Capítulo 3: Aclaraciones

Cuando se vieron lo suficientemente lejos de su hogar, Hiccup se dirigió directamente a una gasolinera cerca de la salida de la ciudad. Sería un viaje de 5 a 6 horas aproximadamente, por lo que deberían tener el tanque lleno, más que nada porque el vendría los fines de semana.

Al llegar al establecimiento rápidamente se estaciono; un señor de aproximadamente 30 años se acercó y el bajo la ventana.

—¿Cuánto quiere de gasolina, joven? —pregunto el hombre, amable.

—El tanque lleno por favor.

—En seguida.

Mientras era llenado su tanque, el castaño dirigió si mirada a su amigo, de hecho. Apenas se había dado cuenta que apenas y había mencionado una palabra desde que se despidieron de su familia.

Jack aún tenía la mirada fija en la caja de música que le habían regalado, aparentemente desconectado del mundo, con una mirada melancólica, tal vez... incluso triste.

Ante la vista el Haddock no pudo evitar mostrar una sonrisa triste.

El sabia toda la historia de su amigo; aparentemente él fue dejado en un orfanato a una edad muy temprana, fue criado por las mujeres del lugar. Cuando iban en primaria el llego a ir un par de veces, y aunque el lugar estaba rodeado de niños de su edad no muchos se acercaban a Jack, su amigo tiempo después le revelo la razón: era visto como una persona extraña, su apariencia no era muy común y eso espanto a algunos niños. Aunque a otros les agradaba Jack, siempre iban con el cuando pasaba algo malo o estaban tristes, su amigo tenía esa extraña magia de animar a cualquiera, sea niño o adulto.

Durante su tiempo en el orfanato nadie jamás lo adopto.

Como él era su único amigo en el colegio, se le fue permitido entrar en el orfanato muchas veces para jugar, incluso observo varias de las entrevistas de Jack con posibles padres adoptivos, pero todos al final decían que no.

El Frost jamás se quejó, decía que estaba bien el que no se lo llevaran. Ponía de excusa que lo alejarían de él y prefería estar en el orfanato, pero el sabia la verdad; que le dolía que siempre lo rechazaran. Incluso noto la mirada triste que ponía cuando alguien era adoptado y se iba a su nuevo hogar... a una nueva familia. Fue así que presento a Jack a su familia.

Le había contado a su madre la situación y ella le propuso traerlo a casa para que jugaran. Nunca había visto a su amigo tan feliz.

Desde entonces invitaba a Jack a todas las celebraciones, lo cual hizo que fueran inseparables, él lo consideraba como un hermano y sabía que el contrario también. Incluso cuando Jack había salido del orfanato a la edad de 16 años le propuso mudarse a su casa con su familia, pero él se negó, aparentemente quería probar una vida independiente.

Pero eso no lo detuvo, en cada oportunidad hacía que Jack durmiera en su casa. A su madre le encantaba tener al albino en su hogar, incluso su padre le llego a tomar mucho aprecio. Y ni hablar de su Tío Bocón y Blanca Nube, ambos hombres lo veían como un miembro más de la familia.

Pero a pesar de eso Jack aún se mantenía lejos, como si no sintiera merecer una familia y era algo que lo ponía triste.

—Si sigues mirando así tu regalo es posible que lo congeles.

Ante la broma Jack salto un poco en su asiento, y miro mal a su mejor amigo.

—Muy gracioso... —el castaño no pudo evitar reírse.

—No has mencionado palabra desde que nos despedimos, incluso llegamos a la gasolinera y ni te diste cuenta —comento casualmente, mientras estiraba sus brazos.

—Claro que lo noté solo... me perdí en otra parte —se limitó a decir—. ¿Desde cuándo me interrogas?

—Desde que te perdiste en tu mente en el lago cuando teníamos 10 años y casi rompes el hielo.

—Eso fue un accidente —respondió automáticamente.

—jaja, si claro... —acepto, sarcástico.

Un par de minutos después el señor les informo que el tanque estaba lleno, Hiccup rápidamente reunió el dinero y se lo dio. Salieron del establecimiento continuando con su ruta.

—¿Cuándo cambiaremos de lugar? —pregunto el albino, después de a verse alejado del lugar.

—Según la ruta que establece aquí... —señala la pantalla de su celular—. En dentro de dos horas, a mitad de camino de Gieshee.

—¡Excelente!

Rápidamente Jack se giró un poco y tomo una maleta de la parte trasera del auto, la abrió y saco de ahí una manta, tapándose; era de color azul claro, tenía impreso un sencillo diseño de copos de nieve. Hiccup solo se rio entre dientes mientras negaba con su cabeza.

—Tienes un serio problema con el azul.

—Tú lo tienes con el negro y no te digo nada —exclamo, acomodándose mejor en el asiento.

—Me gusta el color, pero lo tuyo ya es obsesión ¡Por dios Jack! Incluso tus maletas son azules, tuvimos que ir a más de tres tiendas para comprarlas —revelo, incluso está seguro que varias de esas maletas no eran las que compraron.

—El azul me queda mejor... —dijo, cerrando los ojos.

—Si claro... y otra cosa antes de que te duermas ¿Por qué trajiste tu bastón de Hockey? Me habías contado que lo dejarías —pregunto, mirando por el espejo retrovisor la funda de color azul oscuro en el maletero. En su antigua escuela había un grupo de hockey que se juntaba cada semana a jugar, Jack se había unido a mitad del curso, incluso tuvo que acompañarlo a comprar su equipo.

Aunque era un principiante su equipo lo puso como jugador central tras un par de partidos de practica; su amigo patinaba sobre el hielo como si lo hubiera hecho durante años, por lo cual ser central fue perfecto para él ya que patinaban distancias más largas que el resto de las posiciones, siendo ataque y defensa por igual. Su equipo siempre era el ganador, pues también usaba el bastón con gran maestría.

De hecho, consiguió una beca a una universidad para seguir jugando, pero se negó.

Ante la pregunta Jack abrió los ojos y se giró para ver la funda también. El castaño no estaba seguro ya que su mirada estaba aún en la carretera, pero por el rabillo del ojo pareciera que su amigo estaba tenso por la pregunta.

—Si lo deje... —confirmo, volviendo a acomodarse en su asiento—. Lo traje para ver si podía venderlo, aún sigue en buen estado. Además, no podía dejarlo en el apartamento, le di las llaves a la casera esta mañana.

—Pudiste a verlo dejado en casa de mis padres, con gusto lo habrían guardado.

—Tal vez, pero también sirve para defenderme... Ahora déjame dormir —volvió a cerrar los ojos y se acomodó, terminando con la charla.

Hiccup no había entendido lo último... ¿Defenderse? Si bien su casi hermano era algo diferente jamás se metieron con él en la secundaria ¿De quién necesitaría defenderse?

Pero aun a pesar de sus dudas, algo al fondo de su mente le decía que era lo correcto, que tarde o temprano Jack tendría que usarlo. Suspiro, este viaje seria largo. 

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