Sorpresa (Shijima Y Cardinale)
Este mes los voy a terminar aburriendo (quien siga mis otros libros entenderá). En fin, esta viñeta tenía tiempo en mi escritorio y era justo desempolvarla.
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Había aprendido a identificarlo, incluso antes de que que encendiera su cosmos para hacerse notar. El aroma a rosas, aunque sutil para la mayoría, para su olfato desarrollado, era llamativo e intenso, pero sin llegar a ser molesto. Sonrío cuando la inconfundible fragancia invadió su templo y al poco sentía su cosmos anunciándose, le respondió enseguida y comenzó a servir el té.
Cardinale, entró a las estancias privadas del templo de Virgo. Sonrío al contemplar a Shijima, sentado ceremoniosamente en el piso, sirviendo el té. Contempló sus movimientos suaves y precisos. Shijima, alzó su vista y le devolvió la sonrisa. Saludó con la mano y se sentó frente al pelirrojo.
Shijima, le entregó su taza y observó a Cardinale con atención. Ese día, había preparado un té distinto al que habitualmente tomaban por las tardes y quería saber la opinión de Piscis. Vio con satisfacción el gesto de sorpresa y de aprobación.
—Es un té diferente, ¿cierto? —miró a Shijima asentir —¿De qué es? El sabor se me hace familiar, pero no sé de dónde.
Shijima, estiró su mano y señaló una rosa blanca que adornaba la pequeña mesa. Sonrío al ver la interrogación en el gesto de Cardinale y asintió ante la muda pregunta. El tiempo que llevaban conociéndose, había logrado que aprendieran a comunicarse sin necesidad de palabras.
—Vaya —Cardinale dio otro sorbo a su té—, no sabía que también había de rosas —fijó sus ojos en Shijima—, aunque sigo pensando que el de jazmín es mejor.
Shijima sonrió y negó. Cardinale era el único de sus compañeros que se había atrevido a interrumpir la tranquilidad de su templo, todos los días, antes de subir a Piscis, llegaba a visitarlo, pese al hecho de que él no hablaba, eso no lo detuvo para seguirlo frecuentando.
Con el tiempo, había logrado acostumbrarse a su presencia, a sus charlas que a veces solían ser largas y por su parte, Cardinale, había aprendido a descifrar sus silencios y gestos. Ahora se sentían completamente a gusto en su compañía mutua. Shijima, dejó delicadamente su taza en la mesa y respiró profundo. El té de rosas no era la única sorpresa que le tenía ese día.
—«Cardinale» —pronunció dentro de su cabeza. Había estado practicando telepatía por mucho tiempo y quería que el joven sentado frente a él fuera el primero en «escucharlo».
—Shijima —pronunció desconcertado el de Piscis—, creo que me estoy volviendo loco.
—«¿Por qué lo dices? —preguntó intentado contener una sonrisa.
—Oigo una voz en mi cabeza —los ojos verdes miraban preocupados a su alrededor.
—«¿En serio?»
—Sí, pero... —Cardinale parpadeó varias veces enfocando su vista en el rostro de Shijima, que ya lucía una amplia sonrisa. Abrió los ojos con sorpresa—. ¿Eres tú? —Shijima asintió—. Por Atenea, ¿cómo? ¿Por qué no me dijiste? ¡Es increíble! —exclamó emocionado.
—«Estuve practicando y quería sorprenderte» —respondió sin perder la sonrisa.
Cardinale, sin poder evitarlo, se lanzó sobre Shijima en un abrazo, le emocionaba saber qué ahora podrían compartir mucho más que el té vespertino.
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¡Gracias por leer!
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