Se oían como rompían los vasos, los platos y jarrones, todo Hiba al suelo y se hacía añicos como la estabilidad mental se Chisai.

Por primera vez en 13 años tenía hambre, pero un hambre tan grande y feo que solo le recordaba al dia en que comió a su padre.

La historia no debía repetirse y menos justo cuando comenzó a tener un rumbo diferente su vida.
No cuando estaba por tomar un nuevo inicio lejos de su pasado y sus acciones.

Miraba como toda su habitación estaba destrozada, tiro y mordió lo que tenía a la mano.
Por momentos tenía una gran ansiedad en otros una ira descontrolabre y una forma extraña de sentir.
Sentía como su boca se hacía agua cada que pensaba en uno de sus compañeros.

¿A qué sabra la carne de dragon?

¿Sazonar la carne de Victor o dejarla seca?

¿La carne de Surt será dura o Suave?

¿Korem tendrá buen sabor?

¿La sangre de Hild será tan dulce como el vino?

¡NO!

No debía pensar en esas cosas, no debía dejarse llevar por ese instinto demoníaco. Debía tener mayor control de sí misma.

Pero el recuerdo, la sensación de carne en su boca, la necesidad insana de comer hasta que vomité, esas actitudes tan enfermas e inhumanas para alimentarse de sus compañeros.

La tentación era muy grande y deliciosa.

Un lado de ella lloraba, se lamentaba de sus acciones y su hambre tan descomunal. Desde niña tenía esta necesidad, llenar un vacío por el cual jamás será llenado.

Lo único que podría hacer, sería esperar a que no lastime a nadie y encontrar una solución a esto.

No deseaba hacerles daño, no deseaba hacerles nada malo. Solo quería vivir sin miedo a lastimar a nadie en el proceso.

Sin darse cuenta que más como ella existían, solo que estos consumían más allá de la carne humana.

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La pobre sufre por no hacerle daño a sus panas ......

En fin luego explicare esto de chisia.

¿Recuerdan a mi asesino enmascarado loco y mortal?