Misfit

Yuta y Mark tienen algo en común; los dos son un par de inadaptados.

En un mundo donde los Alfas gobiernan, rompen los culos de sus parejas, escupen, beben alcohol, ganan dinero y juegan a ser los más feroces lobos. Donde los Omegas son los lindos, los bien depilados con piel suave, voz aguda, que se dejan romper el culo por los Alfas. En donde no toman en serio a un Beta. En ese mundo.

Están ellos dos.

Veinte y cuatro

Y

Veinte y uno.

Mark es el menor.

Yuta es el mayor.

Hay cuatro tipos de Betas. Los que obedecen a ser invisibles, que hacen lo que la sociedad dice que hacer. Los que quieren parecer un Alfa o un Omega, que sí o sí quieren entrar en la parte buena de la sociedad, que quieren, ser el o la dominada si eso significa no ser rechazados. Aunque se humillen a sí mismos. Y los otros dos. Yuta y Mark.

Los dos admiten ser unos raritos.

Unos, inadaptados, como otro los llaman.

La sociedad está basada en lo que mira. Así que, las apariencias que Yuta y Mark tienen; no son bien vistas.

Porque los dos son tan diferentes y a la vez tan iguales. Uno es un gran hombre con mirada sería y desbordando masculinidad. Otro es un pequeño con ojos brillantes lleno de entusiasmo.

Ellos son los betas, los que la sociedad no toman en serio, los que no pueden tener cachorros, los que solo tienen que trabajar en oficinas para facilitar la vida los Omegas y los Alfas.

Son hombres deseables, sí, cuando creen que uno es un Alfa y el otro es un Omega. Al saber que son betas, parece que pierden todo encanto, ese es el mundo arcaico en dónde ellos viven.

A Yuta y a Mark no les molesta ser betas, la sociedad puede irse a la mierda, ellos harán lo que quieran, Mark puede vestir de rosa y también de negro y no por eso quiere fingir ser un Alfa o un Omega. Yuta puede maldecir a todos y no ser un puto oficinista.

La sociedad es una completa mierda arcaica, con pensamientos estúpidos. No todos tienen que seguir una monotonía, no es un ciclo obligatorio, no es nacer, crecer, presentarse, casarse de y dejarse hacer según su tipo.

Ambos betas saben lo que quieren, se han equivocado en un punto de su vida al querer encajar, algunas veces, también se cansan, algunas veces solo desearon un "está bien" ahora ambos son mayores y saben lo que quieren, el rechazo ya no duele. Ya no importa, el amor propio gana a todos esos estereotipos.

Eso sí. Su pasado aún golpea en su memoria.

Yuta cuando era pequeño no se sentía ser un próximo Omega o Alfa cómo creían sus mayores. Yuta se crio con valores, siempre respetuoso, siempre poniendo atención a la jerarquía de la vida. Sus ojos rasgados, su cuerpo alto fácilmente manejable daba instintos de Alfa. Su arcaica sociedad ya se había hecho de la idea de que algún día se presentaría como Alfa. Más Yuta muy dentro de sí, sentía que eso no iba a pasar. Y siendo sinceros, deseaba que así fuera.

No deseaba ser un gran lobo con un gran cuerpo peludo y piernas anchas, no quería una voz gruesa ni ser perseguido por omegas. No quería tener que hacerse cargo de una familia a los veinte.
No quería tener la misma aburrida vida monótona de la sociedad entera.
Quería ser libre, deseaba no ser un Alfa, mucho menos un Omega.

Ser Beta para Yuta, era ser libre.

Entonces, tal y como su cuerpo desde pequeño lo decía, se presentó como Beta.

Y estaba más que feliz, aunque al principio su familia lo rechazó como un fallo.

Mark desde muy pequeño fue asquerosamente mimado "el próximo Omega" de la familia Lee. Tienen razón era pequeño, muy lindo, lo admite. Pero su frente se arrugaba cuando le planeaban su vida siendo Omega. Era, criar a tus hijos, darle gusto a tu Alfa, verte bonito, cuidar tu figura delgada no quemarte, no manchar o marcar tu cuerpo más con la mordida de tu esposo.

Todo se resumía a: No importas tú, importa que tu pareja sea feliz con lo que tu cuerpo le otorgue.

La idea no le gustaba, y con todo lo que sus familiares y cercanos le decían, tampoco le interesaba ser un Alfa. Mucho menos un alfa, querré decir.

Entonces, a lo que unos tan solo decir Beta parecía lo más espantoso del mundo. Para Mark era, felicidad. No estar ligado a un destino. No ser el Omega dócil abre piernas, o el Alfa territorial con instinto de perro.

Mark quería ser un Beta.

Cuando a los dieciséis, empezó a formarse un bigote. Los que creyeron que sería un Omega se espantaron del vello. Cómo no había signos de nada, hicieron una prueba de sangre.

Un Omega con vello, es espantoso una aberración que daña la lindura.

Mark fue el primero en leerla. Y fue uno de los mejores días de su vida. Probablemente sería rechazado, pero era fiel creyente que la felicidad también puede crecer consigo mismo.

Mark es un Beta y está orgulloso de ello.

Y aun así, Yuta y Mark son unos arcaicos al igual que su sociedad. Porque en tan solo ver apariencias. Mark creyó ver al alfa más guapo que pudo haber visto en su vida y Yuta creyó que nuevamente iba por el mal camino de enamorarse de un (en este caso macho) Omega.

Porque a primera vista, Mark con sus ropas de tonos cálidos y su bonito rostro era el perfecto estereotipo de Omega.

Y Yuta, con su rostro serio, sus ropas oscuras sin mangas que revelan los vellos de sus axilas. Parece el típico Alfa que alardea de sí mismo.

Creyeron que el otro cumplía con sus fantasías inexistentes que pensaron en un Alfa y un Omega.

Dos inadaptados, ilusos e ingenuos.

Corea era el lugar donde huyeron, estaban ciertamente destrozados, Mark en Canadá tenía un novio. Su novio era un Alfa que no se cansaba de decirle a Mark que era suertudo de ser Beta con un guapo y fuerte novio.
Aparte su novio. (Porque no terminó con él aunque seguramente ni siquiera sabe que Mark ya no está en Vancouver, o siquiera en Canadá) prácticamente obligaba a Mark a vestir como un común Omega lo hiciera, a Mark no le molestaba utilizar ropas rositas y claras, era más bien la obsesión de su novio al hacerlo parecer un Omega. Su novio mordía su cuello diariamente para que todos notarán su marca como si fuera un Omega ya enlazado. Después de un año de relación, empezó a darle asco la monotonía de darle el gusto para parecer un Omega.

Porque si Mark vestía de negro o ropas oscuras, su novio no lo toleraba y le hacía sentir que entonces nadie le hablaría o tomaría en serio, porque sí puede hacerse parecer un Omega. Pero, "no puedes intentar ser un Alfa, yo soy el Alfa"

No sabía que mierda tenía de pensamiento la cabeza de su novio, pero decidió pensar que amor no era. Alguien que te ama, debería dejarte opinar en ti mismo. Dejarte ser como tal. Su novio, aparte de hacerle "vestir un Omega" le pedía que hablará más agudo, que lo llamará de usted, que no saliera tanto a la calle, que mostrará la horrible mordida que se encargaba de marcar a cada día, que no hablará con más alfas, hasta que gimiera más agudo.

Mark no se sentía el mismo, no pedía ser el "Alfa de la relación" solo quería ser el mismo.

Entonces huyó, y lejos, a Corea, su segundo hogar. Planea una nueva vida, una nueva imagen. Eso esperaba.

Por lo menos, ahora estaba lejos de su exnovio.

Yuta tenía una situación similar. Tenía una bonita novia, creía que estar juntos en ocasiones, visitarse y hacer el amor por tiempos estaba bien. Estaba equivocado. La Omega deseaba un Alfa, ella quería vivir en la misma arcaica sociedad. Quería casarse, mostrar una marca de enlace, que (Yuta cómo beta no podía hacer) tener cachorros y ser el ama de la casa. Estaba cansado de escucharla pedir que se casarán, estaba harto. No era un Alfa y aunque lo fuera, lo quería casarse o atarse a una vida de responsabilidad como una esposa o cachorros. Yuta terminó con ella, y se inscribió al primer intercambio que encontró. Entonces estaba en Corea, estudio unos siete meses y con eso sin importarle que no dominará del todo el idioma, decidió irse para dejar de escuchar regaños por parte de su familia por no darle el gusto a su mujer o de su exnovia por pedir que regresen. No quería, no iba a hacerlo. Huyó, quizá esté tachado como un cobarde, pero no le importaba, quería libertad. Ignorar a la Omega ya no servía después de ocho meses de terminar.

Yuta no estaba teniendo la libertad que creyó tener.

Y Mark no tenía la felicidad que deseó.

Ilusos e ingenuos.

Cuando iban los dos por el pasillo de la universidad. Apenas llevaban unas horas como nuevos y ya eran los inadaptados, los raritos. Para los demás. Yuta un Beta que quiere parecer alfa con esos tatuajes, mirada sería y vellos en las axilas. Mark, un tipo que quiere parecer Omega, con ese conjunto de hoddie amarillo claro, saltitos que no son de entusiasmo, sino para llamar la atención según unos. Un perdedor que no concuerda con la imagen solo por un simple y (apenas notable), bigote.

Saltando de entusiasmo, Mark goleó sintió un golpe en su frente, lo que creyó que era una pared, en realidad era el chico más atractivo que había visto antes, superando a su novio. Y eso que probablemente un centímetro los separada de diferencia en altura que él, es solo que estaba saltando, y su cabeza dio mucho para abajo cuando perdió el equilibrio. Cabello castaño, ojos cafés oscuros, casi pareciendo negros, una mirada sería, pero tranquila, unos tatuajes que se notaban en sus brazos. Aquellos rasgados ojos era lo que más le gustó.

Yuta, se dijo No. Porque en su arcaica mente. Aquel era un Omega y sabía que salir con Omegas era una mierda que solo pide un anillo en el dedo anular con un montón de crías. El chico era tan atractivo a sus ojos, pero no podía caer, no tan fácil y no tan rápido.

Aun así ambos actuaron por instinto.

— Sorry, digo, perdón, no me fijé. — Mark creyó que el tipo le enseñaría los colmillos y lo empujaría o algo así.

Si Yuta creyó que podría contenerse con el bonito chico. Pues se equivocó. Tan solo escuchar su voz, fue tranquilidad para él, que le hizo borrar toda seriedad de su rostro, haciendo una sonrisa tranquila.

Mark sintió que esa sonrisa era la más bonita que había visto, en un Alfa.

— No te preocupes, pero ve con cuidado, si no estaba yo, te hubieras golpeado tu bonito rostro. — Se pasó, pero los Omegas eran fáciles de conquistar y se dejó llevar por las apariencias.

— Gracias. Tendré cuidado. — No sabía que un Alfa podía ser tan amable. Y en su arcaica mente, el Alfa tiene un buen olfato por lo que ya tuvo que haberse dado cuenta que es un Beta y aun así es amable.

Como el ingenuo que es, sentía que los Alfas si eran diferentes.

— Dos inadaptados hablando juntos.

Yuta chasqueó la lengua, sintió que con ese grosero comentario aparte de perder toda la oportunidad con aquel chico. Sintió que su mente se había abierto recordando que no tiene que estar con un Omega.

Mark susurró, "vete a la mierda" y aunque fuera escuchado, poco le importaba, todos los Alfas son iguales.

El tipo enfrente suyo, no tardaría en irse. — Está bien, supongo que te irás asqueado. — Dijo el japonés, sonó tosco, pero aun así fue tranquilo.

Mark frunció las cejas. ¿Era tan obvio lo que pensaba de los Alfas?

— Soy un Beta, tú deberías estar asqueado de mí. — Contestó Mark aún dentro de sus pensamientos arcaicos.

En cambio Yuta mostró asombro con su mirada. Él siendo un Beta que no entra en los estereotipos, él que sabe lo que se siente ser llamado de peste por el simple hecho de ser un Beta. No podía creer que el bonito chico que está en frente suyo, sea un Beta. Cómo él.

— Yo... También soy un Beta. — Contestó aún asombrado.

Mark reflejó la misma sorpresa en su rostro. — Mi nombre es Mark, vengo de Canadá.

— Yo me llamo Yuta, estoy de intercambio, soy de Osaka, en Japón.

Claro, era dos inadaptados, porque ambos son Betas.

Iban a estrechar sus manos, esto no pasaba todos los días, es más, a ninguno nunca le pasó. Los demás Betas aunque parezca espectacular, tampoco los tomaban en serio, los otros Betas prefieren querer entrar en los estándares del Alfa o el Omega.

Hasta que sintió la más horrible debilidad de un Beta. Un celo. Y es que para la arcaica sociedad, incluso para él. Un celo en un Beta era casi un mito, y signo para burlas.

Mark sintió caer, pero Yuta nuevamente estuvo ahí para esta vez tomarlo entre sus brazos.

Lo que parecía un calambre por tomar al chico, en realidad era un celo que Yuta no había tenido en bastante tiempo. Era una completa y pura mierda esa situación.

Más porque aquel chico se miraba débil.

Él también se sentía débil. — ¿Mark? — Yuta preguntó tomando los mechones del cabello de Mark mirando y sintiendo la gran humedad que había provocado por un interminable sudor. Su piel estaba caliente y parecía que su piel estaba más blanca o sus mejillas más rosas.

— Dios, que humillante... — Mark jadeó alzando la cabeza para ver a Yuta, los ojos del japonés estaban dilatados y brillosos. — Creo que... Estoy entrando en celo. Ni siquiera lo vi venir, los Betas...

— No tenemos periodo de celo como los Alfas y los Omegas. — Terminó por decir Yuta.

Era cierto, ambos lo sabían porque estaban en la misma situación.

— Sí. — Fue lo único que dijo Mark, cuando tocó la mano de Yuta para ayudarte a levantar fue que se dio cuenta de que estaba igual de caliente que él.

También pudo notarlo al bajar la cabeza y encontrarse con una prominente erección que no se podía negar.

Las mejillas de Yuta se tiñeron cómo las de Mark.

— Creo que... Que también estoy entrando en celo.

Mark sintió en su bolsillo las llaves de su coche. Pero no se imaginaba lograr manejar hasta su casa. Que por cierto, estaba lejísimos, tenía planeado alquilar un departamento más cerca de la universidad.

— ¿Vives cerca? — Yuta preguntó a lo que Mark negó.

— ¿Tú?

El japonés asiente. — A quince minutos a pie, alquilé un departamento cerca. Vamos, vivo solo. No puedes manejar en ese estado.

— ¿Puedes manejar mi coche?... llegaríamos antes

Yuta tragó saliva tomando las llaves del coche, entre jadeos, dolor y burlas, fueron hasta el auto.

Manejó solo unos cinco minutos, y fueron hasta el edificio donde estaba el departamento de Yuta.

Este se encargó de señalar izquierda y derecha para que Mark no pensará en un secuestro o algo así.

Tal y como lo dijo lograron llegar y Mark se quedaría ahí hasta que pudiera manejar a casa por cuenta propia.

— Sí quieres, puedes tomar una ducha en el cuarto de allá, te buscaré un poco de mi ropa.

Mark asintió caminando con dificultad a la habitación que le señaló Yuta, desde que tenía novio no había tenido un celo, no sabía que hacer, no sabía cómo darse el placer, porque su mano subía y bajaba sosteniendo su pene, pero no le ayudaba. Ni el agua caliente, ni el agua fría. Hasta que recordó que está en la casa de un perfecto desconocido que lo único que tienen en común es que los dos son un par de Betas inadaptados.

Sintió el calor crecer y pensó que ahora sí su mano y si cuerpo se acostumbraba al movimiento para satisfacerse.

Se apoyó de la pared pintada de azul, ¿Qué mierda estaba haciendo? Un celo justo a lado del chico más atractivo que ha conocido. Masturbándose con la imagen del japonés. Siente su garganta seca, mucho, mucho calor.

Siente que su piel se contrae ante la deliciosa sensación de estarse masturbando. Ni siquiera se masturbaba, su novio tampoco lo dejaba hacerlo, en ocasiones le dejaba meterse los dedos al culo, pero terminaba jodiéndolo con dureza sin una pisca de excitación.

¿Cuántos orgasmos no habrá fingido? Ahora se pregunta con una sonrisa sin dejar de acaricia su miembro.

Sin quererlo, imaginando una boca alrededor de él.

Dejó que su semen saliera diluyéndose con el agua, se sentía ligeramente mejor ahora. Aunque seguía sofocado por el celo.

Salió de la ducha completamente desnudo, no había toallas, así que solo salió, tratando de cubrirse con su ropa hasta tener prendas limpias.

Entonces la puerta se abrió, Yuta tenía en sus manos una toalla blanca y una camisa negra con un short azul, pudo haber perdido el agarre, pero se sintió sofocado.

No era el vapor que aún se transmitía de la ducha. Era el cuerpo, literalmente, el cuerpo desnudo de Mark, su cabello mojado, su rostro empapado, su mandíbula temblorosa, su pecho subiendo y bajando a segundos, sus pectorales rectos, su ombligo redondito adorando de semi marcados abdominales, la forma de su cadera, la de su cintura, su miembro erecto semi rosado, sus piernas contorneadas y hasta sus pies masculinos.

Tragó saliva, Mark expuesto por un desconocido se sentía sumamente caliente.

Los ojos de Yuta cuando recorrieron todo el cuerpo de Mark. Regresaron hasta hacer contacto visual uno a uno.

Los dos tragando saliva ante la vista que tenían para sí. Los dos hambrientos del cuerpo enfrente suyo. Los dos jadeando más por las fantasías que por su celo.

— Ten, estaré duchándome, yo...
Yuta sonrió para sí mismo, esa era la invitación más indirectamente directa que pudo haber dado a algo más que solo ver el desnudo cuerpo de Mark.

Mark tomó la toalla y la ropa. Agradeció con una sonrisa, sin decir nada sobre la tensión tan grande que tenían los dos.

Yuta salió quitando sus prendas demasiado rápido, hambriento de Mark, solo de Mark, cuando empezó a tocarse bajo el agua caliente ni siquiera por su cabeza viajó el rostro de su exnovia o de algún otro chica o chico con los que llegó a acostarse. Era Mark, su cuerpo, su boca, sus manos.

¿Cómo serían las venudas manos de Mark recorrer desde la base a la punta de su pene?

— Mark.

Mark.

Mark.

Era tan ardiente, estaba deseoso del chico. Nunca se había sentido así y no quería culpar a su celo. Le gustó Mark desde el primer momento en que lo miró.

Sentía su mano moverse con velocidad, deseaba llegar al orgasmo con la imagen del chico desnudo.

Y cuando sintió que llegaba al clímax.

La puerta de la ducha fue abierta, y sintió que se ahogaba no sabía si con el agua o con el aire.

Mark olvidó a su novio, a todo y a todos, no se vistió no sé secó, caminó desnudo hasta la ducha y se armó de valor en tres segundos frente a la puerta de la ducha. Desde ya excitado de ver la silueta de Yuta masturbándose gimiendo su nombre.

Todas las personas alguna vez fueron desconocidas, ¿Qué tenía de malo lo que iba a hacer?

Es un Beta en celo dentro de un apartamento con un Beta en celo.

No había mejor idea más que abrir la puerta de la ducha y ayudarse así como ayudarlo.

Dejarse llevar.

Free style.

¿No?

Conectó miradas con el japonés justo cuando Yuta logró alcanzar su orgasmo. Mark entró tomando el rostro de Yuta con sus manos, literalmente estaba siendo infiel, pero no importaba si tenía un novio buscándolo.

Estaba viendo, admirando el desnudo cuerpo del Beta.

Y le encantaba, lo miraba con deseo.

El cuerpo del chico más atractivo que ha conocido era sumamente caliente, todo le gustaba.

Así desnudo, mojándose en todas partes, su semi largo cabello castaño, sus ojos rasgados, su mandíbula, su cuello, su pecho y los tatuajes que lo adoraba, sus pectorales pronunciados, sus abdominales pulcramente marcados, ese percing en su ombligo que combinaba con ese tatuaje arriba de su vientre, su línea en V, su venudo miembro, sus perfectas rodillas, sus pies. Todo le gustó de Yuta.

No era como Yuta. Y no sabía cómo era Yuta, pero ambos eran Betas que se habían logrado entender con una pequeña conversación.

— Si quieres, después podemos ser amigos, hoy solo somos desconocidos.

Dijo aún con sus manos en el rostro del atractivo japonés, era la primera vez que tomaba "valor, la iniciativa" la mayoría de veces estaba con Alfas y estos siempre lo trataban como Omega y no se refería solo al sexo, sino a como tenía que ser como persona.

Mark sintió sus hombros y de ahí
bajó sus manos al tatuaje en forma
de mariposa cuidando de no jalar el
piercing en el ombligo hasta poder
dar con la línea en V acariciando con
encanto esa parte en el vientre de Yuta.
Yuta tocó los abdominales de Mark,
eran sumamente atractivos sin
ser exagerados, bajó sus manos
hacia sus nalgas acariciando solo
superficialmente sin llegar al fondo.
Está vez si se atrevío de tomar la gruesa
erección del canadiense, escuchándolo
gemir sobre sus labios pero dándole el
placer que necesitaba.

Dos Betas desconocidos besándose bajo
la ducha, conociendo partes de ellos de
las cuales no tenían idea.
Los dos, planeaban tener varios
orgasmos esa tarde con un desconocido
gimiendo su nombre.

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