| Dai 🔥 Bombón |

✩。:*•.───── ❁ OCxCannon | Boku no hero academia ❁ ─────.•*:。✩

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Los pasillos estaban solitarios, pues era de esperarse que en horas de clases todos estuvieran en las mismas; pero dos alumnos no entraron cuando se debió. Lo que no preocupaba a ninguno, ya que andaban en sus propios asuntos en sus mentes, o así parecía...

Minami Dai; es una chica de la U.A cuyo historial no es del otro mundo. Buena estudiante, con comportamiento perfecto y carácter suave, muy suave, dirían sus padres. De todos modos, su timidez no le impedía luchar como una diosa, a pesar de su regordete cuerpo, sabía movimientos de pelea —que fue de ayuda para entrar a la escuela—. En resumen, podía combatir y huir si así lo quisiera.

Aunque, si podía defenderse... ¿Por qué en esa situación ni siquiera le daba para respirar?

Hace diez minutos que debía estar en clases. Poco le llegaba a importar si su otro compañero se metía en problemas, porque, al fin y al cabo, él empezó todo eso. ¡Qué diablos le pasaba a ese chico!

No supo en qué momento el universo decidió darle tremendo susto, y aun no comprendía del todo el motivo. Ella era buena persona ¿no? No había insultado al muchacho, ni siquiera le tocó hablar con él en algún momento. Está de más decir que hasta ha llegado, ni ha compartido miradas, fue como sí... Él estuviese loco de remate. Es decir, ¿quién en su sano juicio haría tal cosa? Como lo es acorralarla en medio del pasillo.

Y sí, un furioso rubio apático la tenía contra la pared sin una razón clara.

Bakugo Katsuki; era extrañamente... Muy característico. Su actitud explosiva y escandalosa no iba en absoluto con Dai. Él no le mostró interés en su persona, porque por un tiempo estuvo en sus propias cuestiones hasta que le pegó un ataque de locura y decidió detenerla —tal cual lo haría un salvaje bully— al verla caminando, a penas hace diez minutos.

Entonces allí se hallaban ambos. Bakugo puso una mano a lado de la cara de la chica, para así impedir el paso al salón. Ella reaccionó mal, claramente asustada y confundida. La morena, en un principio de la academia, intentó alejarse de él por la diferencia de personalidades y, para qué mentir, por su bien. No es que vea a su compañero como un villano, quizás un poquito, nada más pensó que no podría llevarse bien. Y sus sospechas se confirmaron en ese momento.

Dai no soportó la mirada intensa del rubio. Sintió a su alma revolverse con temor, ya que esos ojos rojos no se apartaban por nada y penetraban en su ser. Un salvaje... No había más sobrenombres correctos para él. Que incluso Kacchan respiraba con dificultad y fuerza, emitiendo un sonido rasposo por su boca, parecido a unos gruñidos leves.

¿A caso tenía problemas con ella? ¿Pasó algo malo? ¿Por qué se asimilaba a un animal con hambre? ¡Debía ser directo o le daría un infarto!

La más bajita se limitó a bajar el rostro, evitando tal violación de espacio que le daba esa mirada. No aguantaba tenerlo tan cerca, respirando así, con un silencio tan incomodo y sin explicaciones. Poseía más miedo de terminar herida que de recibir un castigo por entrar tarde.

¿Qué quiere él? ¿Si es tan directo con las palabras por qué no le ha dicho nada? ¿No ve que la está matando de miedo?

Minami como pudo recuperó valor al mover su pie izquierdo, para salir volando una vez pudiera tomar impulso. Aunque con lo poco que consiguió deslizarse, Bakugo no permitió que su presa no se saliera con la suya, así que la acorraló con ambas manos en su costado sin medir velocidad.

No quería admitirlo... Pero pareció que él quería morderla o arrancar un pedazo de su cara. Invadió más el poco espacio que quedaba entre ellos, todavía sin hacer saber sus pensamientos. A decir verdad, ella prefería pasar de largo el enterarse de lo que ocurría por la mente de ese cavernicola. ¡Qué Dios perdone su lenguaje, no había otra manera de llamarlo!

—¿Bakugo?

La voz que aflojó el ambiente de pronto. Era Kirishima, cuyo aspecto era de alguien quien había estado buscando a su amigo por todas partes. Fue una sorpresa para él ver a Katsuki tan... ¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Un baile de apareamiento? ¿Es que no comprendía que acercarse así es poco masculino? Las gotas de sudor por parte de la chica decían mucho de lo que andaba sucediendo.

—¡B-Bro! ¡Déjala, está asustada! —dijo una vez más el pelirrojo, tomando el brazo de su amigo para quitarlo— ¿Qué haces con Minami-san? ¿No ves que está muerta de miedo?

Lo más perturbador fue ver que el muchacho explosivo no dio contestaciones, sino que su expresión cambió a una de esas las cuales eran un dilema. Con dientes apretados, la vena de la frente a nada de estallar y sus ojos furiosos casi caricaturescos diciendo mucho.

—Vamos, bro... El profesor me mandó a b-buscarte —confesó con dificultad el de cabellos picudos, haciendo un esfuerzo por mover a Bakugo, quien no daba señales de querer cooperar.

La castaña no desaprovechó el instante donde su libertad le daba la bienvenida. Salió corriendo pasando por debajo del brazo izquierdo del rubio, por fin escapando de tal escena bizarra. No necesitaba saber si hizo algo feo a Kacchan en el pasado, porque se alejaría aun más para nunca resolver las cosas.

Por su parte, el chico salvaje dejó de resistirse al observar el paso veloz de la más baja hacia quién sabe dónde. No es como si importara... Es una idiota.

—¡Dios mío! ¡¿Qué fue eso?! ¿Querías comértela o qué? —lo que dijo Eijiro sonaba a broma pero de gracioso no tenía nada, pues era verdad— ¡Ella no te ha hecho nada!

De hecho sí, le hizo muchas cosas.

Lo liberó de su agarre, una vez supo que ya se encontraba medianamente calmado. Sus pupilas volvieron a la normalidad y su respiración siguió un curso normal.

En la mente de él, las cosas funcionaban de otra forma. Dai, a su parecer, era estúpidamente tierna. Esa puta cara regordeta y su aroma asqueroso de chocolate hacían una combinación horrible. ¿Por qué tenía que ser tan callada y a la vez tan hábil con su quirk? ¡Odia el dulce a más no poder! Y esa muchacha le recordaba lo que odiaba... La detestaba.

Sí, la detestaba... Tanto que no lograba sacarla de su cabeza. Al verla, no podía ver otra cosa que no fuese...

—Parece un bombón de chocolate.

—¿Qué? —esa respuesta de Bakugo lo sacó de la realidad.

¿Un bombón de chocolate? ¿Qué tenía que ver eso con su casi homicidio?

—¡Nada que te importe, pelos de mierda! —El rubio desvió su andar al salón de clases, con las manos en los bolsillos y una actitud a la defensiva— ¡Ella solo me cae mal!

Kirishima no entendió la situación. Su amigo era un laberinto sin final ni principio, y le desesperaba que ni siquiera se dignara a hablar de sus problemas.

Ojalá la amistad de él se acompañara de un manual: Cómo manejar con Bakugo, comportamientos habituales, reglas y otros datos. Y tuvo que aprender durante su estadía junto al rubio, que poco a poco se podía saber algo nuevo.

Bueno, eso fue lo que pensó hasta que en la noche donde todos compartieron en la sala de los dormitorios, dio con la respuesta. Le pareció imposible en un inicio adivinar lo que tenía Katsuki con Dai, aunque si no fuese por la mirada calmada y seria que le dio a ella desde lo lejos, nunca se hubiese topado con la solución.

Kacchan la miró de manera serena, irradiando ganas de acercarse y decirle algo, casi siendo arrastrado por el orgullo hacia otra parte donde no pudiera apreciar su "asqueroso aroma".

¡Bingo! —gritó en su mente en forma de celebración el pelirrojo.

Por más que se escuchara impresionante, su compadre se hallaba... Interesado en alguien.

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