Empezaste siendo un total desconocido, al cual poco a poco un gran cariño le tomé.

Te volvisteis mi amigo, con él que muchas experiencias pasé.

Mi mejor amigo, con el tiempo te convertiste y me di cuenta que no era sólo amistad lo yo sentía por ti.

El tiempo pasó, crecí y crecisteis, y junto a nosotros aquellos sentimientos que tanto intentaba encerrar.

Un día como cualquiera, me di cuenta de lo mucho que te amaba y ya no lo pude soportar más.

Me confesé... Permanecí con la cabeza agachada esperando tu indudable rechazo, pero nunca imaginé lo que vendría después y pensar que ese recuerdo, aún luego de tanto tiempo, me haga tan feliz y dichosa... Levantaste mi mirada, tomándome del mentón, me dedicaste una mirada de inmensa ternura y juntaste tus labios con los míos en un suave y corto beso lleno de amor...

Cada día me decías que me amabas, que siempre estarías a mi lado, que nunca me dejarías sola...

Luego de meses, ese espantoso día llegó, te habían diagnosticado cáncer cerebral... No sabes cuánto lloré, no te quería perder...

Permanecí a tu lado en cada momento, acompañándote y animándote... pero aún así no pude hacer algo para salvarte, para que siguieras viviendo...

Lo siento tanto, mi amor, pero espero verte en un lugar mejor...