Impregnadas las noches están de ti,
tus caricias y besos añorados que aún no logro olvidar,
el sutil abrazo conquistador, en medio de la noche, resguardando mi cuerpo y dando tu calor.

En mi pensamiento tu sonrisa, que mataba la tristeza en esos días grises donde  nada era perfecto, y ese beso robado  capaz de en un instante cambiarlo todo.

En mi memoria tu mirada, esa que suplia mi necesidad de ver tu corazón en ella, vislumbradas de amor y dicha, cuando me veías, cuando las palabras sobraban.

Y asi en tortuosa calma continúo, velando mis memorias, las sonrisas y el eco de tu amor que ahora como la paranoia me persiguen.

Con tu recuerdo vivo y latente, estrechando esa puerta que cada día se va cerrando más, entre un olvido y otro,con la inspiración a mitad, algunas letras abandonadas en tu nombre, atestadas de ausencia, esas que obligo a mantener vivas para no recaer.

Pegada al inadecuado dicho  que los recuerdos alimentan el alma, porque a veces nos rematan entre nostálgicas y melancolía, aunque con vacíos y el corazón a medio vivir, logro reinventarme  reconstruir y arriesgar con demasía el desafío de empezar de nuevo.

Luz Marina Santiesteban
21-02-2019