6

Poco después de que Niol se fuera, dos plebeyas se pararon frente a la mesa esperando ser atendidas. El vendedor se disculpó con sus amigos y las atendió. “Dos bolsas de carne molida, por favor”. Pidieron y él respondió: “Tres monedas.”
Una sacó las monedas de su bolsillo y se las entregó al vendedor quien enseguida les agradeció y les preparó la carne con un cucharón de madera. Con tres raspaduras de carne llenó dos bolsas y entregó. Recibió agradecimiento a cambio. Un día normal en la Nación Qui.

Mientras tanto Xue-Yun aprovechó su tiempo a solas y sacó el trozo de madera que traía consigo para tallar una nueva figura. La figura que le prometió al sirviente Nanon. Sentado solo en la mesa de su habitación matrimonial, talló un caballo. Poco a poco. Cuidadoso con el cuchillo. Sonreía al hacer lo que más le gustaba y esperaraba que este juguete también hiciera sonreír al niño. Tallar es un arte para el cuál el tiene talento.
Mordiéndose el labio inferior con indicios de una sonrisa, propone tallar el lomo del caballo.

Sopla el polvo y continúa. Le duele la espalda, pero no para.

Hasta que está terminado. —Hola, amiguito. — Saluda y gira su creación. Asombrado por ello. Su creación, aunque pequeña, es muy hermosa: un caballo de patas cortas, corta longitud y cabeza grande. El pelo de la parte delantera y de la cola tiene trazos ondulados que lo simulan muy bien.

—Espero que le gustes a nuestro pequeño cliente. — Xue-Yun sonríe y rápidamente abandona su asiento. Corre por el pasillo en busca de su sirviente. Afortunadamente, lo encuentra al final del mismo hablando con otros sirvientes. Xue-Yun corre hacia él y, cerca, trota, hasta detenerse detrás. «Disculpa, Nanon. » Cuando dice eso, los demás se retiran y él agradece al cielo por ello. Nanon se da vuelta.

-Señorito.

—Hola, Nanon. Te hice esto. — Desoculta el juguete tras su espalda y un grito ahogado abandona los labios del sirviente. «De ninguna manera. Realmente lo hiciste, señorito. » Nanon sonríe.

-¿Te gusta? Temo que a tu hermano no--

-Es perfecto. Lo golpearé en la cabeza si no le gusta. — Su respuesta es instantánea y no pensada. Xue-Yun ríe, «¿Le pegarás a tu hermano pequeño? ». —Tienes hermanos, debes entender el sentimiento.

—Aunque tengo nunca le di un golpe en la cabeza a ninguno. Sobre todo porque mi padre no me enseñó a pelear y todos sabían hacerlo. Puedo levantar una espada, pero no tengo la fuerza ni la capacidad para blandirla y mucho menos evitar un golpe de una de esas. Admiro a mis hermanos por eso.

—Señorito, ¿puedo decirte algo?

-Por supuesto.

—Si esa es la razón por la que no enfrenta a su marido, entonces al menos puede decirle “No” fuerte y claro. Sujételo por la muñeca cada vez que la levante para abofetearlo, — Nanon toma una de las manos del rey y la cierra alrededor de su muñeca para levantarla en el aire simulando un intento de abofetear. Ambos se miran fijamente. Xue-Yun aprendiendo mientras que Nanon enseñando. -di “No”. — Su voz es cálida y áspera.

-Decir “No”. Gracias Nanon, lo intentaré. — Xue-yun baja su muñeca y afloja el agarre para masajear su piel. Nanon mira fijamente esa mano delgada y suave. Tiene el peso de un hombre pero también la belleza de uno.

—El rey ha llegado. — Anuncia un sirviente en el piso de abajo y Xue-yun se disculpa para recibir a su marido. Nanon siente el frío enroscar su muñeca y desvanecer todo rastro de calor. Él asiente y sigue a Xue-yun con la mirada. —Una cosa más, señorito. — De repente recuerda algo.

— ¿Sí, Nanon? — Xue-yun gira, atento.

—Convencí algunos sirvientes para tu escape. Es posible que puedas regresar a casa el sábado, cuando el rey Tor no vuelva hasta la medianoche.

—Nanon, — Xue-yun está en shock. Pero aliviado. Muy, muy aliviado. Corre para abrazarlo, riéndo con verdadera gracia y sintiendo que las lágrimas se acumulan alrededor de sus ojos. —Dios mío, pero ¿y tú? ¿Qué pasará si descubre que fue por ti?

—Eso no importa. Lo que importa es que verá a su familia.

—Tú también tienes una familia. — Susurra Xue-yun, preocupado.

—Sí, pero estarían felices si yo diera mi vida por el rey. Ese, después de todo, es mi trabajo.

Xue-yun no está seguro de usar este sacrificio, pero cuando se separan, se miran fijamente una vez más. —Gracias Nanon. Yo te veré por ahí.

Xue-yun parte y Nanon ya se está acostumbrando a su olor. Huele a gardenia, dulce y profundo, lo suficiente como para permanecer en el aire incluso si se va.

•••

—Tor, — Xue-yun recibe a su marido en la entrada y éste parece exhausto mientras entrega su abrigo a los sirvientes y se gira hacia Xue-yun, cuya cabeza está gacha en señal de reverencia. -Bienvenido a casa. ¿Como fue tu día?

—Hoy estuve en la taberna solo para escuchar los rumores sobre los hombres que gobiernan Tailandia. Dijeron que Tailandia planea declararle la guerra a tu padre. La guerra está más cerca que nunca y, sin embargo, silenciosa. Respirando en nuestros oídos y riendo a nuestras espaldas.

-¿Qué vamos a hacer?

—Decirle a tu padre. Mañana.

-Puedo ir contigo--

-Yo solo.

Tor pasa de Xue-yun y no le da la oportunidad de hablar. Xue-yun hace de sus labios una línea delgada, pero lo sigue.
Entran al comedor y Xue-yun grita el nombre de su marido.

— ¿Cómo se te ocurre alzarme la voz? — Tor se gira levantando una mano hacia él, pero Xue-yun agarra su mano primero y con una mirada firme declara: «Porque. Soy. Tu. Esposo. Tu. Rey. No más de esto. »

Tor lo mira fijamente y Xue-yun le baja la muñeca. -Quiero amarte. Realmente quiero, ¡pero no me dejas! Todo lo que haces es pegarme. ¡Y estoy tan cansado! ¡Estoy cansado, Tor! Así que por favor, para. Quiero ir a casa. Quiero ver a mi familia. —Llora Xue-yun. —No estaría pensando esas cosas si fueras un buen marido—

Tor lo abofetea tan fuerte que vuelve a caer de rodillas.

—¿Crees que te dejaré volver a casa con esta cara? ¿Estos moretones? ¿Sabes lo que dirán, eh? ¿SABES?

—Pero sólo dirán la verdad. Mi marido... Mi pobre marido egoísta me golpea todos los días como prueba de su amor enfermizo. — Gruñe Xue-yun.

—Te gusta que te golpeen, ¿no? Sigues mereciéndolo con esa boca tuya. — Tor se encorva, sujetándolo por la barbilla.

-Adelante entonces. Si eso te hace feliz. Golpéame hasta que mi corazón se detenga. Golpéame hasta que mis huesos se rompan y ya no respire, pero no harás más que extrañarme. Porque estás solo. Y aunque lo ocultes: LO ODIAS. ¡Y soy el único que, a través de todas las palizas, está ahí para ti! ¡Preguntando por tu salud cuando tú arruinas la mía! ¡Esperando amarte cuando tu no sabes cómo hacerlo! Soy tu marido, Tor. Y tu el mío.

Tor frunce el ceño. Mirándolo con algo. No odio ni agresión, sólo tristeza.

—Me casé contigo con el único propósito de amarte. Soy débil, pero mis palabras sirven como espadas para cualquiera que se atreva a herirte o avergonzarte. Estoy de rodillas para darte una oportunidad, así que por favor. ¡Por favor!

Tor le suelta la barbilla y sale de la habitación. Silencioso. Dejándolo allí tirado de rodillas.

«Al menos, le di una segunda oportunidad.» Piensa Xue-yun.

•••

A la mañana siguiente, Mew se despierta y ve a Gulf durmiendo a su lado. El verdadero Gulf. Suspira y se levanta de la cama para preguntarles a los padres Song sobre la enfermedad de su hijo, pero una vez que se viste y se acerca a la entrada de su puerta, no están allí.

Mingxia aparece a unos pasos. -Están afuera. Estaba a punto de despertar a Gulf porque visitarán a Ghraib.

-¿Para qué? Espero que no sea para un acuerdo de divorcio porque no estaré de acuerdo.

Mingxia ríe, pero vuelve a preocuparse: —Tailandia le declaró la guerra a tu padre, por lo que solicitó la presencia de todos los gobernantes de las Naciones.

—¿Tailandia hizo qué? Oh, por los cielos. ¿Puedo ir?

—Supongo que sí.

—Entonces no te preocupes, lo despertaré.

—Lo dejó en tus manos entonces.

-Está bien.

Mew no hace más que entrar a su habitación y Li Jie está sentado al borde de la cama. Dándole una mirada mortal.

—¿Qué haces? Ahora no es el momento. Pensé que solo aparecías en la noche.

—¿Qué crees que hago? Iré a matar a tu padre.

-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! No puedes hacer eso--

—No sabes las cosas que le hizo a Gulf, Mew.

—¿Las cosas que él…? ¿Qué hizo mi padre?

Li Jie lo ignora y se dirige al armario. Mew respira profundo antes de acercarse a él y abrazarlo por detrás, cerrando ambas muñecas dentro una mano. -¿Qué estás haciendo? ¡Déjame ir! — Gruñe Li Jie.

—No lo haré. No hasta que me lo digas. — Mew lo empuja a la cama, trepa su cuerpo y le sujeta las manos a los lados de la cabeza. —¿Qué te hizo mi padre?

-DÉJAME IR. Déjame ir, Mew. DÉJANOS IR. NO NOS HAGAS DAÑO. NO LO PERMITIRÉ. BÁJATE.

Mew no entiende, pero espera que esto pueda responder a sus preguntas. —LI JIE, ¿QUÉ HIZO MI PADRE?

—ÉL ESTABA ALLÍ CUANDO GULF FUE HERIDO Y NO HIZO NADA.

-.... ¿Qué? — susurra Mew.

Li Jie lo mira con odio y dolor al mismo tiempo. —Estuvo allí cuando Gulf fue torturado desde muy pequeño. Quizás en una misión. Algunos hombres le debían dinero y en el lugar donde se reunieron, Gulf había sido capturado y torturado por demasiados hombres. — Una lágrima rueda por su mejilla. —y vio a ese pequeño niño de diez años atado a una silla pidiendo ayuda y no hizo nada. No ayudó en absoluto en la búsqueda del Rey de la Nación del Norte. Simplemente tomó lo que poseían unos pocos bastardos y se fue. LO DEJÓ AHÍ.

Afortunadamente, los padres de Gulf contactaron a un espía muy conocido y rescataron al pobre niño. Pero fue demasiado tarde. Había orinado en la silla a la que estaba atado y había defecado en el suelo durante dos meses porque esos bastardos no querían que usara el baño. Su cuerpo estaba lleno de moretones y sangre. Su boca hinchada. ¿Lo peor de todo esto? A todos les encantaba usarlo como si NADA. Pero Gulf sólo estuvo consciente dos veces. Aparecimos después. Yo para soportar el dolor y el asqueroso sudor de esos hombres, Hop para no dejar morir su infancia.

Y te odio porque seguramente eres igual que tu padre--

Li Jie se detiene cuando otras lágrimas caen sobre sus mejillas y ruedan por ellas. Él mira en estado de shock. Mew está llorando. Abraza a Li Jie. -¡Lo siento mucho! — Se disculpa. —¡Lamento mucho que mi padre te haya hecho eso! Lamento mucho que hayas tenido que vivir eso. ¿Por qué no sabía nada para esa entonces? SIN DUDA TE HABRÍA SALVADO.

—Tú también eras un niño, Mew.

—Pero habría encontrado la manera. Mi Gulf, mi Hop, mi Li Jie. Lo siento mucho.

Cuanto más llora, Li Jie siente su dolor y suavemente, como un niño asustado, le devuelve el abrazo. Sus ojos también dejan caer lágrimas.

Mingxia está junto a la puerta mirándolos. Ella suspira, aliviada de que ahora ambos sepan la verdad y Li Jie comprenda.

°°°

Todos los gobernantes de las distintas naciones van a visitar a Ghraib: Gulf Song del Norte, Tor Qui del Este, Prim Cao del Oeste, Kim Yeichen del Sur y Ma Suo del Centro. Todos casados o no, llevados a cenar con Ghraib. Entran tales caballeros y damas. Excepto Mew, quien está enojado con su padre, pero se encuentra con ZiMo justo delante de la mesa. Parece que no ha salido de casa aún. Ni tampoco se ha casado.

«¡Mew! » exclama ZiMo y ambos se abrazan fuertemente. —Hacía días que no te veía. ¿Cómo estás? — Aunque está feliz y Mew desea estar tan feliz como él, raspa en voz baja: —Ahora no es el momento, hermano.

ZiMo frunce el ceño y retrocede lentamente, pero comprende. Gulf mantiene la calma junto a Mew y sus padres, quiénes ya saben que el yerno sabe la verdad.

First se une a ellos mirándose en su espejo compacto mientras coloca un mechón de pelo detrás de la oreja. —Parece que Xue-yun no pudo asistir.

-Que extraño. Nuestro hermano pequeño siempre quiere vernos. — comenta Mew y ZiMo no puede evitar mirar a Tor. Todavía se siente inseguro acerca de ese hombre. Le da vibras oscuras y extrañas.

—Oye First, creo que esa es tu esposa.

-¿Dónde?

Baja el espejo y ve a una hermosa mujer sentada en la mesa. Piel pálida como la nieve, mejillas sonrosadas y nariz pequeña. Mirándose a sí misma en un espejo compacto como él. Jadea y se vuelve hacia sus hermanos. —¡Hasta tiene el mismo espejo que yo y la última tela de seda de estos días! Está claro, ella es mi esposa.

Cocoa se une a los chicos y se pone de puntillas en busca de su futuro marido. —¡Quiero ver el mío! — Agarra el hombro de First para levantarse aún más y él le golpea la mano en señal de desaprobación. Ella lo amenaza con un puñetazo, pero al mirar hacia la mesa, lo encuentra. Debe ser él. Un hombre joven. Más joven que todos en la mesa con cabello color caramelo y rasgos atractivos. Ojos miel naranja, nariz fina y labios carnosos y curvos. Es arte en cada escritura y dibujo posible.

-Lo encontré. — Ella también susurra, asombrada. First vuelve a golpearle la mano murmurando: «Hurra, bien por ti, suéltame. » Con falso entusiasmo.

•••

Xue-yun no puede dejar de moverse de un lado a otro en su dormitorio. Pensativo.

Cuando Nanon entra a la habitación. —Señorito, tenemos una terrible noticia.

-¿Noticias terribles? ¿Qué pasó? ¿Tor está bien?

Nanon posa frente a él. —La Nación está enfermando. De repente hay una veintena de personas enfermas y contando. Los médicos están llenos de pacientes y aparentemente es contagioso.

-¡Llévame allí! Necesito ver.

-Señorito--

—Por favor, Nanon. Confía en mí.

-... Está bien. Pero déjeme cubrirle la cara justo antes de irnos.

-Sí.

Ambos salen del dormitorio y en la entrada del palacio, Nanon le cubre la cara con una banda gruesa. Él mismo también lleva uno. Suya blanca mientras la de Xue-yun morada. —¿Estás listo, señorito?

Xue-yun asiente rápidamente. Esa es su señal para visitar a los médicos.

•••

En el interior del médico hay mucha gente tumbada en mesas tosiendo sin parar. Todos acompañados de sus seres queridos o cubiertos con mantas esperando dos cosas: la muerte o un milagro.
Xue-yun no puede evitar sentirse mal por ellos. El médico se les acerca. -Su Majestad. ¿Es usted, verdad?

-Sí.

—No deberías estar aquí. Es peligroso.

-Sé que lo es. Pero quiero saber cuáles son los síntomas.

—Al parecer les empiezan a temblar las manos antes de tener fiebre y un dolor de estómago que les impide moverse. Posteriormente les invade una erupción que les cubre las manos y los brazos. La gente tiene miedo. — También habla a través de una banda gruesa.

—¿Han habido muertes?

—Sí —susurra, entristecido. —Tres, Majestad.

Xue-yun comparte una mirada asustada con Nanon. Pero Xue-yun afirma quedarse en el lugar y ayudar tanto como pueda junto con su sirviente. Ambos le advierten que esto es peligroso pero él los ignora. Coge un balde de agua y se sienta junto a una anciana para limpiarle el rostro sudoroso y lavarle los brazos.

—Tienes unos ojos bonitos. - Ella dice.

—¿De verdad lo cree, señorita? — Pregunta Xue-yun mientras sonríe tras la banda

-Sí. Tan hermosos. Como los de un ángel.

-Gracias señorita. Usted también es hermosa.

—Oh, no, querido. Perdí mi belleza hace años.

—Por favor, no diga tal cosa, señorita. Nadie pierde su belleza por culpa de alguien o de algo.

—¿Tienes una marca de nacimiento cerca de tu ojo? — Ella se da cuenta y Xue-yun parpadea asustado. Cuando se recompone, sigue lavando.

-Sí. Es una marca de nacimiento.

-Estás mintiendo. De nuevo. ¿Quién te hizo eso, angelito? ¿Nuestro rey Tor? Cielos, un hombre tan trágico construido por padres monstruosos. Ambos disfrutaron maltratar a ese niño. ¡Oh! Pobre chico. No es de extrañar por qué se volvió tan malo y cruel con este mundo.

— ¿Cómo sabe todo eso señorita?

—Todos los que trabajaron en el palacio lo saben. Yo era una sirvienta. Lo vi con mis propios ojos. Su padre decía que su hijo no era un hombre y que era inútil por jugar con juguetes en lugar de estudiar. No tuvo infancia ni nadie de quien depender.

Los ojos de Xue-yun se escudan con agua y, por primera vez, se siente triste por su cruel marido.

•••

Al regresar al palacio, tanto Nanon como Xue-yun se lavan las manos en la cocina del palacio. Ambos sentados al nivel de los hombros en un banco de madera mojándose las manos en un cubo con jabón. Eliminando todo rastro de bacterias.

—La gente está contenta de que Su Majestad les haya ayudado.

—Me alegro que lo estén. De hecho, me siento algo orgulloso. Todo es gracias a ti, Nanon. Por confiar en mí en esto.

-¡Oh! Olvidé decirte. A mi hermano pequeño le encanta su caballo de juguete. Lo llevé antes de saber sobre la enfermedad.

-¡Cielos! ¡Eso es tan agradable! Me hace feliz escuchar eso.

—Te ves hermoso cuando sonríes, señorito.

-¿Sí?

Nanon asiente suavemente y el chico se gira hacia sus manos con una sonrisa. —Señorito, tengo una pregunta.

—Siempre puedes preguntar, Nanon.

-.... ¿Puedo besarte?

—Nanon. — Xue-yun se gira y es robado un beso. Solo un pico. Nanon retrocede para mirarlo fijamente. Disculpándose y pidiendo permiso con los ojos. —Soy el marido de Tor.

—¿Pero me quieres? ¿Incluso si es sólo por una noche?

Xue-yun suspira antes de agarrarle las mejillas y besarlo. Nanon lo toma de los brazos y le devuelve el beso. Ambos manchando sus ropas con agua. Son jóvenes, pero Nanon ocho años mayor que él.

Sus besos son suaves. Apasionados. Apresurados por la lujuria y el deseo. Sus gemidos música y la mano que Nanon desliza entre las piernad de Xue-yun es un instrumento de armonía. Acaricia la intimidad de Xue-yun de arriba a abajo bajo el vestido haciéndolo gemir y temblar. Sus rodillas intentan juntarse pero no pueden.

—Nan...

-¿Se siente bien?

-Sí.

Nanon le lame los labios y cuando retrocede, se encorva para usar la boca. Xue-yun tiembla de placer. Sosteniendo los bordes del banco y manteniendo las piernas abiertas. Su cintura se mueve como respuesta.

°°°

Nanon lo inmoviliza contra una pared, sujetándolo por las piernas y embistiendo con suavidad. Cuidadoso y amoroso. Besa una de las mejillas de su señorito para calmarlo.

—¡Ah! — Gime de placer, frunce el ceño pero su boca se abre grande sin poder cerrar. —Nan, me lo haces muy bien.

-Eres hermoso. Todos de ti es hermoso. Te sientes muy bien.

Estos elogios. Este toque. Es todo lo que a Xue-yun le hubiera encantado en su noche de bodas. Este tipo de amor. Esta expresión, esta sed y este deseo ardiente. Desearía tenerlo con su marido.

Xue-yun aferra una mano a la pared detrás de él mientras las embestidas continúan y ambos gimen. La cocina estaba vacía y los sirvientes estaban en descanso hasta más tarde, pero cualquiera podía oírlos. Y fueron descarados por ello.

Xue-yun se corre con un grito ahogado. Nanon también se corre dentro de él. Hundiéndose más pero lo suficiente como para no lastimarlo. Ambos calman sus respiraciones y él apoya los pies en el suelo.

—No tenía idea de que el sexo pudiera sentirse tan bien. - Susurra Xue-yun.

-Lo hace. En muchos sentidos, señorito.

Ambos sonríen, pero Nanon se preocupa rápidamente. —Iré a ducharme antes de que... Gracias, Nanon. Por todo.

Él se va. Caminando lo más rápido que puede. Después de todo estaban vestidos. Nanon lo mira fijamente con una sonrisa. Una orgullosa y agraciada.

•••

Sin embargo, durante el reencuentro de Ghraib, una de las manos de Tor colocadas sobre la mesa tiembla.

*N/A: ¡Dios mío, ¿TOR ESTÁ ENFERMO?! La confesión de Li Jie (Gulf) me mató. Toda esa escena simplemente me rompió al igual la oportunidad de Xue-yun con Tor💔 Pero ¿qué me dicen de las escenas finales? Y odio, realmente odio, decir esto, pero estamos cerca de la final. ¡Estoy haciendo todo lo posible para no ir tan rápido y hacer que la historia dure más pero! 😭😭💖 ¡Nos leemos y muchas gracias por el apoyo a esta historia! *

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