Si un beso eterno 
robara de tu boca 
el tiempo y el destino 
desaparecerían. 

Si nací entre llantos 
y tú no puedes ser mío 
mi cuerpo te esperará 
hasta el fin de mis días. 

La magia se apoderó 
de mis manos 
y todo lo que me pasa, 
todo lo que por tí siento 
se transporta a mis gestos 
y deja una leve secuela, 
una efímera bruma de soledad 
en mis palabras. 

Tu mano y mi mano, 
tu cuerpo y mi cuerpo 
tu boca y mi boca 
saben que tienen prohibido 
anhelar tocarse, 
sentirse, amarse. 

Y esa prohibición 
me destruye el alma,  
me va matando por dentro.

Hasta que un día, sin quererlo, 
descubrí que tus besos 
se fueron muriendo.