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¿USTED CREE QUE SEA LO CORRECTO?—LA MUJER LE OBSERVO CON CIERTA DUDA Y NO ERA PARA MENOS, PUES LO QUE SALIO DE SUS LABIOS PODRÍA SER RAZÓN SUFICIENTE PARA DECAPITARLO POR TRAICIÓN.

—lo juro por mi vida—sonrio confiado.

—mi señor—suspiro—esto es peligroso

—pero necesario y con lo que me has contado, esta más que confirmado que sera asi—la decepcion lleno su mirada—no pude creerlo hasta que llegue aquí, donde confirmaron mis temores

—¿de verdad esa concubina envenenara nuestro Imperio?

—no solo lo envenenara, causara su destrucción—agarro sus manos entre la suyas con suavidad—confíe en mi, Lady Artina, hoy más que nunca necesitaré de sus servicios

La cabellero se sonrojo un poco por las acciones y palabras, aun asi su rostro permanecía neutro y impasible, manteniendo su compostura y calma. No debia alterarse pese a que su corazón exigía hacer algo al respecto, eso no seria adecuado, el príncipe era el príncipe y ella era una simple guardia, la capitana pero aun asi no era nada a su lado.

Isis le pedia su lealtad, su compromiso y ayuda, ella no debería estar pensando en algo tan insulso como sus sentimientos hacia el príncipe, le hablaba del futuro del Imperio, de su declive y como pretendía evitarlo a toda costa. Era admirable y riesgoso su plan, aun asi la convicción en su mirada era asombrosa, cualquiera en su situación estaría desesperado y miedoso ante el futuro pero él, él confirmó sus sospechas y armo un plan para prevenir la muerte de su amado Imperio.

El príncipe del Imperio Oriental era unico, era precavido y analítico, tal cual era su madre. No le importaba si destronar a sus padres se tratase con tal de salvar a su amado pueblo, eran dos vidas a cambio de miles, su elección fue simple y obvia.
Aun que, agradecía no tener que descoronar a su madre. Él los amaba y admiraba pero el amor y adoración era una espada de doble filo, con un solo error la decepción y traición suplantarian aquellos sentimientos a los que alguna vez fue deboto y asi fue, la traición hacia la emperatriz a manos del emperador fue el detonante de algo grande, algo que no tenían ni idea que se guardaba en lo más recóndito de su ser, aquel odio que una vez tuvo por su padre por ser tan frio y dañino con su progenitora.

Padre, si la parca no te busca para pagar tus pecados, me ofrezco a suplirla con honor.

Sonrio ante el pensamiento, la caballero penso que aquella deslumbrante sonrisa era para ella asi que como una flor que era alimentada con constancia por su respectivo jardinero, su esperanza florecio pese a los regaños internos. Era una ilusa enamorada y eso era una ventaja oculta para el príncipe, podria ser un estratega nato y tener una inteligencia envidiable pero su conocimiento sentimental era nulo en cuanto lo romántico.

Las manos se separaron poco a poco al oir la fina y inconfundible voz de la emperatriz a la par de una voz masculina desconocida para el heredero, fruncio el ceño con levedad por el desagrado que le causaba el tono con el que hablaba el acompañante de su amada madre, se acercaban aqui asi que su rostro adquirió aquella expresión que prácticaba en su espejo desde que fue anunciado y debutado al mundo como príncipe heredero, una sonrisa fingida que desprendía la calidez necesaria para no ser detectado el disgusto, ojos brillosos desprendiendo simpatía y confianza suficiente para hacer bajar la guardia a todos.

La mascara perfecta.

—¿quien es él?—analizó al aparente noble que invadía el espacio personal de la rubia.

-—príncipe heredero Heinrey del Reino Occidental

—¿desde hace cuanto esta aquí?

—desde hace unos dias y en su mayoría, los pasa con la emperatriz

Un destello de desagrado paso fugazmente por sus ojos, desvió su mirada del dúo y la dirigió a la caballero.

—quiero que lo investigues y traigas la información enseguida, dame tu respuesta cuando me entregues el informe

—como ordene, mi príncipe—reverencio para luego marcharse no sin antes que el príncipe tocara dos veces el anillo de su dedo indice, poseía una joya azul eléctrico que brillo ante el toque, ahora podrian oirlos.

Despidió a su amiga de la infancia para luego tomar camino hacía la pareja peculiar que no le hacia gracia a sabiendas las intenciones del extranjero, cuando estuvo a solo dos pasos por fin capto la atención no solo de su madre sino también del otro príncipe que le observaba con total frialdad, rio por ello asegurándose de que fuera escuchado para causarle molestia y asi fue.

—saludos a la emperatriz—reverencio siendo correspondido, como esperaba, ella le sonrio genuinamente con dulzura causando desconcierto y recelo en su acompañante.

—saludos al príncipe—respondió ella, algo confundida por tanta formalidad cuando estaba acostumbrada a los abrazos de su niño, tal vez era por la presencia de Heinrey, de inmediato volteo a verlo—mi príncipe, él es el príncipe Heinrey del Reino Occidental

—es un honor conocerle, majestad—la burla oculta en su tono que no paso desapercibido por el mago que ya de por si trataba de contener su tristeza que queria explotar en furia contra el otro al escuchar a la mujer de sus sueños llamarlo 'mi principe' pero si por la emperatriz, para su suerte—Príncipe Isis, esta de más decir de donde, ¿no lo creé?—rio.

—lo mismo digo, disculpe pero ¿de que habla?—cuestiono confundido ante lo último dicho.

El más joven se limito soltar unas risitas confundiendo más a los mayores y enojando a solo uno de ellos.

—ya lo entendera más tarde—le guiño—me prometió que pasaríamos el dia juntos, ¿aún sigue en pie esa oferta?—mostro su mejor sonrisa de niño bueno.

El corazón de Heinrey se estrujo al escuchar 'oferta', eso queria decir que ella lo habia invitado.

—por supuesto que si, me retrase un poco hablando con el príncipe Heinrey, lo lamento—sonrio apena y estiro la mano para acariciar su cabello con ternura dejando estático al enamorado—príncipe Heinrey, tengo que irme, olvide que tenia un compromiso. Que disfrute el resto del día—se reverencio en disculpa y despedida para ir a ponerse al lado de Isis.

¿Realmente lo olvido?

Sorprendido era poco para su sentir, puesto que su madre jamas olvidaba algo relacionado con él, en especial cuando se trataba de pasar tiempo de calidad madre-hijo, un sentimiento agrio y miedoso se instalo en su mente y pecho a la vez que su subconsciente susurraba constantemente con odio y burla 'hipócrita', lo ignoro utilizando toda su fuerza de voluntad para no mostrar su debilidad delante de ellos.

—fue um honor cruzar palabras con usted, príncipe—sonrio con sorna, aun dolido pero feliz por su victoria ante el descarado extranjero.

—siento lo mismo, espero verla en otro momento y pronto, mi reinatomo la mano de su amada delicadamente para luego besarla con dulzura y la misma tranquilidad, fijo su vista en Isis al terminar la muestra de afecto, burlandose a pesar de que sabía que ni estaba cerca de ser una victoria.

Maldito idiota...

—volvamos a palacio

Ya con despedidas hechas, Heinrey vio marchar al amor de su vida con un príncipe desconocido que parecía tener una relación íntima con ella, sintio la molestia y tristeza llenar su corazón pero con sus puños apretados en furia, sintiendo las ardientes llamas de los celos quemarlo, prometió que no perdería el amor de su reina, no se rendirá por un simple obstáculo, tal vez fuera un enemigo demasiado fuerte pero no se rendiria aun que sus esfuerzos fueran en vano.

Porque por reina valia la pena luchar y ganar la guerra.

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