Los raudales de mis memorias anuncian su fin, letras que como molienda descubrieron mi alma, despojandola, y en su desnudez incandescentes quimeras surgieron como gotas de rocio.

Dulces mieles de recuerdos e historias, aglomeradas en el alma, cargadas de peripecias, amores y  delirios.

Noches, lunas y estrellas me acompañaron, cuando por instantes mi corazón enmudecia y reposaba hincado en el silencio.

Escencia que aromatizaba mis sentidos, forjando esa praxis emocional del panorama de mi alma, convirtiéndose en ungüento que se deslizó por la tinta de una pluma antes ignorada.

Memorias que jugaron entre letras y renglones, danzaron llenas de sensaciones, emitieron su grito de libertad, expulsadas al aire como chispas de colores que me regaló la luna... Algunas quedaron en blanco, olvidadas, como apoplejía en donde yacio algún sentir.

Aún así, ahí, en mi holgura, semillas de poesía iradiaran mi jardín, decoradas con rosas de colores llenas de anhelos y  sensibilidad ante la vida.
Plasmadas, dicientes, donde el amor se hizo poesía.

Luz Marina Santiesteban
17-05-2019