57
[Yoongi]
Las mesas del comedor eran casi tan grandes como la sala misma, y la sala misma era casi tan grande como todo el hostal. Bueno, exactamente como el hostal no, pero realmente se podría vivir perfectamente en los metros cuadrados que ocupábamos mientras comíamos. Y es que eso era lo que nos encontrábamos haciendo.
Toda la mesa estaba a rebosar de platos, tanto individuales como para compartir, y lo mejor de todo ello, era el olor. Mi boca se llenaba de saliva con solo aspirar un segundo y embriagarme con el delicioso aroma.
— Taehyung, devuélveme esa patata ahora mismo.
— Pídemelo como tú sab... ¡Ah, mocoso del demonio! —el mayor se giró hacia nosotros, Jungkook y yo, que estábamos sentados frente a ellos en la mesa, y señaló a Jimin acusatoriamente mientras daba cortos besitos al dedo que el pelinegro acababa de morderle. Jimin se limitaba a seguir comiendo, ahora la patata que Taehyung le había robado segundos antes, completamente despreocupado— ¡Me ha mordido!
— Porque tú le has robado su patata —alegué, consiguiendo una sonrisa y un guiño por parte de Jimin. Sonreí contento con su aprobación y volví a pinchar de mi lasaña— Con la comida no se juega — repetí con el mismo tono que solía utilizar mi padre antes de meterme la pinchada en la boca. Taehyung bufó y dejó de besar su dedo, agarrando nuevamente la hamburguesa que él había pedido.
— Tu novio me cae como la mierda, Jungkook.
— Creo que me puedo hacer una idea de cómo te sientes —respondió Jungkook, justamente cuando Jimin le miró y ambos se sonrieron, aunque no parecía hacerlo con comodidad, más bien como si estuvieran forzados— Además, Yoongi es adorable. No puedes odiarlo.
— Es cierto, soy adorable —declaré con total convencimiento, pinchando otro trozo de lasaña— Me lo dice mufza gdende.
— Tu familia no cuenta —declaró Taehyung bruscamente. Entonces en ese momento, eché cuentas mentalmente y miré a Jungkook preocupado— Ya no es "mufza gdende", ¿verdad? —se mofó Taehyung, aunque yo tampoco le prestaba mucha atención.
— Quizás no soy tan adorable —murmuré en el oído de Jungkook, temiendo que se enfadara al enterarse de ello. Si mi familia no contaba, apenas se quedaban en cuatro personas que pensaban que yo era adorable, y eso no era mucha gente. Tal vez cinco podría serlo, pero cuatro ni en broma.
— Lo eres, no hagas caso a Taehyung —declaró serio antes de meterme su tenedor en la boca, el cual tenía pinchado una pequeña porción del filete que él había pedido. Mastiqué con la boca cerrada, degustando el nuevo plato, y cuando terminé, volví a abrirla en busca de otra porción. — ¿Quieres más? —preguntó con una sonrisa divertida. Asentí y él volvió a repetir el proceso, otorgándome nuevamente ese delicioso sabor. — Yo también quiero de lo tuyo —refunfuñó como si fuera un niño pequeño, lo que me causó gracia.
Inmediatamente fui a por un trozo de mi lasaña, y acerqué mi tenedor a sus labios. Cuando terminó, abrió de nuevo la boca, e inmediatamente fui a darle más de mi comida, pero me detuvo agarrándome del antebrazo.
— Quiero probarte a ti ahora, no a la lasaña.
— Oh —le miré sorprendido y asentí al segundo, lanzándome hacia él para besarle. A decir verdad, yo también tenía ganas de probarle. Las tenía a todas horas si éramos sinceros. Y juraría que él también, pero cuando me cubrió la boca con su mano y miró a su alrededor asustado, no lo tuve tan claro. — ¿Qué pasa?
— Era broma, bobo. No podemos besarnos aquí —declaró liberando mi boca y colocándose adecuadamente en su silla. — Hay profesores, ya sabes.
— ¿Y para que dices que quieres probarme? —pregunté fingiendo indignación, pues realmente lo que estaba era avergonzado. A veces odiaba no entender ciertas cosas obvias. — Ya no te doy ningún beso y nos quitamos de problemas.
— Apruebo eso —intervino Jimin.
— A nadie le importa —respondió Jungkook, sin siquiera mirarle. Seguidamente me sujetó el rostro, justo cuando yo acababa de meterme otro trozo de lasaña en la boca y me besó, pillándome totalmente por sorpresa. No tardó mucho en apartarse, delineando antes mis labios con su lengua, limpiando lo poco de bechamel que quedaba en ellos. — Si no me los das tú, te los doy yo.
Sonreí tímidamente y aparté la vista, sintiendo mi corazón latir con tanta fuerza que casi podía jurar que golpeaba mi pecho una y otra vez. Jimin soltó un bufido, Taehyung otro, y Jungkook tan solo se dedicó a guiñarme un ojo cuando le miré de reojo.
Después de eso tuvimos la tarde libre, por lo que decidimos salir a dar un paseo por el bosque. Por desgracia, no teníamos su cámara, aunque en verdad tampoco importó mucho, pues cada zona era más interesante que la anterior, y cuando quería capturar alguna imagen, Jungkook me prestaba su carísimo móvil mil veces mejor que él mío. Al final le llené la galería de este con fotos nuestras y de ardillas a lo lejos subidas a los árboles. Él decía que no se veían, pero si ampliabas mucho la foto, aseguro que se podía distinguir la silueta.
A las pocas horas aparecieron NamJoon y Jimin. Este primero se estaba aburriendo porque el hermano de Jimin, Jin, estaba liado con una actividad de los de su curso y cuando NamJoon intentó colarse en ese grupo, un profesor lo pilló y echó.
Jimin por su parte solo se había enfadado con Taehyung por haberme dado el juguete que tenía pensado darme él mismo al final del viaje.
Poco después de media hora paseando, aparecieron Taehyung y Kyungsoo cargado a su espalda y con el ceño fruncido. Y unos metros atrás, Chanyeol con su cámara, fotografiando la espalda de ambos. Era gracioso como rapeaba sobre el trasero de Taehyung y Kyungsoo y la forma en la que este último le respondía, también rapeando, con insultos que preferiría no recordar.
— Parece muy profundo... —murmuró NamJoon al tiempo que le echaba un vistazo al río en el que caímos Jungkook y yo el día anterior. Me coloqué a su lado e incliné ligeramente para mirarlo también de cerca. — ¿Realmente os caísteis ahí dentro? —preguntó con curiosidad. Yo asentí sin dejar de mirar la oscura superficie. Ahora que era de noche, daba un poco de miedo.
— En realidad no es tan profunda como parece... —Jungkook apareció por mi espalda, sujetándome de la cintura por detrás y tirando unos pasos hacia él, alejándome distraídamente de la orilla. — Igualmente, seguro que el agua está jodidamente fría, así que no te recomiendo bañarte.
— No pensaba hacerlo —respondió el rubio, e inmediatamente, como si le hubieran dado una grandísima idea, se giró hacia Jimin con una enorme sonrisa. — ¡Hey, Taehyung! Te doy todo lo que llevo en mi cartera si te metes en el agua.
— Mmmmh... —el nombrado, quien ahora estaba colgado de Jimin como un koala suplicando su perdón al tiempo que ponía adorables pucheros, se lo pensó detenidamente. Seguidamente se inclinó sobre la oreja de su novio y susurró, o al menos lo intentó. — ¿Si te doy la cartera de NamJoon me perdonas? —Jimin negó y Taehyung se giró a NamJoon, encogiéndose levemente de hombros. — No hay trato, lo siento.
— ¿Y tú, Kyungs...—se interrumpió de inmediato al ver la cara del mencionado, y como si nada hubiera pasado, desvió su vista al novio de este, quien estaba jugando con el pelo del primero intentando trenzarle los cortos mechones. — ...Chanyeol?
— ¿Eh? —este levantó la vista, mirándonos con desconcierto. Reí y miré Jungkook, quien también estaba sonriendo. Estaba muy guapo. — ¿Qué pasa conmigo?
— Que te reto a meterte en el agua.
— ¿En el agua? —NamJoon asintió y Chanyeol se puso en pie para echarle un vistazo al río. — Parece profundo... —declaró sin mucho convencimiento.
— Lo mismo dije yo, pero Jungkook asegura que no lo es.
— Si tan seguro está, que se meta él —declaró mirando al pelinegro con desafío. Jungkook rodó los ojos y me acercó más a él, abrazándome con fuerza.
— Yo ya me he metido, idiota. Me caí ayer con Yoongi.
— Oh —Chanyeol se mordió el labio sorprendido y estuvo varios segundos en silencio. Por algún motivo, todos le mirábamos, expectantes de lo que fuera a decir. — ¿Y que gano yo si me meto?
— ¿Qué ganas? —NamJoon frunció el ceño pensativo, y al instante su rostro volvió a iluminarse y señaló al peliverde con un leve movimiento de cabeza. — Un striptease de Kyungsoo.
— ¡Oye, ni habl-
Ni tiempo le dio al más bajo para desmentir las palabras de NamJoon. Chanyeol se quitó la camiseta en cero coma un segundo y saltó al agua, zambulléndose de forma estridosa y salpicándonos a todos los que nos encontrábamos junto a la orilla.
Jungkook y yo nos apartamos inmediatamente, pero NamJoon se dedicó a sacar su móvil y grabar la escena entre risas.
Todos esperamos expectantes su salida a la superficie, pues de lo oscuro que estaba el ambiente, apenas podía distinguirse otra cosa que no fuera el reflejo del cielo en el agua, y eso no ayudaba en nada para ver a Chanyeol.
Pasaban los segundos y nada se movía, solo se escuchaba el pitido de la cámara de NamJoon y el golpeteo del pie de Kyungsoo contra el suelo.
— ¿No sale? —preguntó este con seriedad, acercándose a NamJoon. Yo negué aunque no me hubiera preguntado a mí, sintiendo una extraña presión en el pecho. Jungkook me sujetaba con fuerza, y de alguna forma lo agradecía— Joder, han pasado casi dos minutos —se inclinó sobre el río— Este idiota.
Y entonces empezó a desvestirse. No supe que pretendía hacer hasta que NamJoon se ofreció a meterse él mismo en el rió para sacar a Chanyeol. Kyungsoo le ignoró, procediendo a desabrocharse los pantalones.
Y entonces algo emergió del agua.
Pegué un grito y me arrimé más a Jungkook, escondiéndome en su pecho asustado. Él también gritó, mucho más alto incluso. Y luego gritó Chanyeol.
— ¡No puedo creerme que hayas empezado el striptease sin mí! —exclamó Chanyeol, apartándose el pelo mojado de la cara. Me giré y le ví, al igual que todos los demás, ahí junto a la orilla, con todo el cuerpo bajo el cuello sumergido— Eres increíble, Kyungsoo.
— ¡No estaba haciendo nada, idiota! ¡Pensábamos que te habías ahogado o algo!
— ¿Ibas a saltar a por mí? —se mofó el alto, saliendo fácilmente del agua y sentándose en la orilla junto a su novio, quien permanecía de pie, colocándose con indignación la camiseta de nuevo. — Te debiste asustar mucho. Tienes sangre en el labio de tanto mordértelo.
— No me asusté nada. Déjame.
Me extrañó que dijera eso, porque en realidad sí que se había preocupado. De hecho, cuando Chanyeol se lanzó al agua también pegó un pequeño grito que luego intentó disimular con una tos. Kyungsoo era una persona muy extraña, pero a pesar de todo ello me agradaba.
— Eres adorable.
— Cállate.
Y justo en ese momento, Chanyeol agarró a su novio y se lanzó al río con él en brazos. Todos nos quedamos boquiabiertos, y esta vez no por el hecho de que hubieran caído al agua, sino porque era a Kyungsoo a quien habían lanzado.
— Chanyeol va a morir —declaró Taehyung.
— Sip —apoyó Namjoon. Seguidamente se acercó a Jimin, quien estaba jugando con el móvil al tiempo que zarandeaba una pierna para que Taehyung se soltara de ella, y agarró a este último, colgándolo de su hombro. — ¿Te importa que me lo lleve?
— Por favor —respondió el menor, agarrando el móvil que NamJoon le tendió y haciendo un gesto con la mano para que se fueran. — Pasadlo bien —murmuró sin despegar la vista de la pantalla.
Y entonces ahí Taehyung empezó a gritar y patalear, cosa que NamJoon ignoró perfectamente mientras se zambullía en el agua con este en brazos sin dejar de reír. Jungkook y yo observábamos la escena a unos metros de distancia. Jimin no tardó en dejar el móvil a un lado y meterse con todos los demás. Era realmente agradable observarlos, pero mucho más ver a Jungkook reír con la situación.
Sonreí y me abracé más a él, llamando inintencionadamente su atención. Agachó la vista y me miró curioso.
— ¿Qué sucede? —preguntó alzando una ceja. Me encogí de hombros, sin saber que responder y tan solo volví a abrazarle. — Te quiero mucho —declaró con cariño antes de dejar un leve beso en mi frente.
— Jungkook...
— ¿Qué? —le miré poniendo una mueca, y él tras intentar adivinar mis intenciones, negó de inmediato con la cabeza. — No voy a meterme. Y tú menos. Ya tuvimos suficiente río ayer, ni habl-
— No es eso, idiota —murmuré con un puchero.
— ¿Entonces?
Le rodeé con mis brazos y acerqué a sus labios tanto que podía rozarlos. Sonreí y rocé el lunar que había sobre estos, con mi nariz antes de mirarle.
— Tan solo que ahora no hay profesores —declaré casi en un susurro, sin poder borrar esa boba sonrisa de mis labios. Era gracioso, porque parecía que se la estaba pegando a él con el roce entre ambos. — Puedo darte todos los besos que quieras.
— Si me permites, iré adelantándome.
Y no me dio tiempo a permitírselo, pues seguidamente me besó, pero de haberlo tenido, se lo hubiera permitido sin dudar. Le permitiría besarme el resto de mis días, y sería la mejor decisión que habría tomado en mi vida.
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