Cena (Minos x Lune)
Un pequeño drabble con estos wapos espectros de protagonistas. Espero lo disfruten.
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El juzgado lucía en orden y en silencio, señal inequívoca de que Lune se encontraba ahí, cumpliendo con sus funciones. Caminó despacio por el lugar, intentando que su armadura no causara mucho ruido, no tanto por temor a Lune, sino porque quería sorprenderlo.
Minos saludó a Marchino con un ligero asentimiento de cabeza y fue correspondido con una reverencia antes de darse la vuelta para retirarse, el juez sonrió complacido cuando escuchó la puerta cerrarse. Caminó por el pasillo hasta la sala donde se encontraba Lune afanado en su grueso libro de almas.
—Marchino —habló Lune sin levantar la vista—, puedes hacer pasar lo a siguiente alma —ordenó.
—Por hoy, no hay más —respindió el juez con tranquilidad, sorprendiendo a su subordinado.
—Minos...
El aludido sonrió sutilmente y comenzó a subir las escaleras que lo separaban del estrado donde se encontraba Lune. Sus pisadas resonaban con cada paso que daba y se llenaba de satisfacción de ver el esfuerzo de Lune por no pedirle silencio. Llegó frente a él, se inclinó ligeramente dejando sus rostros a poca distancia y sin perder su sonrisa, pronunció:
—Ya es tarde, es hora de cenar.
—¿Señor?
Lune lucía confundido, aquellas visitas de Minos, no eran raras, pero la cercanía del juez lo ponía nervioso y más porque sabía el objetivo de aquel encuentro y no solo era para invitarlo a cenar, no al menos del modo tradicional, esa vendría más tarde...
No pudo seguir con su línea de pensamiento cuando sintió los finos labios de su superior sobre los suyos. Minos besó con satisfacción, le encantaba aquella faceta recatada de Lune y que solo le mostraba cuando estaban en su juzgado, porque en la privacidad de sus habitaciones...
Lune soltó un gemido quedo cuando la mano de Minos se internó bajo su túnica. El juez, migró sus labios hacia el cuello de su subordinado. No sé preocupaba de ser sorprendido, ya que Marchino se encargaría de mantener a quién quisiera pasar a raya y él no entraría hasta que no hubieran salido. Tenían el juzgado completamente para ellos dos.
—La cena nos espera en mi cocina —pronunció Minos en el oído ajeno—, pero creo que me apeteces como entrada.
Lune suspiró sonoramente como respuesta, solo lamentando que, para cuando terminaran, la comida estaría fría.
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¡Gracias por leer!
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