Hoy me siento tan feliz, hoy estás cumpliendo tus años dorados y ha sido grandioso ser parte de tu vida, madre querida. Te deseo el mejor de los cumpleaños, que esté día sea el mejor de toda tu vida.

Hoy estás en la vejez de tu juventud y en la juventud de tu vejez, hoy pasas por una experiencia maravillosa, por tus cincuenta años, los cuales has compartido con tantas personas a lo largo de todos estos años junto a maravillosas personas.

Yo, tu hija, agradezco que hayas sido mi madre, porque siempre me has apoyado, animado, cuidado, dado amor, me has regañado, reprendido, enseñado... Y me disculpo por haberte hecho llorar, por hacerte enojar, por ser tan desobediente, por contestar de mala manera, por mal agradecida, por grosera y por no ser la hija que siempre has querido; pero quiero que recuerdes que te amo con todo mi corazón, aunque no te lo diga muy a menudo. 

Eres la persona más importante en mi vida, y por eso estoy feliz de que pueda pasar tus cincuenta a tu lado.

Te amo mamita linda, no lo olvides nunca porque Dios es testigo de todo el amor que siento hacia ti.