ᖭི༏ᖫྀ capítulo uno

capítulo uno
mirrorball

Sohyun se sentía muerta. Su sueño duró solamente cuatro horas debido a que se desveló viendo películas románticas aún sabiendo que en unas horas tendría que comenzar su primer entrenamiento para una nueva competencia.

Ahora mismo estaba desayunando un cereal, mientras sus ojos se cerraban en varias ocasiones. Ya había realizado toda su rutina (en realidad era solamente bañarse y cambiarse, pero eso no debería ser cuestionado) y solo esperaba a que su entrenador le mandara un mensaje regañandola por su tardanza, así se podría apurar con razón.

Después de terminar su cereal de chocolate, llevó el tazón al fregadero y lo lavó rápidamente. Se dirigió a su habitación para peinarse y colocar un poco de maquillaje en su rostro.

Cuando se aseguró de estar lista y llevar todo lo necesario para volver a los entrenamientos, tomó las llaves de su automóvil y salió de su hogar.

Mientras conducía, se sumergió un poco en sus pensamientos; estaba algo nerviosa pues ya tenía algunos meses sin patinar, se había concentrado en poder terminar su carrera (la cuál agradecía que ya casi le quedaba solo un año estudiando gastronomía) y por esa razón se sentía desconectada del patinaje.

Enchanted de Taylor Swift sonaba en las bocinas del automóvil, dejando a Sohyun cantando a todo pulmón aquella canción.

Hizo una parada en una tienda de conveniencia para poder comprar algo de almuerzo que estuviera ya hecho y pudiera preparar dentro del lugar donde entrenaba. También aprovechó para comprar un poco de chocolate el cuál comería en el camino.

Unos quince minutos después, llegó a la pista de patinaje y se encargó de bajar las cosas que ocupaba.

—Bueno, Sohyun, tu pesadilla comienza de nuevo —dijo en voz baja, parándose frente a la entrada. Suspiró y caminó dentro del lugar.

Todo estaba cómo hace unos meses: las luces que encandilaban la vista, paredes de colores blancas y amarillas, letreros desgastados que indicaban donde estaba cada lugar, las personas yendo de aquí para allá y su entrenador que la recibía con los brazos abiertos.

—¡SOHYUN! —corrió hacia ella, abrazándola con fuerza.

—Jungho, me alegra verte pero me está costando respirar —dijo como pudo debido al gran abrazo que le dedicó el hombre.

—Perdón, pero eres mi patinadora estrella —le sonrió dulcemente—. Además, entrenar estas últimas dos semanas con los novatos me tiene harto —sonrió con pesadez.

Algunas palabras después, Sohyun fue camino a los vestidores para cambiar su atuendo por uno más cómodo y que le ayudara con las piruetas.

—¿Lista? —Sohyun asintió, tomando una bocanada de aire, mientras se dejaba soltar en la pista y escuchaba diversas indicaciones—. Un poco más delicado, Jung —escuchó decir a su entrenador.

Mientras patinaba se cuestionaba el porqué seguía allí, en aquel lugar. ¿Se sentía cómoda con aquella rutina? No, ¿Había una buena razón para que estuviera ahí? Tal vez, ¿Sabía por qué? No.

Su mente le rogaba dejar todo eso y por fin dedicarse a lo que siempre ha querido, pero de todo modos el ser patinadora profesional le dejaba, gracias a las promociones que hacía, el dinero con el que sustentaba gran parte de su vida. Definitivamente no se podía tomar el lujo de dejarlo así cómo así.

Salió de sus pensamientos cuando chocó con un chico.

—Oh, perdón, perdón, perdóname por favor —se disculpó, mientras se aseguraba de que al chico no le sucediera nada.

—Fíjate a la otra —contestó arrogante, empujando levemente con su hombro a Sohyun.

Patinó hasta la barandilla donde se encontraba Jungho, para así pedirle un poco de agua.

—Debes salir de tus pensamientos cuando patines, Sohyun —le recordó—. Mente y pies sobre la pista, ¿entendido? —la joven asintió.

Estuvo alrededor de cinco horas más practicando para las próximas competencias que se darían. Una y otra vez fue regañada por sus distracciones, era algo que desde que incursionó en ese deporte le sucedía.

Sohyun cada vez mostraba menos interés por el patinaje, pero las personas se querían convencer de que no era así, y, ¿quién era Sohyun para negarse a tantos?

Justo antes de terminar, Jungho le comentó que darían una sorpresa a los patinadores, así que podía quedarse para conocerla en el momento o al día siguiente. Sohyun estaba bien con quedarse, no tenía prisa alguna.

Duró algunos minutos conversando con los patinadores novatos, quiénes le pedían consejos y compartían sus dudas a la chica.

—Reúnanse, por favor —habló la directora de la pista, haciendo señas para que los presentes se acercaran—. Nos complace muchísimo el darles la noticia de que uno de nuestros patinadores estrellas regresará temporalmente a nuestra pista —todo se miraban entre sí. ¿De quién rayos hablaba si Sohyun estaba activa en el deporte?—. Por favor reciban con un fuerte aplauso a Park Sunghoon.

Oh no, esto debía ser un jodida broma.

Un joven azabache salió de su escondite y caminó hasta el centro de la pista, con su deslumbrante sonrisa la cuál Sohyun ya no recordaba.

—Estará con nosotros hasta las competencias con Japón, mientras está en descanso de su grupo —avisó la mujer—. Trabajará principalmente con los novatos junto a Sohyun —la apuntó— quién también servirá de apoyo para los chicos.

Y Jung Sohyun se volvió a sentir como esa niña de doce años que suspiraba cada que veía al niño de cabellos revueltos y lunares.

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