🌃 19 🌃
Makomo tuvo que mantenerse alejada. No podía recibir daño ni nada por el estilo, pero aún le daba algo de miedo mantenerse tan cerca en un momento así.
Tanjiro y Giyuu esquivaban los ataques que Muzan lanzaba. Ellos dos eran los únicos allí, entonces, justo cuando Muzan iba a alcanzar a Tanjiro, Kanroji apareció.
Todo iba a un ritmo rápido. Los sucesos le estaban comiendo la cabeza, debía situarlo todo si no quería acabar frustrada. Quería estar bien informada y mantener la cabeza en su lugar, para informar bien a Sabito, si le daba tiempo.
Pero no podía concentrarse. Estaba preocupada por Tomioka, pero especialmente por Kamado, que parecía ser el que en peor estado se encontraba. Y Obanai ni siquiera lo trató bien.
Justo cuando pudo organizar sus pensamientos y comprender algo la situación, el lugar se derrumbó.
— ¿¡Q-Qué!?
En ese momento no se preocupó por sí misma, ni siquiera tenía motivos para hacerlo. Estaba muerta, no podía sufrir daños.
Pero Giyuu estaba vivo.
Cuando el derrumbe acabó, corrió a asegurarse de que estuviera bien. Se arrodilló a su lado preocupada, viendo entonces que estaba bien.
Y, en ese instante, el de cabello azul se puso en pie para poder esquivar la ráfaga de ataques que Muzan soltaba. Makomo observaba preocupada, temiendo el camino que toda esta situación podía tomar.
💛
Makomo estaba sentada frente a aquel lago de elixir dorado. Era aquel que se encontraba en el otro mundo, uno en el que sumergían a los recién llegados para que fueran curados, y luego eran sacados de allí a la fuerza.
Era algo que sucedía tan rápido que uno no era consciente de lo que sucedía. Aunque si llegabas a ser consciente, convertían aquello en una laguna y lo que recordabas era lo que sucedía después, que, generalmente, eran encuentros con tus seres queridos, ya que buscan que aunque sea, aquello sea bonito.
Unos seres que aún desconocía danzaban a su alrededor. Eran como humanos, pero de pequeño tamaño, un solo ojo y el símbolo de la muerte bordado en sus ropas.
Una, que le llegaba por la rodilla, se acercó a ella suavemente, con sus mano a cada lado de su cuerpo. Su cabello rubio estaba recogido en una clase moño que era sujetado por un par de pinceles —dejando su flequillo suelto—, su único ojo era como una explosión de colores pasteles, su era piel pálida, llevaba unas sandalias romanas y su yukata era de dos colores: beige y rojo vino. Como no, en su espalda estaba bordado, en negro, el símbolo de la muerte.
— Makomo-chan, ¿qué haces aquí de nuevo?— Preguntó de forma dulce aquel ser, tomando asiento a su lado y observándola fijamente.— ¿Acaso esperas la llegada de alguien?— La de cabello azul la observó horrorizada antes de negar con su cabeza.
— ¡N-no, para nada!— Gritó exaltada.— Es solo... Me relaja estar aquí. Últimamente, Sabito no está nada bien. Está demasiado preocupado por Tomioka-san, pero no se atreve a visitarlo. Me sienta mal y me frustra no poder hacer nada, así que visito este lugar.— Aclaró mientras sumergía un poco su pie en aquel lugar. Era un lago extenso, y no se encontraba vacío. Alrededor de todo el mundo, había personas muriendo constantemente, por lo que ese lugar nunca llegaba a quedar sin absolutamente nadie. Y eso que eran muy rápidos con su trabajo.
La rubia arrugó la nariz antes de ponerse en pie nuevamente y subirse a las piernas de la joven para poder encararla.
Era una amiga de Makomo, después de tantos años había logrado forjar una relación estrecha con ella, por lo que Makomo le había contado muchas cosas de su vida pasada.
— En ese caso, debes ayudarlo.— Dijo firmemente, con seguridad en sus palabras.— Si de verdad le importa, ayúdale a atreverse antes de que sea tarde. Sé perfectamente cómo se siente. Pero él sí tiene la oportunidad de ayudarlo,— hizo una corta pausa.— no debe desperdiciarla.— Sentenció mientras bajaba de las piernas de la joven y se sentaba a su lado.— El tiempo corre, Makomo,— la chica se extrañó al darse cuenta de que no había utilizado ese honorífico tan típico en ella. Eso indicaba que su acompañante estaba seria.— y el de ese joven está deteniéndose lentamente.— Un nudo se formó en la garganta de la de cabello azul.
— Fukōshi-san, ¿a qué te refieres?— Preguntó asustada Makomo. La contraria alzó sus comisuras mientras observaba en silencio el lago en el que el cuerpo inconsciente de cientos de personas reposaban en ese instante.
— Ya te lo dije, Makomo.— Hizo una corta pausa antes de continuar.— Nosotros contamos con un visión avanzada. Podemos ver quién morirá, cuándo y cómo lo hará, para así poder prepararnos. Y aunque generalmente no la utilizamos, a veces es necesaria. Yo... No la usaba desde hace más de setecientos años, ya que por su culpa tuve que presenciar la muerte de toda mi familia. Pero quise verlo a él tras hablar con Sabito hace unos días. Entonces, vi que le quedaban pocas oportunidades. Él morirá en medio del caos, Makomo.— La de cabello azul sintió una punzada en su corazón. Agachó su cabeza de forma inconsciente, apretando sus dientes.— Todos harán lo posible por salvarlo, pero ese es el futuro que le espera. Nada puede cambiarlo.— Dijo mientras se ponía en pie.— Por eso, anima a Sabito. No quiero que pase por lo mismo que yo. Consigue que logre decirle lo que necesite antes de que sea tarde.— Fukōshi le dio la espalda a Makomo, que observaba en silencio, con los ojos bañados en lágrimas, el elixir frente a ella.— Siento haberte contado eso, pero no te lo podía ocultar. No le cuentes nada de esto a Sabito, por favor.— La joven asintió en silencio, siendo consciente de que Fukōshi no podía verla. Un nudo se formó en la garganta de la rubia, que apretó sus puños.— Bueno, yo... Debo marcharme ya. No puedo abandonar mi trabajo durante tanto tiempo.— Informó, dando por terminada su charla. Entonces, comenzó a andar.
— Oye, Fukōshi-san...— La rubia observó a Makomo por encima de su hombro.
— ¿Sí?
— Gracias.
Una suave sonrisa floreció en el rostro de la chica que algún día fue humana. Volvió a dirigir su mirada al frente y alzó su mano derecha.
— Suerte, Makomo.
🌻
Las manos de Makomo temblaban. Entonces, apretó sus puños y se hizo visible solo para Tomioka.
— ¡Tomioka-san, más te vale salir con vida de esta!— Gritó, llamando la atención del de cabello azul, que la observó extrañado, pero sin bajar su guardia.— ¡Como te atrevas tan solo a abandonar este mundo sin darle tiempo a Sabito, acabaré contigo!— Una suave risa escapó de los labios de Giyuu, que tras eso, siguió esquivando y lanzando ataques.
— No te preocupes, Makomo. Yo... Viviré.— Murmuró. Y aunque seguía creyendo que aquello era producto de su imaginación, que lo “animaba” a continuar, decidió confiar plenamente en las palabras de Makomo.
Igual que cuando estaba viva.
Entonces, una pequeña esperanza comenzó a florecer dentro de ambos.
¡Hey! :D
Vale, solo venía a decir que no me juzguen por el nombre de Fukōshi, me lo inventé xd
Y, bueno, que no era mi intención incluir a personajes de mi invención, pero no sabía a qué otro, perteneciente a Kimetsu No Yaiba, podía poner ahí, así que tuve que recurrir a esta opción.
Bueno, eso era todo, así que, espero que les haya gustado, y, ¡hasta la próxima! uwu
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