Capítulo 3
Mientras salía del estadio, divisé a Gavi también marchándose. Sin pensarlo dos veces, me apresuré para alcanzarlo.
—¿Por qué te fuiste?— pregunté, juntándome a su lado.
—Se te veía muy interesada en Alejandro, ¿me equivoco?—dijo él, con cierto tono de sarcasmo.
—Solo me parece atractivo, pero ¿qué importa eso? —repliqué, tratando de mantener la calma.
—No me importa, ni tú me importas— respondió él, alejándose sin más.
Sus palabras me hirieron, pero decidí no darle más importancia y reír un poco para desviar la tensión.
—Vale, chulo, no me pegues, ¿vale? — le dije, intentando hacerle frente con un poco de humor.
—Chulo el culo de tu madre— respondió él, lanzando una burla que me afectó más de lo que esperaba.
—Cállate— dije, ahora sintiendo cómo el enfado crecía en mí.
—¿Qué pasa, tu madre está muerta para que te lo tomes así?—continuó él, riéndose sin compasión.
Sus palabras me golpearon como un puñetazo en el estómago. Mis ojos se llenaron de lágrimas y la rabia se mezcló con el dolor.
—Pues sí, no me hables más en tu vida, inmaduro de mierda—le solté, y me marché corriendo de vuelta al estadio, tratando de contener el llanto.
Pero antes de entrar, choqué con alguien. Al levantar la mirada, me encontré con Pedri.
—¿Qué pasa, Laia? ¿Por qué lloras? — preguntó, preocupado.
—Es Gavi —respondí, sin poder ocultar mi angustia.
—¿Gavi? Cuéntame — dijo Pedri, llevándome a un banco cercano.
Le conté todo lo sucedido con Gavi, sintiendo cómo las lágrimas seguían fluyendo.
—No llores por él, Laia, no después de cómo te ha tratado— dijo Pedri, abrazándome con cariño.
Me sentí reconfortada por su gesto de apoyo y agradecí su presencia en ese momento difícil.
—Gracias, Pedri, nos conocimos hoy por la mañana y ya te tengo mucho aprecio— dije, devolviéndole el abrazo con gratitud.
—Lo mismo digo. Lo bueno es que nos veremos muy seguido— dijo él, tratando de animarme.
—¿Por qué?— pregunté, curiosa por su comentario.
—Porque tu padre es entrenador del Barça—reveló Pedri, con una sonrisa.
—¿Y qué pasa con eso?— pregunté, sorprendida.
—Tonta, que juego en el Barça— dijo Pedri, riendo.
—¡Ah, cierto! Perdona— respondí, riéndome también al darme cuenta de mi despiste.
—Y juegan también Ferran, Gavi, Ansu—añadió él, mencionando a sus compañeros de equipo.
—¡Guay! — exclamé, emocionada por la idea de verlos jugar juntos.
—Un placer, pero tengo que irme a casa. Nos vemos en el partido de mañana contra Costa Rica, estaré en primera fila viéndolos — dije, levantándome y despidiéndome de Pedri.
—Eso espero— dijo Pedri, y me dirigí a casa, con la mente llena de emociones pero reconfortada por la amistad de Pedri.
Gavi te odiamos todas ¿ok?
Pedri tan majo, es como un osito de peluche😍💘
Laia ni se enteraba de que Pedri jugaba en el barça AJAJAJAJAJ
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