Final [10]

Las tropas se unen para cubrirse con escudos y los líderes rezan porque las flechas no hieran sus caballos. Las flechas se adhieren a sus escudos y ellos son capaces de ver los filos plateados amenazar sus coronillas frontales con una pequeña lluvia de polvo. El caballo de First es herido y cae de costado junto con First cuya pierna queda bajo el lomo. Fracturándose. Él pega un grito a los vientos mientras el caballo deja de retorcerse y muere. Prim salta de su caballo para proteger a su marido. Escuchando las flechas golpear su escudo. ¡First! First, tranquilo. Te sacaré pronto. ¿Okay?

—Tranquila, Prim, — Agrieta los dientes. —esto no es nada mientras te tenga con vida.

—No creo que sea el momento adecuado para ponerse románticos. — Bufa sin poder creer a este hombre. Él sonríe con todo y dolor. Miran hacia adelante bajo aquel escudo. Viendo a las tropas del gobernante de Tailandia correr hacia ellos entre gritos. El elefante también corre y berrea mientras lo hace. Sus pisadas tiemblan el suelo del desierto y los hombres intentan no salir volando mientras corren. Mew desmonta su caballo con dos espadas en manos y adapta una posición de combate. Gulf baja del caballo, pero camina en dirección contraria, dónde Niol espera a ser confrontado.

El asesino de arqueros limpia la sangre de su daga en la tela de su vestido. Al tener un oponente, sonríe. —Rey Gulf Song del Norte, qué honor pelear con usted. ¿Está seguro de que no quiere permanecer al lado de su esposo por si acaso...? Ya sabe. — Simula un corte en la garganta con su mano libre y agrieta los dientes. Luego vuelve a reír presumido.

—Mi esposo estará bien. — Gulf no teme ni duda por la vida de su esposo. En su lugar, desenvaina la espada para danzarla entre ambas manos, dándole vueltas hasta finalmente distanciar un pie más que el otro y apoyar todo su peso en el que destaca la rodilla (izquierdo), con la espada al costado de su rostro. —¿Tu temes por la tuya?

—Absolutamente no. — El soldado imperial tira a un lado la daga pequeña con la que asesinó alrededor de once hombres y desenvaina una espada tras su espalda. La espada se divide en dos partes, pero tras danzarla en nociones circulares, las une como una sola frente su tórax. Ahora sostiene una lanza de finales puntiagudos.

—Ven a mí, Rey. Si te atreves.

Gulf sonríe ante la ironía, pero no duda dos veces en pegar un brinco rotatorio y oscilar la espada en el. Movimiento que Niol esquiva al retroceder, y cuando Gulf cae sobre sus manos, el mismo oscila una patada giratoria, la misma siendo esquivada.

Niol lo patea de un hombro y el chico rueda por la arena hasta volverse a levantar. Ahora con mitad de su cuerpo bañado en arena. Escupe arena y vuelve a correr hacia Niol quién le arremete un puño en la garganta, seguido una patada en el tórax y al tumbarlo, coloca ambos pies a los laterales de su cuerpo.

Gulf se ahoga en su propia saliva. Atragantado. Convulsiona a medida que se sostiene la garganta. Adolorido. Niol ríe. El soldado imperial levanta la espada arriba de su cabeza listo para apuñalar al rey en el pecho. Ojos llenos de diversión. —No puedo creerlo. ¿Así de fácil, Gulf?

De repente Gulf pierde la consciencia. Escuchando su propia voz en un tonado más grueso: «No te preocupes, Gulf, yo me encargaré de aquí en adelante.» segundos después de esa voz, Li Jie toma dominio. Tomando una fuerte bocanada de aire y pateando las bolas de Niol. A medida que Niol se cubre la entrepierna con una mano, Li Jie toma asiento y apuñala una de las piernas del soldado. Traspasando la espada. Se puede ver la sangrienta punta de filo más allá del muslo.

Niol pega un grito ensordecedor y el mismo solo incrementa cuando la espada es empujada hacia abajo (cortando todos los tejidos interiores de la piel) hasta el tobillo dónde Li Jie ejerce presión para agacharse, y pegar un brinco giratorio nuevamente. Alzando la pierna atravesada y por ende haciendo caer el cuerpo de Niol.

La espada sale de la pierna del soldado para unirse a Li Jie en el giro, aún en el aire, y cuando Niol cae tumbado sobre su espalda, Li Jie cae sentado en su tórax atravesando la frente de Niol con la espada. Matándolo al instante. No le dejó tiempo para respirar o siquiera decir algo —el hombre simplemente muere con los ojos abiertos, coincidencialmente fijados en él —. Li Jie suspira. Intentando establecer su respiracion.

Mira atrás sobre un hombro al resto de la guerra y el elefante se dirige a Kim, alzándose en sus patas traseras para amenazarla a ella con las delanteras.

Ella respinga, pero afortunadamente corre el caballo en otra dirección para cuando el elefante zanca las patas en el suelo.

—LANZAS. — Grita ella.

Sus soldadas le tiran lanzas a la elefante. Varias de estas se hunden en la fuerte coraza de sus hombros y costados, pero la elefanta corre hacia ellas y enrolla algunas de la cintura para volarlas por los aires. Ese animal parecía entrenado para asesinar. Incluso los ojos se veían diferentes a los de un elefante normal. Volvió a alzarse en sus patas traseras y aplastó algunas soldadas con las delanteras.

Mew apuñalaba soldado tras soldado sin parar. Decapitaba, degollaba, mutilaba, hasta estar bañado en sangre y aún así continuar. Prim y Cacao protegían a First peleando juntas como mujeres soldadas. Cacao voló espadas con sus patadas y apuñaló incontables hombres.

•••

ZiMo y Tor juegan a mirarse por otros seis minutos. Ecaneándose. —¿Sabes que iba a hacer con tu hermano si se iba conmigo? Lo iba a follar con un palo de madera. Ya que a él le gusta eso y luego lo iba a meter dentro de un árbol para que las hormigas, las ardillas, y un sinfín de animales se lo comieran. Y todos escucharán sus gritos, pero no pudieran hacer nada. Si gano, eso es lo que haré. Soy un Rey. Nada me detiene.

—Sobre mi cadáver.

ZiMo corre a él y colapsan espadas una tras otra vez, esperando dar el mejor golpe. Para el tercer golpe Tor pone su espada en horizontal y eso ralentiza el golpe de ZiMo. Tor le patea una rodilla al chico y este flaquea, gruñendo.

Tor aprovecha para agarrarlo de la camisa y llevarlo a toda prisa hacia una de las paredes a la izquierda. Al plasmarlo contra la pared, unos mecanismos son activados y expulsan una pila de pequeñas puyas. Gordas como colmillos.

ZiMo pega un grito al sentirlas penetrar su espalda.

—¡¿QUÉ ES ESTO?!

—¿En serio pensaste que te enfrentaría solo con una espada teniendo esta pierna en mal estado? — Ríe desquiciado Tor. —¡ESTA ES MI NACIÓN! ¡LOS JUEGOS SÁDICOS SON MI ESPECIALIDAD!

Tor lo alza por lo que las puyas rasgan su espalda. El chico gruñe antes de lanzar una patada doble al pecho contrario y Tor cae al suelo con ZiMo a sus pies arqueando la espalda adolorido. Sisea entre dientes.

—Maldita sea... — Intenta levantarse, pero Tor es más rápido. —Intenta no apoyarte en las paredes. Todas tienen mecanismos de defensa instalados.

De la pared que salieron puyas las mismas vuelven a ocultarse siendo reemplazadas por el bloque de madera correspondiente. ZiMo observa todas las paredes. Escaneando cada una inclusive su altura.

—Debo decirlo. Eres listo.

—Oye, ¿cómo crees que le esté yendo a tus hermanos?

—¿Por qué lo dices? — ZiMo tira su espada para apretar los puños a centímetros de su tórax.

—Le conté al gobernador de Tailandia sus planes de batalla. Entonces no están a salvo. Probablemente tu esposa esté muriendo ahora, desangrándose, con los labios entreabiertos, viendo todos sus recuerdos contigo pasar frente sus ojos y rezando para que el bebé en su vientre no muera. Una espada a través de su pecho.

—Tienes una imaginación muy detallada, Tor.

-Así soy.

Tor también tira la espada que carga ya que será un duelo a puños. —Y esa sirvienta de Mew, también le dijo al soldado imperial varias cosas. Pobrecilla. Estaba muy asustada.

—Mis hermanos estarán bien. Deja de hablar y pelea.

Se acercan lentos rebotando los puños hasta Tor lanzar el primero, ZiMo cuelga el mismo bajo su axila, soporta el otro lanzado a su abdomen, pero le pega un cabezazo. El cabezazo no parece hacerle nada más que cosquillas pues Tor ríe como un lunático antes de lanzarle un cabezazo más fuerte.

ZiMo se tira para atrás, apoyando ambos pies en el abdomen bajo de Tor y lanzándolo tras su cabeza. La espalda de Tor azota el suelo fuertemente. Sonando el golpe en su espalda baja. Él pega un grito golpeando el suelo con un puño y tratando de estabilizar su respiración. Sangre corre bajo una de sus fosas nasales, trazando su camino hasta la lengua mórbida del emperador, quién traga su propio flujo y sonríe. Abriendo los ojos en puro éxtasis.

Se levanta a medida que ZiMo también y ambos se observan. Agotados. ZiMo lo agarra de la camisa y el otro lo agarra vagamente de la suya. Ahí el chico del Sur comprende lo agotado que está y forma una sonrisa mezquina.
«No me putas duele, chico del Sur. » Tor asegura, pero es una mentira más que obvia. ZiMo lo mueve hacia la pared dónde mismo fue acorralado ignorando sus gritos.

Lo pega en las mismas puyas. —Toma un poco de tu propia medicina. — Lo desliza por toda la pared, haciendo salir todos los mecanismos y apuñalar su espalda una con otra vez. Tor vomita sangre en su propio tórax e intenta alejarlo de los hombros, pero fuerzas no le quedan.

ZiMo lo detiene en la siguiente pared, lo carga de costado y mira arriba de su cabeza. —Hace unos minutos me alzaste, ¿tenías más mecanismos arriba?

—Púdrete, maldito Sur.

ZiMo lo alza y lo pega a centímetros más arriba, al estar de costado, puyas penetran la cabeza de Tor, su espalda y una pierna. Dejándolo colgado con sangre cayendo como cascada. El cuerpo de aquel ser traumado y maligno tiembla por los nervios que niegan la muerte y aún así sonríe. Sus ojos desfallecen poco a poco y él dice: —Padre.... — viendo a ese padre maltratador a unos pasos de ZiMo. Su semblante serio como siempre. Disgustado.

—Incluso al final no pude hacerte orgulloso.

Cierra los ojos y deja salir su último aliento. ZiMo finalmente respira, cayendo sobre su propio trasero. Aliviado de haber terminado con este emperador. Ahora la Nación del Este tendría a Xue-yun como emperador y, esta nación sería aún mejor. Estaba seguro de eso.



•••

Durante la batalla, muchos guerreros mueren, pero los hijos de Ghraib siguen luchando. Excepto First.

Y la mejor amiga de Alice vuela una lanza al animal, justo traspasando su cabeza. El gobernante de Tailandia mira abajo a la elefanta que lo conducía. «¡No, no, no! » Repite al sentirla zigzagear las patas delanteras, batallando por no caer. Pero la elefanta cierra los ojos y durante su descenso, el gobernante brinca fuera de ella con el grito de un cobarde.

Cuando está en el suelo, Ghraib se le acerca junto a todos sus hijos y los esposos de estos. Lo amenazan del cuello con sus espadas. El gobernante ríe nervioso mirando cada uno de los filos. —C--Creo que podemos llegar a un acuerdo. — Opciona.

—¿Uno como cuál? — Habla Ghraib.

El emperador de toda Tailandia alza una mano para que todos sus soldados dejen de pelear y presten atención. Las tropas de todos se detenien.

—T--Te respetaré. No habrá más problemas contigo. — Ríe. —S--S--Solo no me mates. Tus hijos seguirán viviendo y los hijos de sus hijos, tu linaje puede ser esparcido e inculcado al país. No hay necesidad de--

—Eso no es lo que planeo para mis hijos. Uno de ellos tomará tu lugar, vil ignorante. Derramaste sangre de mi armada y aún así creíste salir ileso... Pues no.

Aquel hombre borra toda sonrisa de su rostro.

—Aquí tú mueres y por la mano de todos nosotros.

Todos se alistan para empujar sus espadas al unísono.





















•••

6 meses después
Invierno

Kim tuvo un bebé varón, el cual sostuvo después del parto en el Gran Palacio Real de Tailandia. ZiMo junto a ella haciéndole muecas al bebé cuyo dedo agarró en sus pequeñas manitas. Como gobernante de Tailandia, sus vestimentas eran incluso más sofisticadas con un sombrero de cortinas con cuencas. Ambos rieron felices uniendo sus frentes sin importar el sudor de Kim, cuyas sábanas cubrían su intimidad en la cama en la que dió a luz.

ZiMo decidió llamar a ese niño Mew-yun. En honor a sus dos hermanos cuyos matrimonios no fueron fáciles.

Xue-yun adquirió la Nación del Este y sin tener ningún pretendiente, disfruta hacer juguetes para niños, festivales de luces, y musicales. La Nación del Este jamás había estado tan viva. De día las puertas del palacio estarían abiertas para todos los que quisieran juguetes de madera. Siempre brindando alegría a otros y recibiendo alegría a cambio. Siguió visitando a la familia del único amor en su vida, Nanon. Dándoles de comer, hablando e incluso jugando con el hermano menor.

Mew y Gulf, no podían estar más felices con su hijo adoptado, Dopo. Sus personalidades Li Jie y Hop se fueron en el más hermoso de los sueños de Gulf. Le dijeron que todo estaría bien ahora que no tenía miedo y desaparecieron. Gulf los sigue extrañando, pero era cierto. Ahora era feliz con Mew, quién ni una sola vez lo ha defraudado. Ambos se aman como si fuesen almas gemelas. A pesar de que Mingxia traicionó la Nación al contar algunos planes de batalla, no la despidieron. Sirvienta o no, ella era parte de la familia de Mew.


Cacao y First también tuvieron buenos matrimonios y de ellos salieron frutos. Críos de genes hermosos.

En cuánto a Ghraib...., él sabía que lo que hizo estuvo mal. Que jamás debió forzar a ninguno de sus hijos a casarse. Que algo peor pudo haberle sucedido a Xue-yun. Pero, a pesar de todo, todos ellos lo perdonaron, y a pesar de llamarlo un mal padre, seguían amándolo.

Ghraib se divorció de la joven mujer poco después de la guerra y permaneció solo en la oficina de su vacío palacio. El palacio quedaba oscuro y sin vida mientras sus hijos no estaban. Podía escuchar el eco de sus risas llenar las habitaciones. La inocencia de cuando eran críos y lo veían con admiración. Cómo de ser llamado por diminutivos, ZiMo y Mew pasaron a llamarlo «Padre» antes que todos. Quién único lo llamaba con felicidad era Xue-yun. Ahora no los tenía a su lado.

No tenía a ninguno.

Su deber estaba hecho. Ya había conocido a sus nietos. Ya sus hijos gobernaban Naciones. La libertad por su raza estaba hecha.

Selló la carta de despedida que tenía para sus hijos y bebió un somnífero eterno capturado en un frasco.

Sobre su espalda se tumbó y miró con amor el tejado.

«¿Ya me verás tan pronto? » Escuchó la voz de su esposa y al mirar a su izquierda, ahí estaba ella. Resplandeciente y hermosa. Tumbada en su espalda con una sonrisa llena de vida. Una sonrisa contagiosa porque Ghraib también sonríe.

—No podía esperar más. — Él deja caer una lágrima. —Lo logramos, Bu. Nuestros hijos al fin están a salvo.

—No fuiste un hombre ejemplar. En todo. — Ella regaña. Pero lo toma de la mano y él aprieta la suya. —Pero me alegra que ya estés aquí.

—A mí también.

Él ríe y ambos unen frentes.

Cuando en realidad, no hay nadie a su lado y Ghraib muere con una sonrisa labial en el rostro. En paz.

Esa misma tarde Mew fue a visitarlo cuando él pensaba que ninguno lo haría ahora que sus vidas estaban hechas. —¡Padre! ¡Tengo tanto que contarte! — Pero el chico se detiene en la puerta y desfallece la sonrisa. Derrama una lágrima al llamarlo por segunda vez y no verlo moverse ni oírlo contestar.

Mira el escritorio, encontrando una carta cuyo sobre lee:

“Para Mis Amados Hijos”

Mew toma la carta y se tumba a su lado, abrazando a su padre con un poco de frialdad, pero a su vez gratitud. Cierra los ojos y dice:








—.... Gracias por todo, padre.























FIN





*N/A: Eh, ¿cómo digo esto siendo yo la autora? Lloré. Y lloré por un buen rato jajaja. Espero les haya gustado esta historia, fue toda una experiencia, toda una travesía y la amé. Abordé temas que no me atrevía abordar como el maltrato y lo que le sucedió a Gulf, creo que nuestras parejas tuvieron los finales que merecían junto a batallas épicas. Sigo pensando que Ghraib no fue un buen hombre, sus métodos eran extremos y de Xue-yun irse con Tor, habría matado a su propio hijo, pero a la vez los llevó a la cima.

Esta historia está hecha con mucho amor y cariño para todo aquel dispuesto a leerla. ¿Les gustó el final? Nadie está obligado, pero pueden seguirme para estar al pendiente de más historitas. Cuídense muchito, ¡nos leemos! Muchas gracias por la oportunidad 😘*

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