| Robbie y Cameron 🧪 Creador y creación |

Frente a la pantalla aparecían múltiples letras y códigos cuyo propósito eran unirse para crear una buena programación. La rapidez de las mismas haría pensar a cualquiera que quien escribía tenía mucho tiempo libre.

Apesar de la casi oscuridad dentro de la habitación, la tarea del chico no se veía afectada, aunque probablemente su visión ya estaría reducida un %20 gracias a todo eso.

El teclado ahora se convertía en un piano de números que dictaba los mencionados códigos en sonidos cortos e inertes, dirigidos por pequeños dedos de un adolescente miope. Robbie hacía la actualización mensual de uno de sus mejores programa, un antivirus llamado C.A.N.D.E.L.L mientras su hermano esperaba la finalización. A su vez, Colton (el mayor de las tres creaciones) estaba en un estado de descanso.

Erguido como un anciano cascarrabias, el de lentes no dejó de hacer lo suyo aun cuando su otra creación lo miraba sin indicios de querer despegarle los ojos de encima. Cameron era paciente, muy paciente. Robbie solo contaba con ojos necesarios para la computadora, el holograma podía aguardar más ya que la cosa no era apretar un botón y ya está.

Ya se sabía la canción del aburrimiento que pasaba Cameron y Candell dentro de esas cuatro paredes, por lo que se tenían a ambos para jugar constantemente hasta la llegada de su creador. A su pena, el castaño no era de estar perdiendo su juventud en divertirse demasiado, entonces no era mucho lo que hacían entre los tres.

Por eso la costumbre de ver solo la espalda del chico a lo que él tecleaba mil cosas fue el día a día de los hermanos. Eran felices de tal modo pero... ¿Y si pudieran ser más cercanos a su amo? Tal vez podrían llevarse mejor, igual que un amigo. como... Ser reales, con cuerpos reales. Porque los hologramas no sienten físicamente y no podían ser tocados por humanos.

Luego de una oleada de pensamientos, Robbie se levantó para dirigirse a la puerta, sin despedirse de Cameron. En medio del camino el holograma decidió dar la primera palabra en todo el día.

—Amo —aquella voz inhumana corto el silencio tan estridente que se había solidificado en el ambiente—, ¿cuándo podríamos tener cuerpos físicos? —no temió a preguntar luego de ver a Robbie voltearse.

Y los sonidos se fueron de nuevo. El chico de lentes no mostró cambios en su cara, solo subió sus lentes.

—No lo sé —dejó ir la respuesta ya que tenía cosas que hacer fuera de su estudio y la cuestión de los cuerpos de sus hologramas era tediosa de explicar.

Justo apretó el botón para abrir la puerta corrediza pero la salida no se movió de su lugar.

—¿Y cuándo lo sabrá?

Escuchó decir a Cameron de nuevo, tuvo que ignorarlo... La puerta seguía sin abrir. No estaba rota, quería creer... Apretó dos veces más y nunca recibió indicios de que iba a dejarlo salir.

—La puerta no abre.

—¿Cuándo lo sabrá? —La insistencia se hacía más presente en el virus, que su cara no dejó caer la neutralidad que lo caracterizaba a pesar de la desesperación de su dueño.

—Maldición, abre esta mierda.... —Después de infinitos toques al botón, se percató de que darle permisos de uso a su creación en la habitación fue una idea cuestionable— Cameron, ¿por qué cierras?

—Quiero la respuesta de la pregunta, amo.

Empezaba a dar miedo la tranquilidad del peliblanco, ¿a caso también le hizo algo a Candell para que no despertara? Hace un rato que debía estar activado ¿Y Colton? ¿También lo mismo? Robbie no volteó porque no le iba a dar las palabras que deseaba, gracias a su mal comportamiento.

—Primero abre y te respondo.

—Detecto incremento de su ritmo cardíaco ¿A caso miente porque quiere irse?

—Me estás desobedeciendo —Por fin dio la cara, una vez sintió la leve presencia de Cam acercarse a su posición—, ¿quieres que te desmantele y deje a Candell triste?

En efecto, el de rojo yacía a poca distancia de él como queriendo acecharlo pero no dejaría que su propia creación se saliera con la suya. Ambos eran inteligentes e ingenuos, de forma irónica, manipularlos "sentimentalmente" no sería tarea difícil.

Cameron se vio afectado pues su silencio dictaba muchas cosas dentro de él o algo así parecía.

—Eres egoísta al tratar de encerrarme aquí —era doloroso actuar tan cruel con un ser que él mismo hizo pero la situación no tenía otros caminos adecuados a los que acudir.

El holograma no dijo nada en un par de segundos, indicando con su mudez su derrota... O así se vería desde otra vista. De pronto las luces de las pantallas a la derecha de convirtieron en un desfile de rojo, con una luz carmesí incandescente que estaba por quemar las retinas de cualquiera. El ambiente superaba a las películas de terror, la única fuente de brillo yacía bañada en rojo puro, lo cual sin dudas atemorizó a Robbie.

—He sacado ese lado de usted.

El rostro tan neutro de Cam se hallaba a centímetros de su dueño, cargando con unos ojos expectantes de vacío. El chico de lentes tuvo que pegarse a la puerta con manos rasgando el metal, fue más por susto del momento porque ya sabía que su creación no sería capaz de dañarlo, ni podía.

¿Qué clase de juego aprendió el peliblanco? Su actitud actual no podría estar dentro de los códigos que su amo le puso, ¿a caso fue mutando? Esa era una de sus habilidades, entonces la idea no tendría que descartarse del todo.

¿Y si llegaba a la computadora para arreglarlo? Tal vez Cam ya la había bloqueado. Envuelto en un color escarlata se dio cuenta de que habría que pedir ayuda a gritos.

—Cameron... No puedes herirme —deseó que su confianza falsa no cayera tan pronto.

—No físicamente.

Y entendió que las creaciones a veces pueden superar al inventor.

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