Cambios
No sé muy bien cuando ocurrieron, tampoco sé el porqué, solo sé que ocurrieron. Puede que hayan sido graduales, cambios que se venían gestando desde tiempos pasados, también, existe la posibilidad de que hayan sido repentinos, demasiados cegadores como para percatarnos.
Se han perdido valores, vitales en esencia, que ya no volverán a nuestras vidas. Hemos sido reemplazados, las relaciones han mutado, la libre expresión ha evolucionado. El contacto humano ha diezmado, nuestra interacción se basa en palabras vacías a través de un ordenador o dispositivo celular. Nuestras emociones han pasado a un segundo plano, estamos sumidos en un eterno mar de hipocresía.
No me malinterpreten, para personas como yo estos cambios son significativos de algún modo. Ser capaz de relacionarse con otros sin necesidad de viajar o concertar una reunión tiene ventajas. Si eres como yo y te sientes incomodo al hablar con el resto, estas nuevas tecnologías te dan una oportunidad de adaptarte. Pero no te confundas, el contacto humano es necesario.
Las relaciones, amorosas, a distancia son una ventaja de estas nuevas formas de comunicación. Pero, ¿realmente podemos amar a alguien que se encuentra a miles de kilómetros? ¿Podemos enamorarnos de una imagen en la pantalla de nuestro ordenador? ¿Somos capaces de mostrar afecto a través de palabras?
No puedo responder a estas preguntas, mi objetividad se ve comprometida con mi opinión sobre dicho tema. Soy defensor de los gestos románticos cara a cara, de poesías y canciones, de salidas al aire libre. Esto no quiere decir que el amor que dos personas se tienen, a través de la red, sea menos sincero. No soy quien para medir el amor entre dos personas, más allá del cómo y dónde lo expresen.
Será, quizás, por mi falta de entusiasmo, mi incapacidad de demostrar afecto o quizás el hecho de que nunca llegué a amar a alguien que no logro entender. Estoy escribiendo esto por varias razones, puede que no te interesen pero, de todas formas, las diré:
-La principal razón es el aburrimiento: cuando me siento aburrido, y no encuentro nada por hacer, escribo.
-Segunda razón, confusión. Quizás sea por el hecho de que aún no logro entender estos cambios. Me abruman, me llevan a dudar de las ventajas y desventajas de los mismos.
-Las dudas. Suelo pensar demasiado acerca del tiempo en el que vivo, llego a creer que el humano ha involucionado y dudo de nuestras facultades.
Creo que me estoy yendo del tema, es algo difícil acomodar mis ideas en un escrito. Supongo que estoy en el punto donde todo concluye y dejo de escribir. No he pensado muy bien que decir, suelo distraerme con facilidad, pero creo que es tiempo de darle un final, de poner el último punto y olvidar todo lo que he escrito. No puedo pensar en una frase de cierre, quizás deseo seguir escribiendo. Sólo dejaré estas preguntas y me despediré: ¿Qué tan avanzados estamos? ¿Podemos adaptarnos a una vida de tecnología y relaciones indirectas? ¿Recuperaremos aquel tiempo donde el contacto humano era sinónimo de alegría y belleza?
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