Hastiada del sinsabor de la ausencia,
sintiendo el sobresalto de la soledad,
imágenes vagas rodando por el pensamiento, me contraen.

Me obligo a sumergirme entre letras en desorden, dejando que caigan como gotas de lluvia,
con poca analogía, pero evocadas con el alma.

La lluvia, el silencio, las sensaciones, el tiempo corriendo en el reloj,
todos ellos cómplices de estos momentos famélicos que me acompañan.

Su mirada no está, su sonrisa se esfumó al igual que sus palabras que mitigaban algunos miedos, que sostenían mi calma y la desazón de su ausencia se torna en olvido.

No queda más que dejarme acoger por la melancolía, y arrullarme entre sus recuerdos,

me desahogo embotellando esos besos, confinando esas caricias, ostentando de sus palabras, y así disipar la pena que me da al no tenerle,

Asi la noche trémula, que guarda mis secretos, se vuelve cómplice, de estos afectos germinados como el vino, que me embriagan y me elevan por un momento como en  sueños de opio atiborrados  de la belleza de estos sentimientos.

Luz Marina Santiesteban
04-04-2019