Me has olvidado, me has exiliado a esta tierra de putrefacción y muerte. Has masacrado tu memoria con el propósito de no caer en mis trampas. No te quedan lágrimas, ¿qué se siente haber olvidado aquello que fue la razón de tu existir? ¿Por qué has destruido tu corazón?
Me has encadenado a este mundo de dolor y pena, has jugado con mí ser hasta el cansancio. No mereces mi perdón, sé que acabaras por recordar todo aquello en lo que creíamos. Sonreiré ese día, me burlaré de tu sufrimiento y conocerás el olvido. Eres la presa de mi odio, la causa de mi rencor, la desdicha que me condena a este abismo de infinita claridad.
El tiempo me obligó a cambiar mi tibio corazón por un vacío insondable. Renovaré este dolor indescriptible y escaparé de estos grilletes. Construiré un lugar de silencio y oscuridad para encontrar la paz que me has robado. Transformaré tu sonrisa en oscuras lágrimas de odio, serás prisionera del olvido y olvidaré que, hace tiempo, compartimos nuestros sueños.
Queda demasiado por decir pero mi tiempo se agota con el tic-tac de tu corazón de metal. Diosa desdichada, tu insolencia es atrapante pero, no creas que me olvidarás con tanta facilidad, juro que regresaré a tu memoria. Me verás renacer, seré el abismo que absorberá tus recuerdos, me llamarás Olvido y llorarás, en mi nombre, lágrimas de sangre.