Voy dejando los  vestigios que  me persiguen cada noche,
allí refugiada  entre mis desvelos, sumergida entre los raudales de mi conmoción,
sumergida entre anhelos y realidades que esbosan mi corazón.

La tristeza mengua, y como un oleaje  de mis premuras, me acojo a la dicha que me trae la vida, porque mejor es enfriar las penas y la decidia y calentar el alma con  suspiros de devoción por cada sueño.

Decantar semillas por doquier de sonrisas,
amarrarme a la escencia  de mi génesis, subyugarme a mis ideales sin perder el foco de mis convicciónes.

Hoy ávida por lo desconocido, enfilo prioridades y sueños, que reposaran en cada playa, donde encallara cada propósito en su cumbre,

acogida por la belleza que me trae esos amores que reposan en mi alma, y que con su compañía aminoran mis miedos y son luz de mi esperanza.

Luz Marina Santiesteban
13-04-2019