Y fue la noche la que me atrajo a ti,
fue mi soledad que en un descuido consintió dejarte pasar,
y como ese aire fresco en la eterna primavera tus palabras impregnadas de delirios se colaron por la entreluz de mi puerta.

En mi desasosiego pareciera ver solo un espejismo producto de ese insomnio que se volvió mi compañero de turno.

Escuché tu voz, era una melodía serena, tenue , que jamás percibí, y no tuve mas remedio que dejarme envolver en esa sinfonía que entre palabras, besos, amor, deseo y pasión me recreaban tu encuentro.

Y era esa energía vehemente de tu deseo, y eran tus palabras incandescentes que como la pluma de un buen poeta, escribias, remarcabas, releias, cada milimitro de mi existencia,
dulce pecado me condenaba.

La noche fue corta, fugaz, tan solo un instante que nos perteneció...

De repente exaltada por la realidad, en mi asombro cavilando, me percato que no estás, que eras sólo ese  espejismo que me negué a ignorar,eras solo una sombra que embelesada sostenia con lo irracional de mis recónditos sentires.

Realidad serena, exagerada hoy me acompaña, un triste suspiro, y de nuevo largas noches de insomnio.

Luz Marina Santiesteban
22-11-2018