t w e l v e

ISIS REALMENTE NO TENIA UNA RELACIÓN BENEFICIOSA CON SU TIO PUESTO QUE KOSAIR SIEMPRE LE CAUSO MÁS MOLESTIAS QUE GRATIFICACIÓN. Claro que lo queria y apreciaba su compañía pero él era tan diferente a su madre, siendo más impulsivo y explosivo, algo bueno en batalla pero completamente inaceptable para alguien de la casa Trovi.

Igualmente, la emperatriz sacaba de aprietos a su hermano mayor pero eso no quitaba los rumores que rodeaban a su tio, era un dolor de cabeza ciertamente pero tenian la misma la sangre y le tenia cariño, era imposible prohibirle venir a palacio cuando le haría un drama monumental si no le decía una razón lógica.

Aun que prefería eso a que le sucediera algo por dejarse llevar por sus impulsos, el rumor de la amante del emperador se habia esparcido por todo el Imperio y estaba seguro que finalmente llego a los oidos de su temperamental tio.

Suspiró acariciando su sien, últimamente le provocaban dolores de cabeza, si no era Ergi era su impredecible tio, podia ser un nato estratega pero no podía tener en su mano a alguien que no conocía de límites cómo Kosair, él lo amaba y si le pedia que callara ante su padre y su concubina, no lo haria por ser incapaz de guardar su desagrado además de que se enfadaria con él por estar "del lado de su padre"

—ah, seria más fácil amansar un buitre que a él—susurró para si mismo dejando de lado la carta dada por el Marqués.

Observó con aburrimiento a su alrededor, se avecinaba una tormenta con nombre y apellido, y para su desgracia era el único capaz de detenerla.

Rashta habia estado calmada últimamente, solia verla por las mañanas consintiendola a ella y a su hermano, se quedaba hablando un rato para luego marcharse a su oficina a realizar sus labores, aveces ella lo venia a ver y le hacia compañía o merendaban juntos.

Su padre estaba muy contento con la relación que llevaban, solto una risita ante el pensamiento ¿debería sentirse mal por asegurar su puesto? Él sólo queria la corona, su corona y esta era la única forma de no sólo tenerla en su poder sino también afianzar su puesto.

"Cuantas mentiras que salen de alguien tan apuesto, niquiera tu sabes lo que sientes ¿no es asi, sol frívolo de Oriente?"

Otra risa escapo de sus labios, una más suelta y distorsionada.

Oh, Iris, lo único de lo que estoy seguro en esta vida y en la otra es que estoy destinado a ella...

Reteniendo un carcajada con su mano escucho como tocaban la puerta del otro lado, murmuró un audible "adelante" con un gesto calido, fingiendo ojear los documentos, aun que su mascara se deconstruyo al tener de frente a su mayor dolor de cabeza.

—¿qué mierda quieres, Ergi?

—tan cariñoso como recuerdo, mi sol

Hizo una mueca de disgusto total por el ridículo apodo, siendo su molestia el tono irónico con el que lo decia.

—ve al punto, no creo que estes aquí sólo para joderme, eso lo haces con tan sólo respirar—escucho irritado la carcajada alegre del Duque—rápido

—eres igual de perspicaz que siempre—camino hacia él lentamente, colocándose por detras de su silla—tengo información que te podría interesar

—¿Hum? Sea lo que sea, puedo conseguirla por mi cuenta, asi que largate—trato de ignorarlo retomando su tarea inicial de aprobar documentos.

—oh, vamos, sabes que yo nunca te eh decepcionado

—tu sola existencia ya es decepcionante—comentó con burla sin siquiera mirarlo.

Ergi bufo por lo bajo, su príncipe era tan terco como una mula pero eso no importaba en lo absoluto, él sabía perfectamente donde tocar para obtener lo que queria.

Deslizo sus manos hacia abajo, acariciando el pecho firme del rubio, lo sintio tensarse por su tacto sacándole una risita.

—¿no crees que has estado con mucha tensión últimamente? Tener que lidear con la amante del emperador además de ahora tener una garrapata extranjera sobre la emperatriz, pobre príncipe mio

Sus manos bajaron más hasta que, como esperaba, fue detenido siendo fuertemente agarrada por su muñeca, ejerciendo presión de más para su placer.

—deja de jugar y vete de aquí, es una orden—firme y sereno, ordeno con frialdad volteando a verlo.

Ahí estaba, ése brillo maniático en su mirada, ese brillo que le advertía una muerte grotesca y dolorosa si seguía respirando cerca suyo.

Amaba ese brillo, aun que amaba más ser el unico capaz de provocarlo.

Con mejillas sonrojadas y el recuerdo de una noche catastrófica, el Duque ignoró su amenaza a gritos inclinandose lo suficiente para susurrar a su oido sin ser escuchado por ajenos, los labios del príncipe se curvaron hacia arriba formando una sonrisa satisfecha, como si algo esperado por años por fin tuviera lugar.

El castaño aprovechó la oportunidad, el rubio estaba sereno y complacido por la información aun quebcon él a su lado esa tranquilidad no le duraría tanto pero no desaprovecharia una oportunidad única en la vida cómo lo era esta.

Ergi no paraba de hablar estando sentado sobre el regazo del príncipe, este sólo escuchaba observando con detalle sus gestos y comportamiento, no quería desperdiciar su tiempo en información errada pero el Duque tenia razón, nunca lo ha decepcionado.

Aun que claro, no soportaba su presencia y menos su existencia, sentía sus manos temblar por el impulso de presionar con toda su fuerza aquel blanquecino cuello hasta ver como su rostro palidecia mientras sus ojos perdían aquel brillo vivo y picaro que tanto lo caracterizaba, esto Ergi lo sabia y disfrutaba, las manos del príncipe estaban posadas en sus muslos siendo apretados sin sutileza ni cariño alguno, sus cachetes colorados no pasaron desapercibidos para Isis mirandolo con asco pero sin parar sus manos.

Pasaron minutos en los que el rubio los sientio como horas, una tortura total mas éxtasis para el noble, en cuanto la información fue dada, Isis tiro con brusquedad a Ergi al suelo mirandolo con desagrado y superioridad desde arriba, como si el Duque fuese un pedazo de mierda reemplazable.

—vete y no vuelvas al menos que hayas elegido suicidarte por fin

Ante su trato, fue imposible para él no jadear de mero gusto, recibiendo una mirada de odio y furia al instante.

Tardo demasiado en levantarse, desesperando al otro y provocándolo un poco, logrando que lo sacara a la fuerza agarrandolo por el brazo y casi tirandolo afuera de su oficina.

Al estar nuevamente solo, gruño irritado volviendo a sentarse algo rigido, la información que le brindo aquel bastardo no era del todo inútil, habia valido la pena tener que aguantarlo un rato.

Una mueca de asco apareció en su rostro apenas olio su ropa, tenia el olor de Ergi por todo su cuerpo.

Le invadieron unas inmensas ganas de bañarse por horas y quemar la ropa que traia puesta.

Oh, ahi estaba el dolor de cabeza nuevamente y para colmo, aun tenia que tratar con su tio Kosair y el idiota que bebió una poción de amor a lo tonto.

Rodo los ojos al recordarlo, tenia suerte de que su padre habia solicitado verlo por una razón que desconocía pero estaba seguro que Kaufman se lo confesaria apenas llegar.

Con pesar y dolor, siguio con sus labores a la espera de su nueva herramienta.

Aquélla poción fue más beneficiosa de lo que pensé.

Con una sonrisa engreída, su mañana paso sin mayores problemas.

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