9
El niño rescatado tenía rizos que le caían sobre las cejas, ojos redondos, nariz pequeña y labios curvos. Su piel era bronceada y sus pecas de color marrón claro. Mantuvo la cabeza gacha dentro de la bañera mientras los sirvientes lo limpiaban.
Por suerte, les dijo a los reyes que no había sido violado. Sólo tocado y atado a una silla. De hecho, fue capturado en esta misma Nación.
Mientras eso sucede en el baño, Gulf y Mew permanecen en su lecho nupcial. Mew yacía boca arriba mientras el otro sostenía su cabeza en lugar de usar la almohada y se recostaba sobre su costado.
—¿Qué estás sugiriendo, Gulf? — Mew retoma la conversación que llevan discutiendo durante diez minutos.
—Es huérfano. No puedo quedar embarazado. Esta Nación necesita herederos, es un ganar-ganar. Tus hermanos casados con mujeres pueden tener bebés. Nosotros no.
—Pero, — Mew niega con la cabeza. Inseguro. -No sé.
-¿Qué? ¿Qué no sabes? - Gulf sonríe. -Es perfecto.
—¿No crees que es demasiado pronto para nosotros tener un hijo? Además, él no es un bebé. Tiene siete años. Tiene pensamientos, diferencias, gustos, ¡Oh! Y el derecho a decidir por sí mismo. ¿Y si no nos quiere?
—Entonces respetaremos su decisión. Tan fácil como eso.
Mew suspira de nuevo. Gulf hace de sus labios una línea delgada y sacude una de sus manos. —Lo que sea que decidas será. Sólo... Piénsalo.
—Me temo que mi elección no sólo depende de mí si no de la felicidad de ambos. Sólo quiero que tengamos cuidado. Niño o no, debemos cuidarnos de los extraños.
—Esperemos a que salga. — Gulf le da un pico y retrocede la cabeza. —Ey. ¿Li Jie mató a alguien?
-No. Se aseguró de que no fuera así.
Gulf sonríe aliviado y gira cuando se abre la puerta. Ambos se sientan expectantes y dos sirvientas entran junto al niño. El niño está vestido con una camisa blanca y pantalones color crema. Mirando a todos lados tímido.
-Hola. — saluda Gulf.
-Hola. Gracias por salvarme.
—Claro, niño. Nos alegra que estés bien. —Mew intenta apoyar.
—Puedes quedarte con nosotros todo el tiempo que quieras. ¿Te gustaria? – ofrece amablemente Gulf, pero es lo suficientemente inteligente como para no decir: “¡Oye, eres tan lindo que queremos adoptarte! ¿Qué dices?” Y claramente se está conteniendo. Se puede ver en la rapidez con la que salta una rodilla de arriba abajo bajo las sábanas. Mew se da cuenta y pone su mano sobre su muslo. Calmando la noción.
«Claro, gracias. ¿Dónde dormiré? »
—Hay una habitación de huéspedes en el palacio. ¿Te molesta dormir solo? Podemos encender velas y habrá guardias fuera de la puerta para atenderte. La cocina siempre está abierta por si quieres bocadillos. — Gulf realmente no puede contenerse. Quiere ayudar a este niño tanto como pueda. Porque nadie lo ayudó cuando lo necesitó, sólo después. —¡Los guardias pueden llevarte allí y también a los baños! No entrarán contigo si no quieres, pero pueden guiarte y esperar afuera.
Tanto balbuceo casi hizo dormir a las sirvientas e incluso Mew se mareó. Sin embargo, sonrió y apoyó: —Te ayudaremos en cualquier cosa.
-Gracias por todo. Ahora sólo quiero dormir. — Dice el niño con timidez. Los reyes asienten y piden a las sirvientas que lo lleven allí. Cuando todos se van, Gulf suspira. Mirando a Mew avergonzado. —Me vi desesperado, ¿verdad?
—Sólo un poquito-poquito. Mm, ¿no? — Su marido intenta minimizar al “poquito” con los dedos y no preocuparlo.
—Mew.
—Está bien, lo hiciste.
—Dios mío. Mátame ya. — Arrojándose de nuevo en la cama, arrastra las sábanas por toda su cara y se queda tumbado. Como un fantasma. O una pared. Mechones de su cabello esparcidos alrededor de la almohada. Las rabietas son en su mayoría ruidosas, pero las de Gulf son silenciosas. Expresivo pero tranquilo. Tan, tan tranquilo. Deja saber cuándo está enojado, pero si el problema es él mismo entonces no involucra a otras personas. A Mew le encanta eso de él. Lo hace más lindo de lo que ya es. Dibuja una suave sonrisa y besa a Gulf sobre la sábana. Besando a su pequeño fantasma enojado.
—Solo intentas hacerme sentir bien. — Gruñe con voz de bebé. Todavía cubierto de sábanas. —Eso me da rabia.
—Te ves bonito cuando te enojas. Y no solo intento hacerte sentir bien. Estabas bien.
Gulf baja la sábana a sólo unos centímetros de sus ojos. Parpadeando hacia Mew.
—De verdad.
—Si tú lo dices. — Aplaude sus pies una y otra vez hasta tumbarse sobre su costado y cerrar los ojos después de desear buenas noches. La sonrisa de Mew se hace más grande y se gira para soplar la vela cuando alguien abre la puerta. Despacio y con cuidado.
Él mira por encima del hombro.
Mingxia está en el borde de las puertas, asomando la cabeza. Su rey le pregunta si algo anda mal, pero aunque ella tiene miedo por lo que le acaba de pasar, mantiene la calma para contarle otra situación. Una actual. —Majestad, alguien que dice ser su hermano menor está aquí. Tiene manchas de sangre en el vestido y se ve muy mal.
Mew no espera más antes de levantarse de la cama y deslizar los pies dentro sus zapatillas. Ella lo lleva por el pasillo principal hasta las puertas de entrada y cuando abre, Xue-yun está afuera. Abrazando el cuello del caballo como para no caerse.
—¡Xue-yun! — Mew jadea y baja corriendo los pequeños escalones. Xue-yun cojea hasta que ambos se abrazan. Sus manos agarran la espalda de su hermano mayor y hunde la nariz en la curva de su cuello. Oliendo esa reconfortante fragancia suya. Lavanda. Mew siempre sería lavanda y su personalidad, un reflejo de ella.
—Xue-yun. Dios, cómo te extrañé. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué pasó? — Mew retrocede y acaricia sus mejillas.
-Mi esposo. Me hizo cosas horribles. Está loco, Mew, es una mala persona. Y fracasé estrepitosamente. ¡No lo amé en absoluto, lo intenté pero no pude! En cambio... amé a mi sirviente y hoy lo mató frente a mí. Le cortó la cabeza como si nada y dejó de golpearme porque ustedes querían verme en la próxima reunión--
—Shh, para, para. — Mew lo atrae de la nuca y le da un beso en la frente. Xue-yun se calla y todo lo que quiere es sanar. Sanar de todas las formas internas posibles. -Está bien. Ahora estas aquí. A salvo conmigo. Nadie te va a hacer daño. Sobre mi cadáver, ¿me oyes? Entremos. Mingxia, ¿puedes llevar el caballo a los establos? Prepararé el agua que trajiste previamente.
-Sí, su Majestad. — Manteniéndose tranquila, camina hacia el caballo y lo lleva por las riendas.
•••
Por la mañana, ZiMo ya se había mudado a la Nación del Sureste y ahora explora el castillo de Kim. Ambos caminando uno al lado del otro sin haber hecho más que dormir en su noche de bodas. Los terrenos de Kim eran arena y desierto ardiendo con el sol más cruel en lo alto. Por alguna razón aquí todo hacía más calor. Incluso los vientos. Pero la gente permaneció en sus pequeñas casas ahora que la enfermedad se había extendido. Las únicas sacrificando sus vidas eran las mujeres soldadas de Kim. Reunidas alrededor de una porción desierta para que ZiMo las conociera.
Los líderes de todas las Naciones tenían numerosas tropas, pero la suya era gigante. Frente a ellos se encontraban tres tropas de alrededor de 45 soldadas cada una. Todas con armadura a pesar de los ardientes rayos del sol.
—Esta es mi tropa. Debes conocerlas y guiarlas tanto como yo. — Comenta Kim.
Una de las soldadas llama la atención de ZiMo. Ella es increíblemente hermosa, con un cuello largo, labios carnosos y ojos como plumas. Su cabello color caramelo cayendo en ondas. Ella también lo mira y le guiña un ojo antes de sonreír. Coqueta.
ZiMo sonríe.
—Y si sales con alguna de ellas, no te mataré yo, ellas lo harán. — advierte Kim.
-¿Qué? ¡Pero ella me guiñó un ojo hace un momento!
—Porque ella te puso a prueba y simplemente caíste. Esa es mi mejor amiga, Shoto.
Shoto sonríe. Trastear a ZiMo fue tan fácil como parpadear. ZiMo ni siquiera podía creerlo. Pero él presta atención a todo lo que Kim dice sobre sus tropas.
•••
Después del almuerzo, ZiMo y Kim se sumergen a una piscina gigante del palacio. Ambos desnudos. Nadando entre pétalos de rosa. Las paredes de esta habitación tienen vidrieras a través de las cuales el sol no puede quemar y solo funciona como luz. Kim respira una vez levanta la mitad de su cuerpo, tirando y aplanando mechones de cabello delgado a los lados. Sus pechos desnudos brillan aún húmedos y en un tamaño que no se ve con frecuencia en Tailandia.
ZiMo también levanta la cabeza y ella se da vuelta. Encuentra su mirada sobre ella. —Perdón por mirar a tu amiga.
—Es una locura decir esto pero: no te culpo. — Ella nada para alcanzarlo.
—Eres preciosa, Kim. Ya dime, ¿cuántos novios has tenido antes que yo? - Él sonríe.
—Nunca tuve. Probablemente pensaste lo mismo que todos cuando me viste por primera vez, ¿verdad?
-¿Qué?
—Que me gustan las mujeres. Eso es lo que todos piensan por mi forma de vestir y de cómo manejo mis cosas. A los hombres les gustan las mujeres lindas. Mujeres femeninas. Cada que me miraban simplemente me trataban como a uno de ellos o no me veían como mujer. — Kim baja la cabeza. Triste. —Puede parecer una tontería, pero cuando tu padre te ofreció pensé: «Kim, esta es tu oportunidad. Por fin puedes ser amada por un hombre. » pero mirándolo ahora, fuí muy egoísta. Eres un humano. Con sentimientos. No un objeto. No tengo ni idea de lo que haremos tú y yo, pero intentaré ser una buena esposa para ti, ZiMo.
Ella lo mira a los ojos y se da cuenta de que él ni una sola vez apartó la mirada en todo este tiempo. De hecho, ya no sonreía ni jugaba. Él simplemente mantuvo su mirada. —Esos hombres eran unos tontos. —espeta y ella se asombra. —Las mujeres que pueden manejar las cosas y luchar como ellas mismas son lo mejor que este mundo podría tener y sí, también pueden amar a un hombre. ¿Te cuento un secreto?
-¿Qué?
—Así como las mujeres desean a su príncipe con armadura, los hombres desean una princesa con armadura.
Ella sonríe poco a poco. Ganando confianza. ZiMo acaricia sus mejillas húmedas y ambos pueden ver su reflejo en los ojos del otro. —Ahora eres mi esposa. Y haré todo lo posible para cuidarte.
Ambos se besan. Despacio. Pacífico. Ella es virgen y él no, pero seguro que será amable con ella.
Ambos se hunden. Besándose bajo el agua y entrelazando los dedos delante de sus pechos.
•••
First fue el cuarto hijo que se mudó al palacio de Prim. Para su desgracia, ella no era lo que aparentaba en la reunión. Una vez que puso pie en su palacio se quejó de su vestido, las horquillas y el maquillaje. Se aseguraron de quitarle la pesada chaqueta de seda y las horquillas antes de que llegara a su dormitorio.
First estaba a unos pasos de distancia. Sorprendido de que rechazara cosas tan hermosas. Especialmente la seda más avanzada que se fabrica hoy en día. Quería tocarla. Dios, incluso dormiría sobre ella si tuviera la oportunidad. Congelado como una estatua, con la boca abierta y un ojo que le hace tic, testigo de una tragedia de moda, Prim se dio la vuelta. Ella le preguntó qué estaba haciendo y él tartamudeó, volviendo a su estado normal.
—N--Nada. Sólo pensé que no te quejarías de tu hermosa ropa y cosas así.
—¿Por qué no me quejaría? — Se sostiene las caderas. Malhumorada.
—¿No es obvio? ¡Porque son hermosos y te ves doblemente hermosa con ellos! ¿A qué clase de persona no le encantaría verse con esa ropa o usar la mitad de lo que tú usas? Es asombroso.
-Ya veo. Mira, si quieres dormir con la seda y tener bebés con ella, aquí la tienes. — Le quita la chaqueta de seda a una sirvienta y se la arroja. Cubriéndolo de pies a cabeza. Como una manta. Las sirvientas intentan no reír, pero inclinan la cabeza cuando se vuelve inevitable.
First se queda quieto. -Bueno. Sí es un poco pesada. - Él añade. —¿Alguien puede quitarme esto?
Churan agarra con entusiasmo las manos de sus primeras sirvientas en la fila, por lo que estas agarran las de las demás y se alejan de puntillas. Riendo traviesas.
Una vez que se quita la chaqueta, sonríe y las sigue. -¡Ey! ¡Vuelve y atrévete a enfrentarme!
Las mujeres gritan divertidas.
•••
—Tor debe morir. — dice ZiMo dos semanas después. Reunido con Mew y Xue-yun en el palacio del primer mencionado. Ambos sentados frente a una mesa. Xue-yun vestido de negro como un soldado y rígido como nunca antes. Parece cambiado, un poco más maduro.
—Representa una amenaza para nosotros y para nuestro padre. No peleará junto a nosotros ahora que no me tiene y si mi suposición es correcta, es posible que una de sus piernas no funcione correctamente. - Planea Xue-yun.
—Entonces, ¿cuándo lo matamos? La guerra está cerca pero aún no hay fecha. — sugiere Mew, mirando por las puertas a través de las cuáles puede ver a Gulf correr por el patio trasero con su hijo adoptivo. El niño que había sido secuestrado. El niño quería quedarse con ellos y era más apegado a Gulf. Ambos se entendían de una manera que Mew no podía, pero amaba la imagen de Gulf como padre. Sus risas cada vez que cogía al niño en sus brazos y los giraba haciéndole cosquillas en el cuello con soplos. El niño estallaba en carcajadas.
Gulf se volvió hacia las puertas y se encontró con la mirada de Mew. Saludó con una mano y Dopo, el niño, también lo hizo. «¡Papá, ven a jugar con nosotros! ». Mew respondió que iría poco después de resolver esto. Entonces Gulf dejó al niño en el suelo y siguieron corriendo. Jugando todo el tiempo. Dopo no sabía acerca de las otras personalidades de Gulf y ahora casi no aparecían.
—Te ves feliz, hermano. — dice ZiMo, siempre amando la felicidad de sus hermanos. Xue-yun también mira felizmente a Mew.
-Lo soy. — Mew se vuelve hacia ellos sonriendo alegremente. —Tú también te ves feliz. Ya era hora de que alguien te pusiera un collar alrededor del cuello y tirara de la correa.
-Sí, sí. Lo que sea. — siseó ZiMo, sonriendo al final.
—¡Y nuestro Xue-yun finalmente está con nosotros! — Mew lo abrazó por detrás.
—¡Ahora no lo dejaremos solo y le buscaremos un mejor compañero, lo juramos! — ZiMo también lo abraza por delante y Xue-yun se echa a reír preguntándoles de qué tonterías estaban balbuceando. Pero ríe, finalmente en paz y lejos de ese monstruo.
Eso hasta que Gulf llama el nombre de Mew afuera y Mew se vuelve hacia las puertas. Ve a su marido quedarse quieto, sosteniendo la manita de su hijo cerca de su cintura y siguiendo la figura de Ghraib entrando al palacio. Lo acompañan más hombres.
-¡Papá! — llamó Xue-yun y corrió hacia él.
Ghraib lo abrazó con todas sus fuerzas y amor. Olió la fragancia de su hijo favorito. Ese dulce aroma a Gardenia. Los hijos mayores permanecieron erguidos, mirándolos en ese momento, contentos por su hermano menor. Sin embargo, ZiMo notó el acercamiento de alguien más a unos metros de Ghraib. Su sonrisa desapareció con la misma velocidad con la que apareció. Sus ojos se pusieron en alerta.
Los ojos de Mew también.
—Me alegro de verte bien de salud, esposo mío.
Esa voz. Esa voz en especial. Los ojos de Xue-yun crecieron y se alejó de su padre por miedo. Tor estaba junto a su padre en perfecto estado. El sarpullido dejó marcas, pero las bolas hinchadas no se encontraban por ningún lado y no llevaba vendas, solo su máscara natural. Caminaba con un bastón.
—Papá, — tembló Xue-yun. —¿Por qué está contigo?
-¿De qué estás hablando? — Ghraib no tenía ni idea de las palizas. —Tor vino a decirme que habías escapado de su palacio para esconderte en este. Dijo que envió espías para encontrarte.
Ambos hermanos observaron a Tor curvar una sonrisa maléfica.
—Debes regresar. De lo contrario, Tor no nos ayudará, Xue-yun.
-Absolutamente no. — ZiMo pone a Xue-yun detrás de un brazo protector. —Él no irá con este monstruo, padre. Le hizo cosas terribles y la lista se queda corta.
Ghraib mira a Tor. -¿Cosas terribles? ¿Qué le hiciste a mi hijo?
Tor tragó grueso. —Nada, ¿ves? No le agrado y estas son las mentiras que dice.
-¡MENTIROSO! — Grita Xue-yun.
—Padre, por favor, esto no se puede permitir. Tenemos suficientes soldados. ¡No lo necesitamos a él! — Mew también defiende a Xue-yun.
-Todos ustedes. ¡Si su hermano miente no deben defenderlo! Xue-yun, vuelve a Tor, AHORA.
-NO. — ZiMo se enfrenta a su padre. —Él no quiere y NO irá. No puedes obligarnos a hacer más de lo que ya hemos hecho. Esto fue y siempre ha sido para su propio beneficio y no dijimos NADA. Ahora escúchanos. Y tú..., — Se vuelve hacia Tor y saca su espada. -pelea conmigo.
—ZiMo, aquí no. — protesta Mew.
—Pues bien, en la guerra. En su propio palacio, ya que no puede caminar, señor Cojo.
—Entonces en la guerra, pendejo. — Tor gruñe. Luego mira a Xue-yun, quien le lanza una mirada mortal. —Puedo reemplazar tu puto trasero por otro. De todos modos, sólo llorabas en la cama.
Se va y Ghraib traga saliva. Mira a sus tres hijos sin decir ni una palabra. Los tres más fuertes que nunca. Se va después de asentir y Mew puede ver cómo su marido había tapado las pequeñas orejas de Dopo. Ambos compartieron una mirada consternada. Sin embargo, Mew asintió hacia él como si dijera: «Todo está bien ahora.»
Fuera del castillo, Tor le gruñe a Ghraib: «Mis tropas ya no te servirán más. Solo al gobernante de Tailandia. » y pasa de él.
•••
En tres meses sonaron las trompetas de la guerra. Lo suficientemente fuertes como para llegar a los oídos de los ciudadanos de la ciudad. Mientras tanto, la guerra se desarrollaba en las montañas desiertas del sureste. Una porción similar a los terrenos de Kim Yeichen.
Kim llevaba su mejor armadura y casco de color bronce encima de un caballo. Gulf vestía una armadura y un casco de color verde oscuro junto con Mew, Ma y Cacao, casados dos meses antes, vestían armaduras rojas, Prim y First vestían de amarillo. Todos se quedaron quietos sobre sus caballos con sus enormes tropas detrás. Compartiendo miradas feroces el uno al otro.
Ghraib llegó poco después para pararse en caballo en medio de sus hijos y líderes.
Xue-yun se quedó en el palacio de Mew cuidando a Dopo, pero mientras empujaba suavemente al niño en los columpios del patio trasero, no pudo evitar preocuparse.
Y ZiMo estaba en las puertas del palacio de Tor. Vistiendo de negro. Feroz.
Tor se levantó de su trono vistiendo sólo una túnica de seda cuyo escote en la pierna reveló la cicatriz que Xue-yun le había dejado. Bajó las escaleras con una espada en la cintura. Sonriendo. -Viniste.
—No me lo perdería por nada. ¿Sabes por qué es temido el apellido Yuan? — ZiMo saca su espada. —No es sólo por mi padre. Es por el hecho de que si te metes con mi puta familia, o con cualquiera de nosotros, no tendremos piedad en ti. Y te metiste con mi hermano, Tor.
—Hazme temblar, ZiMo. Porque no siento nada.
Ambos adaptan posiciones de batalla y sonríen ante sus propios motivos.
•••
El gobernador de Tailandia llega a la zona de guerra encima de un elefante negro decorado con armadura y riendas negras. El hombre lleva una armadura y un casco naranja. A los costados y detrás del elefante se encuentran sus tropas.
Los arqueros de Ma se esconden detrás de las enormes rocas de las montañas cercanas. Listos para atacar cuando se les dé la señal.
Sin embargo, Niol llega a uno de ellos y lo apuñala de la mandíbula hacia arriba con una daga. Silenciando el llanto del hombre.
Todos los líderes de la nación miran atrás. Alertados. En especial Kim. Ven la silueta de Niol esquivar algunas flechas para acabar con el otro arquero.
—¡¿Cómo supieron que estarían allí?! — gritó Kim y el propio Ghraib queda en shock.
—¡CÚBRANSE CON ESCUDOS! — Grita Mew cuando miran hacia el cielo y una lluvia de flechas cae sobre ellos.
*N/A: La guerra ha comenzado. ¿Vivirán? ¿Morirán? Sólo queda un capítulo para que esto termine. 💔*
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