Segunda Guerra Mundial. Hospital alemán. Los heridos se renuevan cada semana, terminando en el cementerio, o si se consigue remendarlos, en el frente.

Una buena y caritativa chica, Lilya trabaja de enfermera. Cada vez que ingresa un nuevo grupo de heridos, escoge un novio. Se enamora sinceramente y entre ellos comienza una historia de amor. Pero en una semana, él se va para siempre.

Todo el hospital se siente activamente atraído y participa vivamente de este "juego". Ante cada nuevo episodio los hospitalizados se burlan bondadosamente de los "recién casados", les entregan notas amorosas haciendo de intermediarios, y se compadecen francamente cuando todo acaba.

Cuando alguien trata de convencer a Lilya para que evite un nuevo dolor no enamorándose otra vez, ella confiesa que simplemente no puede dejar de ser así. Siente una intolerable pena por estos muchachos. Y regalarles una semana de felicidad es una insignificancia que Lilya esta dispuesta a hacer por ellos. Sinceramente y de todo corazón...