Una broma de hermanos

Historia 1 de 3: especial de cumpleaños

Él joven de cabellos blancos solo quería tener una cita simple y tranquila con su pareja, pero al parecer el segundo tenía otros planes para ese día y así todo se fue de cabeza. 

...

Ruidos de pisadas rápidas por los pasillos de la mansión se escuchaban como ecos a la distancia, el chico de cabellos oscuros sabía de quien se trataba y simplemente se limitó a dejar su libro a un lado y mirar en dirección a la puerta de su habitación por donde ingresó su invitado no esperado.

— ¿Lo harás? — pregunta al chico frente a él que se veía sonriente.

— ¡Claro que sí! Será muy divertido~

...

La brisa de la mañana corre por los pasillos de un hogar hasta llegar a la habitación de uno de los más pequeños de la casa. Cabellos albinos desordenados, ropa desalineada y ojos a medio abrir es lo que se ve al correr las cortinas de aquella habitación antes inundada de penumbras. Los alrededores de la cama eran recorridos por una chica de aspecto similar al joven que intentaba despertarse.

— Oye, hermanito, ¿Acaso no tenías una cita con tu novio hoy?— le susurra al oído para que le escuche claramente

El joven pega un grito al recordar lo prometido para ese día, salta de la cama, y se va corriendo al baño para arreglarse a la velocidad de la luz, pero no se dio cuenta que eran apenas las siete de la mañana y su cita era a las diez. Fue engañado miserablemente por su hermana. En el comedor se notaba la mirada de reproche dirigida hacia la chica que solo ignoraba por completo a su hermano.

— Eres mala, Eli, no tenías que asustarme así— da una mordida a su tostada mientras nota como su melliza le sonreía con calma.

— Querido hermano Luciel, demoras más tiempo que Sasha en arreglarse cuando se trata de salir con su pareja y eso que nuestra hermana mayor realmente ama demorarse solo para molestar a Anastasia— señala a la pareja que se encontraba en la misma mesa que el resto de la familia.

— Algún día nos entenderás cuando te enamores, Elizabeth, ahora terminen de comer que se nos hace tarde— su sonrisa era comprensiva y apacible, pero escondía algo de malicia que se filtraba lentamente entre los presentes al punto que la pareja de la mujer hacia una señal detrás de ella para que se callaran y así no tener una tragedia tan temprano en la mañana.

El desayuno terminó bien comparado a días anteriores, con la mesa rota y las sillas volando, pero eso no ayudaba a Luciel a quitar el nerviosismo de la cita con su pareja. Se conocían gracias a que sus padres eran amigos de años y se hicieron pareja algunos meses después de conocerse, pero hasta el momento no habían tenido una cita formar y relativamente normal donde sus familiares no metieran las narices.

Elizabeth lo había llevado hasta el centro comercial en su auto y ahora estaba sentado en una banca, cerca de la fuente interior, esperando a su novio. Tenía fe de que sería una cita memorable... Sí, lo que le espera a este muchacho es memorable, lo aseguro.

— Hola, lucerito, ¿Esperaste mucho? —hablo un chico de cabellos oscuros, piel clara y ojos castaños que sonreía de forma cortes, pero algo burlona hacia el chico frente a él.

— Hola, Armin ¿Cómo has estado? Tenía muchas ganas de verte— se levanta y lo abraza con cariño e iba a darle un beso en los labios pero inesperadamente aterrizó en su mejilla.

— ¿Nos vamos, lucerito? —extiende su mano hacia él con cortesía como siempre.

Con esa pregunta comienzan su cita de una forma bastante peculiar. Comieron unos helados, recorrieron el lugar e incluso se divirtieron en el área de juegos del centro comercial. Todo parecía ir perfectamente para la pareja hasta que el albino recibe un mensaje de una de sus hermanos mayores, donde le avisaba que llegaría un poco tarde a recogerlo debido a la lluvia que estaba cayendo, pero Luciel no se preocupó mucho hasta que entraron a la tienda de ropa donde se tomaron a segunda hija de la familia Jiménez Hibari y su hermana mayor.

— ¿Chieko? Creí que estabas en una misión— abraza con entusiasmo a la pelinegra que sonríe dulcemente a su hermanito.

— Regresé hace unas horas y pensé que sería bueno comprarme algo de ropa antes de ir a casa, la mayoría están desgastadas o rotas— siente que alguien la observa y levanta la mirada topándose con los ojos del novio de su hermano, algo le parecía muy extraño en ese chico— parece que estas en una cita, disculpa si te interrumpí, Luci

— Deja te lo presento, él es Armin, mi novio— sonríe orgulloso mientras se aferra con cuidado al brazo derecho del pelinegro.

— Es un gusto conocer a la hermana mayor del lucerito, tu nombre es Chieko ¿Verdad?— mira con detenimiento a la chica, cosa que no pasa desapercibido para esta y Luciel, aunque el ultimo pensaba que su pareja solo tenía curiosidad.

— Ya es tarde, creo que deberíamos irnos a...

— Oye, lucerito, ¿No te parece buena idea que también te pruebes ropa con tu hermana? No se han visto en mucho tiempo y así perdemos algo de tiempo mientras la lluvia para— sugiere con naturalidad

Nadie objetó y los hermanos empezaron a probarse prendas, Armin se encontraba de juez y espectador que en vez de favoreces más a Luciel, por ser su pareja, daba más atención a la chica que veía la situación cada vez más sospechosa. Al trascurrir el par de horas, Chieko ya había seleccionado la ropa que iba a comprar y la estaba pagando.

— Armin, ¿Cómo me queda? —sale del probador con una sudadera oscura con diseños de gato y un jean de mezclilla.

— Em... horrible, ponte otro— sus comentarios eran cada vez más secos y distantes mientras que la obviedad de su mirada hacia la hermana mayor del chico empezaba a ser injustificable para el chico que no comprendía su comportamiento.

— ¿Q-qué?

— Lo que escuchaste, lucerito, te queda horri... —su boca fue tapada por rápidamente por Chieko quien se notaba molesta.

— Hey, Luci, tal vez tu novio esté cansado. ¿Te parece bien si nos adelantamos a comprar unos helados? Yo invito ya que me ayudaron a escoger mi ropa

— Claro

— Perfecto— iba a salir rápidamente del lugar para sacar al pelinegro de allí, pero se detuvo un momento— esa ropa te quema muy bien hermanito, cómprala que vas a ser la envidia de todos en tu instituto— le guiña el ojo en señal de apoyo y sale de la tienda sin mirar atrás.

Recorren un tramo relativamente corto hasta llegar a la heladería cercana donde la trigueña agarra del cuello de la camisa al chico y le mira con furia, demorarían un poco en comprar los helados después de todo.

— Ahora escupe, ¿Quién demonios eres y por qué tienes la cara del novio de mi hermano? —se apartaron un poco de la gente, sin retractarse de su acción, para no llamar tanto la atención.

— ¿Oh? Pero si soy Armin, hermosa cuñada— ni se inmuta ante las sospechas de la chica que se notaba cada vez más molesta.

— Ajá, a otro con ese chiste. Dime quién eres y qué quieres hacerle a Luciel, responde rápido no seré amable

— Yo soy Armin y solo quiero molestar a Luciel, joder la vida un poco si es que me entiendes— antes de posiblemente recibir un puñetazo en el rostro ve que alguien se acerca a donde estaban ellos y sonríe de forma maliciosa.

— ¡Tú...

Chieko no tuvo la oportunidad de terminar la frase y es besada de forma brusca por el pelinegro, lucho por soltarse y cuando lo logró miró hacia un lado donde estaba el albino con la mirada gacha hacia ellos. Ella quería explicarle lo que había pasado, pero su hermano se fue corriendo primero sin ganas de escuchar explicación alguna, iba a perseguirlo pero es detenida por el impostor quien esquivó algunos golpes de la chica que cansada y muy enojada acierta uno en el rostro.

— Pagarás por esto después, bastardo imbécil— se fue corriendo tras Luciel dejando sus bolsas de compras en el suelo, no eran su prioridad en ese momento.

— HAHAHA, ella es fuerte, pero aún no he terminado de divertirme con el lucerito— toca la zona del golpe con el pulgar de su mano derecha sin quitar su sonrisa.

La lluvia aún estaba presente y el chico no se detuvo hasta alcanzar un taxi disponible en estacionamiento para irse a casa, Chieko lo alcanzó a hablar con él y no había más taxis disponibles por lo que tendría que caminar. El viaje en auto fue de 10 minutos para el albino que se mantuvo callado en todo momento mientas observaba por la ventana como las gotas caían mientras derramaba algunas lágrimas, nunca esperó una acción así de su pareja y se sentía estúpido por haber huido de esa manera de su hermana.

— Gracias— pagó al conductor y se bajó del taxi para ir hacia las puertas que separaban el camino de la mansión con la calle.

— Creí que demorarías más, Lucerito— susurró unas dulces palabras al oído del muchacho

Luciel abrió ampliamente los ojos por la sorpresa y sin poder protestar su cabeza es cubierta por una bolsa de tema suave y es levantado como si no pesara. Ahora tenía claro que ese no era Armin y esperaba unas buenas respuestas cuando lo soltaran. Sentía que lo habían llevado a una casa y perdió la noción del tiempo un momento hasta que lo sentaron en una silla y le quitaron la bolsa del rostro, estaba enojado, pero abrió los ojos ampliamente cuando miró al chico enfrente de él.

— Espe... ¿Cómo...?— el chico frente a él era Armin y a la vez no, su color de cabello era diferente, el tono de ojos igual, pero el rostro era el mismo.

— Te has de estar preguntando por qué tengo la cara de tu noviecito, ¿No? Pues piensa lo peor, lucerito, porque no lo volverás a ver— la malicia adornaba su rostro con una sonrisa y ojos burlones mientras le mostraba unas fotos al albino que no creía lo que observaba.

— No, ¡No es verdad!— gritó con la voz quebrada por el llanto retenido, esas fotos no podían permitirse ser verdad.

El sufrimiento reflejado en el rostro de Luciel era indescriptible y gracioso para el hombre delante de él. Todo iba muy bien hasta que alguien abre la puerta de la habitación donde se encontraban de una patada, era Chieko quien tenía agarrado del cuello a un Armin muy confundido. Toda la habitación queda en silencio hasta que ambos hombres se ven a la cara y el auténtico pelinegro agarra del cuello de la camisa al castaño con fuerza.

— ¡Te dije que no te pasaras con la broma, Alexy!

— Yo solo prometí intentarlo, hermanito, nada estaba asegurado— saca la lengua en forma de burla, no se notaba arrepentido por llevar la situación tan lejos.

Aprovechando que ellos discutían, Chieko se acercó a su hermano y le limpió las lágrimas del rostro para después explicarle lo que estaba pasando. Los ojos del albino reflejaban enojo cuando se levantó de la silla, llamó la atención de su verdadera pareja tocándole el hombro y cuando este le prestó atención le asestó un golpe fuerte en el estómago.

— Me prometiste que sería una cita tranquila y me sales con esta broma... eres un mentiroso, Armin— su mandíbula estaba tensa por lo fuerte que apretaba los dientes para no llorar, él podía ser muy comprensivo, pero esa clase de bromas no eran de su agrado.

— L-luciel, yo...— no alcanzó a hablar porque fue golpeado nuevamente el estómago por su pareja y observó como esta se fue rápidamente del lugar— N-no... solo quería bromear un poco

— Sabias como ibas a terminar por pedirme ayuda, hermanito— estaba riéndose de la desgracia de su mellizo cuando Chieko llama su atención y lo golpea en el estómago dejándolo tirado en el suelo sin aire— ¿Q-qué?

— Eso te pasa por imbécil y hacer llorar a Luciel con tu estúpida broma

Al otro lado de la puerta de aquella habitación estaba Elizabeth junto a uno de los hermanos de los mellizos que ahora estaban en el suelo, ambos veían a los chicos con desaprobación. Siempre había mejores maneras de distraer a alguien para dar una sorpresa por un aniversario.

— ¿Tus hermanos siempre son así? —pregunta al chico de cabello oscuro y patillas rizadas a su lado.

— Alexy siempre, pero me sorprende esto de Armin, veo difícil que Luciel lo disculpe— se veía tranquilo ante la situación y miró su reloj, probablemente pronto vendría su cuñada Sasha hecha una furia porque Armin lastimo a Luciel— ¿Gustas tomar algo mientras esperamos? Porque mi cuñada llegara pronto y esos dos serán corderos en el matadero

— Me parece bien, ¿Tienes café? De aquí cuando esos dos sean ejecutados debo ir a otro lado y necesito estar despierta

— A mi prepárame algo también, Dayron. Tengo que quitarme el sabor a alcantarilla que me dejó tu hermano— se encontraba más calmada y se había sentado en la espalda de ambos chicos que había apilado como sacos en medio de la habitación.

— No hay problema, ven a ver tu bebida cuando Sasha y Ana hayan llegado

Elizabeth y Dayron van al comedor donde toman algo y como fue previsto Chieko se les unió para después escucharse gritos desde la habitación donde se encontraban los condenados. Pasarían varias semanas antes de que Armin pudiese recuperarse de la tortura e ir a rogar perdón a su pareja, pero esas es una historia para otro día.

Fin.

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