Única parte
🪞✨
Desde que salió de su casa, no había dejado de correr. Cada paso era un latido apresurado, un eco de ansiedad que resonaba en su pecho. No le importaba cruzar las calles sin mirar, ni los insultos de los conductores que quedaban atrás en un murmullo distante. Corría porque el amor que sentía por Jimin lo impulsaba, lo arrastraba con la fuerza de un torrente incontenible. No podía soportar la idea de ver a Jimin casarse con alguien que no fuera él. Cada pensamiento, cada latido de su corazón, clamaba por una oportunidad, por un momento para confesar lo que guardaba en lo más profundo de su ser.
Había estado presente en cada instante de la vida de Jimin, había sido testigo de sus alegrías y sus penas. Conocía cada detalle de su existencia, pero siempre había estado cegado por los encantos de otra persona. Ahora, en la desesperación de aquel momento, se daba cuenta de que había ignorado las señales que le mostraban el verdadero amor que Jimin sentía por él. Era un completo idiota, por no haber visto antes lo que tenía frente a sus ojos, por no haber reconocido el brillo de adoración en la mirada de Jimin, por no haber escuchado el latido de su propio corazón que clamaba por él.
Tomó el primer taxi vacío que encontró. Subió con el corazón latiendo desbocado, con el aliento entrecortado por la emoción que lo embargaba. Los gritos e insultos del conductor se desvanecieron en un murmullo lejano, eclipsados por el tumulto de emociones que lo abrumaba. Indicó al conductor que lo llevara al parque de la ciudad, donde se llevaba a cabo la función que podía cambiarlo todo.
Estaba sudando, su respiración agitada reflejaba el torbellino de sentimientos que lo invadía. Sentía cómo cada latido de su corazón resonaba en el exterior, como un eco de esperanza en medio de la incertidumbre. Solo pedía un milagro, una oportunidad para cambiar el curso del destino, para demostrarle a Jimin el amor que ardía en su pecho.
Una vez que llegó al parque, le entregó una buena cantidad de dinero al taxista sin esperar su cambio. Observó a su alrededor, buscando entre la multitud que observaba el final de la película. Buscaba ansioso la cabellera rubia de Jimin, pero la escasa luz del lugar dificultaba su visión. No podía distinguir su figura entre las sombras que se proyectaban en el suelo.
Necesitaba encontrar a su reflejo.
"Jimin, por favor, no aceptes. Ya estoy aquí", susurraba al aire, con la esperanza de que sus palabras fueran escuchadas.
— ¡Damas y caballeros! ¡Es un placer que hayan venido a este evento! — anunció el presentador, recibiendo una oleada de aplausos y vítores de la audiencia—. Nos llena de alegría ver su apoyo a este proyecto para recaudar fondos para el hospital infantil. Y como estamos tan felices, ¡esto no se acaba aquí! ¡Quiero escuchar el grito de todos para seguir adelante!
La multitud respondió con entusiasmo, pero para Jungkook fue todo lo contrario. Al darse cuenta de que el novio de su amigo, Eunwoo, estaba abajo del escenario, manejando los preparativos con un ramo de flores y una caja de terciopelo, se sintió agitado. Las pistas sugerían que Eunwoo planeaba una propuesta pública, una idea que llenaba de nervios a Jungkook.
Empujando sin querer a las personas a su alrededor, Jungkook se abrió paso hacia el escenario. Eunwoo, con una sonrisa radiante, subió al escenario mientras Jungkook se acercaba con paso rápido y decidido, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Justo cuando Eunwoo se preparaba para hablar al micrófono, Jungkook irrumpió en el escenario, interrumpiendo la propuesta que se avecinaba.
— ¡Espera un momento, por favor! —exclamó Jungkook, su voz temblorosa por la emoción y la tensión del momento.
La audiencia murmuraba con sorpresa y curiosidad ante la inesperada interrupción.
— ¿Jungkook? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Eunwoo, visiblemente desconcertado.
— Lo siento, Eunwoo, pero tengo algo importante que decir —respondió Jungkook, su mirada buscando desesperadamente a Jimin entre la multitud.
Finalmente, sus ojos encontraron los de Jimin, y el mundo pareció detenerse por un instante. Con determinación, Jungkook se bajó del escenario con el micrófono y las luces enfocando sus acciones, tomando su mano con delicadeza comenzó.
— ¿Qué estás haciendo, Jungkook? —preguntó Eunwoo, confundido.
— Lo que debí hacer hace mucho tiempo —respondió Jungkook, volviendo su mirada hacia Jimin—. Jimin, sé que este no es el lugar ni el momento adecuado, pero necesito decirte algo...
Jimin lo miraba con atención, preguntándose qué estaba pasando. La multitud estaba en silencio, expectante.
— Jimin, desde hace mucho tiempo he sentido algo por ti. Al principio, pensé que era solo amistad, una conexión especial entre nosotros que no podía comprender del todo. Pero con el tiempo, me di cuenta de que es mucho más profundo. Eres lo más hermoso y especial que he conocido, y no puedo seguir ocultando mis sentimientos. No sabes lo mucho que me ha costado admitirlo, pero ya no puedo negarlo más. Siempre has estado ahí para mí, llenando mi vida de luz y calidez. Estaba tan distraído con otras personas que no veía tu brillo único, tu esencia que ilumina mi mundo. El ayer es historia, pero el mañana es un misterio que quiero explorar contigo —declaró Jungkook, con la voz temblorosa pero llena de emoción y sinceridad.
Jimin se quedó sin palabras, con los ojos llenos de asombro y una chispa de esperanza en su corazón. Las lágrimas de felicidad amenazaban con brotar de sus ojos mientras miraba a Jungkook, sintiendo una oleada de emociones abrumadoras.
— Jungkook... —susurró Jimin, sin poder contener la emoción que le embargaba.
Entonces, Jungkook se acercó aún más a él, envolviéndolo en un abrazo reconfortante, y comenzó a cantar suavemente:
"Porque eres como mi espejo,
Mi espejo que me mira fijamente.
No podría ser más grande,
Con nadie más a mi lado."
Las palabras resonaron en el aire, llenando el espacio entre ellos con una dulce melodía de amor y complicidad. Jimin se sintió abrumado por la belleza del momento, por la sinceridad de las palabras de Jungkook y la ternura de su serenata improvisada.
Sin poder contenerse más, Jimin se dejó llevar por la emoción del momento y se fundió en un beso apasionado con Jungkook, sellando así su amor mutuo ante el mundo. La multitud estalló en aplausos y vítores, emocionada por ser testigo de este momento tan especial y lleno de valentía.
Finalmente, cuando se separaron, Jimin levantó la mirada hacia Jungkook, con una sonrisa radiante y un brillo de amor en los ojos.
— Yo también siento lo mismo, Jungkook —confesó Jimin, con la voz temblorosa pero llena de determinación—. Siempre te he amado, y siempre te amaré.
Y en medio del parque, bajo el resplandor de las estrellas y el cálido abrazo de la noche, Jungkook y Jimin se abrazaron con fuerza, sabiendo que su amor era eterno y que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.
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