Sharon

Había estado en este maldito lugar durante días y nadie se había percatado de que había desaparecido o eso suponía, sinceramente me estaba volviendo loca en este lugar todo el día me mantenía drogada y soñaba, ella estaba en mis sueños.
Ayer he soñado con Mary y Chelsea... Pero no pudo ser verdad.
La enfermera llegó y me desató las vendas de las muñecas.
—¿Ahora no me tratarás de hacer daño?
—No. —Dije.
—Muy bien.
—Me puede dejar así, le prometo que no haré nada malo.
Ella asintió, confío en mi y me dejó con la esta suelta.
Me senté en la cama y comencé a dar vueltas.
En la noche me iría de esta mierda de lugar.

Ya era de noche, todas las luces estaban apagadas, me había percatado que todos los días entre las 12:00 a 12:30 apagaban las cámaras esa seria mi oportunidad.
Cuando vi que apagaron las cámaras me levante de mi cama, camine hasta la puerta, la abrí con una tarjeta que le había robado a la enfermera, logre salir y vi el pasillo.
Caminé rápidamente, fui hasta los casilleros y me puse ropa de una enfermera, con esto lograría pasar desapercibida.
De repente las puertas de los vestidores se cerraron, yo me quedé sin aliento al ver como una sombra emanaba del piso, comenzaba a salir y de ella era como si viniera mucha sangre.
Logró salir completamente, ella se paró me vio y levantó el brazo manchándome la cara de sangre yo corrí y caí, todos los casilleros comenzaron a abrirse y cerrarse.
Me tapé los oídos cuando de la nada, Mary comenzó a acercarse a mí, cada vez que caminaba sus huesos se rompían, caminaba lento pero daba grandes pasos, cuando menos lo esperaba ella estaba a pocos centímetros de mi rostro, tenía los ojos blancos y vacíos en ellos veía la muerte.
Grité hasta que se abrió la puerta.
Era Madd, Chelsea y James.
—¿Estas bien? —Me preguntaron.
Yo asentí con la cabeza.
—Vamos, tenemos que irnos ahora.
—¿Cómo me encontraron? —Pregunté.
—La Banshee. —Dijo James.
—Después de eso fue fácil. —Dijo Madd.
Ellos me llegaron hasta donde lanzaban la ropa sucia.
Ellos se aventaron primero y lo seguí, llegamos a una enorme lavandería recorrimos los pasillos como alma que lleva el diablo, abrimos una puerta y ahí estaba el carro de Chelsea.
Entramos y avanzó.
Vi el espejo que estaba en frente y vi que aun lado mío estaba Mary.
Yo grité y eso hizo que Chelsea derrapara y chocara contra un árbol.
—¿Todos están bien?—Preguntó Madd.
Todos estábamos bien pero Chels estaba inconsciente sobre el volante, comenzaba a temblar y decir cosas que no tenían sentido, cuando de repente ella se paró y gritó, todos nos tapamos los oídos, los vidrios del carro se rompieron.
Después de eso ella nos miró asustada y con lagrimas en los ojos.
—Sharon tu padre. —Dijo ella preocupada.