se pegaron mucho a mi, por eso tengo este asqueroso perfume. - Refutó y Bakugō frunció el entrecejo.
Al parecer la palabra "salvado" no podía ser usada con Bakugō y su orgullo, algo nuevo que aprendió el peli-morado antes de ser víctima de los gritos de su compañero junto con pequeñas explosiones.
Cómo supuso aquel motel era tan barato que ni siquiera servía la alarma contra incendios.
Bakugō fue callado por un toque en la puerta, ambos chicos se sobresaltaron y se miraron de reojo como preguntándose si esperaban visita. ¡Pero claro que no! Compitieron por ver quién abría primero la puerta dándose empujones y jalones; En su pequeño juego ganó Shinsou gracias a su estatura y control mental dejando sentado en el suelo detrás de él a Bakugō con la mirada perdida por la hipnosis.
Shinsou abrió la puerta encontrándose gratamente con la mujer a la que seguían.
- Buenas noches, me preguntaba si podrían dejar de gri- La mujer se calló cuando vio a Bakugō detrás de él en el suelo con la ropa algo arrugada y jaloneada. - Oh, lo siento... Por favor sigan con lo suyo. - Shinsou se estremeció cuando la mujer lo miro de pies a cabeza para después darse la vuelta y entrar a la habitación continua.
Se sintió violado y asqueado, o bien la mujer lo había mirado de manera pervertida o había supuesto que él y Bakugō eran una pareja a punto de fornicar igual que ellos.
No sabía cuál de las dos le daba más miedo.
Se dió la vuelta para mirar a su compañero aún sentado del cual no sabía nada más que su nombre y algo de su personalidad.
Shinsou no era estúpido y sabía que en el momento de liberar a Bakugō de su poder este lo atacaría sin piedad, así que más valía tener algo para preservar su salud.
Tomó su celular y con el comenzó a tomar fotos al rubio obligándolo a hacer cosas y poses vergonzosas, incluso para darle fin a la sesión de fotos se tomó una con el, Shinsou haciendo la señal de paz mientras que con su otro brazo lo pasaba por los hombros de su compañero y este mantenía su mirada perdida.
Guardo su celular en el bolsillo de su pantalón y ya alejado de su compañero lo libero, Bakugō parpadeo varias veces para analizar la situación.
- Ahora sí que estás muerto. - Mostró los dientes molesto para después lanzarse sobre su compañero quedando encima de él agarrándolo del mentón para que el mayor no pudiera hablar siquiera dejándolo en el suelo con Bakugō sobre él. - ¡Te voy a-
- ¡Duro! - Interrumpió la voz de la mujer gimiendo. - ¡Dame más! ¡Ah!
Shinsou aguanto una carcajada inflando las mejillas y mirando al rubio sobre él quien lo soltaba para mirar la pared donde se escuchaban los gemidos.
Con la boca abierta y un tic en el ojo Bakugō relajo el cuerpo y el agarre, Shinsou miraba a la pared y luego a su compañero sobre el, sabía que el rubio no era bueno con los sentimientos, mucho menos con relaciones amorosas pero era como si nunca hubiera escuchado algo tan melodioso como los gemidos de una mujer. » Inocente « Pensó Hitoshi, pero era Bakugō de quien hablaba... No podía quedar ni una pizca de inocencia en aquel cuerpo lleno de ira.
Tal vez solo no estaba acostumbrado y se masturbaba solo cuando era necesario, de pensar tanto en eso y su compañero al mismo tiempo se sintió sucio y pervertido, miró al techo y extendió los brazos sobre el piso, con la cara roja suspiro.
- Bakugō... ¿Podrías bajarte por favor? - Murmuró sin ver a su compañero apenado, el rubio reaccionó y se levantó de inmediato sin pensarlo dos veces. Shinsou agradecido también se levantó y se fue a sentar en la cama en donde cubrió su entrepierna con una almohada. - Ti-Tienes que grabar un audio.
- ¿Eh? - Alzó una ceja irritado.
- Para tener las pruebas de que esa mujer engaña a su marido... Qué suerte que las paredes sean delgadas. - Con la mirada en sus manos dijo Shinsou. - Así podremos irnos de aquí.
- ¿Por qué mierda tengo que grabar yo? No quiero tener esa porquería en mi celular.
Shinsou rodó los ojos y le aventó su celular desbloqueado.
- Con veinte segundos bastará. - Bakugō de mala gana comenzó a grabar quedando ambos en silencio por veinte largos segundos mientras escuchaban los gemidos de al lado.
- Lo tenemos. - Anuncio Bakugō devolviendo el celular. - Vámonos de este basurero. - Se dió la vuelta para salir pero al llegar a la puerta se dió cuenta que no fue seguido por el mayor.
Se regreso a la cama encontrando a Shinsou cubriendo su cara con otra almohada.
- Puedes continuar, más tarde te alcanzó. - Escucho el rubio aún con una almohada en la cara de su compañero, Bakugō alzó una ceja y arrugó la nariz al notar que las orejas y lo que se veía de las mejillas de su compañero estaban rojas.
El rubio entendió la situación y rodó los ojos.
- Dormiré en el sofá... No pague está habitación para nada, si te acercas a mi te mato por segunda vez. - Reconcideró y trato de sonar tranquilo pues supuso que Shinsou ya sufría demasiado por ahora. - Por cierto puedes usar el baño.
Y una almohada se estrelló en la cara de Bakugō.
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