Ya casi en egipto
Estaba asustada, no, aterrada quedaría mejor. Me encontraba enrollada en uno de los sofás, abrazada a mi grandulón dormido mientras temblaba de miedo por la enorme maquina submarina en la que nos encontrábamos.
No era que fuera un lugar feo, no de hecho era bastante lindo. Espacioso con varios sillones para mantenernos cómodos, ventanas alrededor para disfrutar de la fauna marina, había una máquina de café que olía realmente delicioso y podía escucharse un poco de música para calmar el habiente.
El problema, el VERDADERO problema, es que estamos bajo el agua. Juro que si esta cosa se hunde me muero aquí mismo.
Por lo menos podía ver al resto divertirse. El simpático francés se encontraba mirando las ventanas emocionado disfrutando de la belleza que nos daba el mar rojo. El viejo y el señor Avdol se encontraban charlando en los controles, con risas mientras que Kakyoin comenzaba a pasar tazas de café para todos. Luka miraba para la ventana, mientras estaba revisando unas fotos que tenía guardadas.
Me levante curiosa, este niño tenía la malas manías de su padre al estar grabando todo, camine hacia él y me puse en cuclillas, a los dos minutos se dio cuenta que lo miraba y con una sonrisa exclamo. "¿Quieres velas?" Estaba a punto de negarme, no tenía ganas de ver una selfie de Secco con este pequeño y atrás Cioccolata abriéndole las tripas a una de sus víctimas, pero extrañas imágenes aparecieron literalmente en mi rostro.
Las tome, un poco a regañadientes por la rudeza con las que me las dio, pero tras mirarlas bien me quede callada y sorprendida. Sentía como lagrimas caían por mis costados, escurrían por mi cuerpo y manchaban el piso. Me encantaba sonriendo.
Un traje negro y otro blanco, un ramo de flores en la mano y grandes sonrisas fue lo suficiente como para hacerme sollozar de alegría. Mi querido Tiziano estaba sosteniendo en brazos a su adorado Squalo, ese a quien antes le costaba hablar. Ese miso que yo le di un empujoncito para que pudiera hablar. Era una gran ironía que su Stand controle las palabras de su adversario le había costado tanto expresar sus sentimientos, decírmelos a mí y luego a Squalo. Me sentía realmente orgullosa de él, había cumplido su sueño y eso era realmente difícil para una persona con nuestra vida.
Seguí pasando las fotos, mientras que Luka me explicaba con detalle cada una de las viñetas. Le pregunte por que había ido, siendo que esos dos no le caían realmente bien. "Fui por ti." Fue lo único que contesto mientras giraba su rostro, con un leve sonrojo en este. Reí para mis adentro por su dulzura, estaba agradecida con su madre por no haberlo convertido en su padre.
Me regalo una foto, una bastante. . .extravagante si se le puede llamar así. Realmente nunca voy a entender por qué tienen esa necesidad de posar de formas tan extrañas como si se hubieran doblado la espalda jugando al twister.
"Para la mejor maestra del mundo, quien me ayudo a hacer esto realidad. Gracias, ______(Camelia), me gustaría verte otra vez.
Pd: llama a una de tus hijas Jocelyn, por mi ¿Si? Sabes que esa persona era importante para mí, espero que también lo sea para ti. Besos."
Sonreí con levedad, sacando una libreta de mi sombrero para anotar ese nombre en ella, otra vez. Sabía lo mucho que le gustaba, siempre me la había estado diciendo. Luka se levantó, guardando su cámara de fotos en mi mochila.
Escuche unos pasos acercándose a mí, gire mi cabeza y vi a la cereza andante con una taza de café en mano entregándomela con una pequeña sonrisa. "Pareces más relajada ahora." Dijo para sentarse a mi lado un vez que yo la tenía en mis manos. Asentí con la cabeza mientras comenzaba a beber la amarga bebida, haciendo una mueca por el fuerte sabor. "Rayos, ¿Cuánta azúcar le pones a esa cosa? creo que le puse tres cucharadas."
"No me creerías si te lo dijera." Respondí mientras me levantaba del lugar yendo a buscar la vendita azúcar y volviendo para sentarme a su lado. Charlamos por un par de minutos, el me molestaba con el hecho de que no debía ponerle tanta azúcar a una pequeña taza de café pero bien que me importaba poco. Luka termino por sentarse a mi lado, descansando su cabeza en mí escote mientras bebía un poco de leche, algo que a Kakyoin pareció molestarle por completo.
"Oye enano." Automáticamente giramos nuestras cabezas hacia el aquella gruesa voz, sentí como mis mejillas dolían con levedad mientras miraban en dirección de mi amado Jotaro quien parecia haberse levantado recientemente. El enano lo miro con furia, dispuesto a comenzar una pelea con el pero no pudo hacerlo al haberse desequilibrado cuando me levante, casi cayendo al suelo si no fuera porque el pelirrojo logro tomar su cabeza antes de que chocara contra el piso.
"¡Buen día, vaquero! ¿Descansaste bien?" Enrolle ambos brazos alrededor del suyo mientras sonreía ampliamente. Al abrir los ojos me di cuenta de algo extraño: su rostro estaba completamente rojo, tanto que tomo la punta de su gorra para tratar de ocultar sus mejillas, sin mucho éxito. Estaba a punto de preguntarle que le había sucedido, pero el camino hasta la ventana, diciéndome que me acercara con un gesto de sus manos.
Con un poco de temor y curiosidad tome la mano que me ofrecía y mire por la ventana, abriendo los ojos de par en par. Al otro lado de la ventana podía verse un nuevo mundo, repleto de corales de brillantes colores deslumbrantes, repletos de pequeños peses nadando por todo el lugar. Gracias al señalamiento de Jotaro pude ver escondido entre la flora marina un pequeño pulpo, moviéndose con lentitud. Comenzó a explicarme lo que sabía de diferentes especies. Algún dato sobre las anemonas y los peces payasos, alguna barracuda, y las más lindas ¡Las estrellas marinas!
Mire para un lado y otro, pero no había visto ninguno. "¿No hay delfines aquí?" Se agacho, quedando su mentón sobre mi hombro mientras miraba para el otro lado del cristal.
"No es temporada." Contesto casi inmutado. Polnareff se acercó a nosotros, comenzando a preguntarle a estrellita sobre un pez y otro diferente, y el azabache estaba más que contento por contestarle. Kakyoin lleno de curiosidad también se acercó a nosotros, preguntando algo sobre algún otro pez que veía por ahí.
El sonido de una cámara me llamo la atención, Luka se encargaba de sacar fotos a todos nosotros con una pequeña sonrisa en su rostro, mirándonos con profundidad. Camine hacia el, acariciando con ternura su cabeza mientras iba al puente para hablar con el viejo y el señor Avdol.
"¿Qué es eso?" Pregunte apuntando a un círculo verde, que pitaba de vez en cuando. Avdol dejo de mirar en frente para sonreírme mientras m explicaba que esa cosa era un sonar y que lo usábamos para haber si estábamos bajo ataque enemigo o no. De golpe sentí un pinchazo en mi marca de nacimiento, uno muy grande. "Dime ¿enserio sirve esa cosa? Tengo un mal presentimiento."
"Claro que sí." No había escuchado a Polnareff acercarse, con sigilo paso sus brazos sobre mis hombros en un extraño abrazo que correspondí con una pequeña sonrisa en el rostro. "Aunque, si nos atacaran aquí dentro no creo que podamos huir." Sentí mi cuerpo completamente rígido ante aquellas últimas palabras, la sangre había bajado de golpe hasta mis pies, lo suficiente como para hacerme tambalear un poco.
"Idiota." Dijeron todo al unísono al verme completamente pálida y temblando. El frases apenado me soltó mientras se disculpaba por su estupidez, el pequeño Luka convirtió su cabello en un enorme terrón de azúcar, causando una pequeña discusión entre él y Polnareff.
"¿Por qué no te sientas?" Sugirió el pelirrojo mientras me ayudaba a llegar a una de las sillas alrededor. "Te traeré un refresco." Dijo mientras se iba caminando a un pequeño refrigerador.
Jotaro pasó su mano por mi frente, tanteando la temperatura con sus nudillos. Su mano se sentía áspera y fría, refrescante para mi pobre frente mareada. Cerré los ojos, tratando de descansar un poco mi adolorida vista. No había pegado ojo en toda la noche por culpa de los nervios que me hacía pasar esta situación. Volví a abrirlos, sintiendo una ligera presión sobre mi frente, algo diferente a la mano de Jotaro. Eran sus labios, había quitado mi sombrero para llegar a mi frente y hacer ese dulce e inesperado gesto.
Lleve mi mano derecha a aquella zona, se sentía cálida de golpe al igual que mis mejillas, sonreí de lado al verlo ocultar sus mejillas debajo de la gorra que le había obsequiado hace tantos años atrás. No podía entender aquella extraña y dulce actitud que había tomado tan de repente, pero realmente no me quejaba. Ver a un Jotaro meloso y cariñosos no era algo de todos los días, debía aprovecharlo al máximo.
De golpe, desvió su mirada hacia el viejo, quien estaba parado justo en frente de un teléfono satelital último modelo o algo así. Todos hicimos silencio de golpe mientras escuchábamos la voz de la amable Suzie Q del otro lado de la bocina.
Una mentira tras otra, el señor Joestar engañaba a su esposa con la saluda de su propia hija. Sé que, no tengo hijos ni estoy casada pero, si me llegaran a hacer eso estaría realmente molesta. Creo que Suzie tiene derecho a saber qué es lo que sucede que son inofensiva hija.
La vida de Holly peligra si le dijera eso, ella realmente se preocuparía mucho, aun mas por su esposo y nieto quienes están arriesgando la vida para salvarla. Al no decirle se ahorra esa preocupación pero. . .tarde o temprano lo descubrirá, y dolerá más todavía. Peor si alguno de los dos. . . "No tengo que pensar en eso." Susurre para mí misma, juro que si no respiro aire fresco dentro de poco enloquecería dentro de este lugar.
Finalmente el viejo colgó, algo desanimado para voltearse hacia nosotros. Holly cada da estaba peor al parecer. Mire por el rabillo del ojo a Jotaro, quien apretaba los dientes con fuerza por la rabia que le daba.
"Egipto no esta tan lejos." Trato de animarlo el francés mientras se sentaba en una de las sillas cerca mío.
"Debemos derrotar a DIO cuanto antes, es por eso que regrese." Siguió Avdol.
"Quiero que mi suegra vea a sus nietos, no dejare que nada le pase." Dije con una sonrisa pícara mientras el resto se echaba a reír al ver a Jotaro rengando. El viejo sonrió con levedad mientras nos miraba a todos nosotros, agradecido de aquellos extraños ánimos que le estábamos dando.
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"Esto es fácil." Dijo Polnareff mientras manejaba el submarino, obviamente yo me sostenía de estrellita como si mi vida dependiera de ellos. Esta cosa termino por golpear unas rocas a su costado, haciendo que yo gritara mientras me aferraba más al azabache.
"Al menos podrías extraer las garras." Dijo con un hilo de sangre cayendo por su cabeza, me asuste y de golpe me aparte de él, rogando que me perdonara mientras me sostenía a las paredes con el latente miedo de que esta cosa se hunda. "¿De quién fue la idea de traer a una semidiosa azteca que le teme al agua debajo de un submarino?"
Avdol miro al viejo, quien comenzó a silbar mientras miraba distraídamente para otro lado. El egipcio se acercó a mí y me dio una barra de chocolate, para comenzar a acariciar mi cabeza mientras que yo distraídamente la comía, un poco más relajada.
"Un secreto Ludenberg." Susurro el viejo a su nieto con una sonrisa. "Descubre cuál es su comida favorita, y harán lo que sea por ella." El pelirrojo se hecho a reír mientras que me miraban comer felizmente aquel delicioso néctar traído por los dioses del olimpo.
"Señor Joestar ¿Conoció a muchas Ludenberg?" El viejo se llevó una mano a la cabeza mientras que trataba de enumerar a todas aquellas mujeres que habían pasado por su vida con ese apellido. Con sus manos comenzó a contar, hasta llegar al número ocho con una sonrisa en el rostro.
"Si no mal recuerdo, a ella la volvía loca el Flan. A la madre de _______(Camelia) las aceitunas. A su tío las galletas de chocolate, al otro tío creen que le gustaba la comida japonesa algo así. Y a Mery le gustaba comerse a mi madre. . ." Lo último lo susurro, al llegar aquel vago y traumático recuerdo sobre Lisa Lisa y su otra maestra del Hamón.
Kakyoin levanto una ceja, había escuchado perfectamente bien eso y quería detalles, pero no lo preguntaría por ahora al haber un niño presente. "No te preocupes por mí, poja, no es como si no hubiera visto a mi padre y madre y el amante de mi padre cog-"
"¡Ya entendí! No lo digas" Dijo tan o más rojo que su propio cabello ante las osadas palabras de un pequeño niño. "Cielos ¿Qué clase de país es Italia?" Pero antes de poder contestarle, escuchamos un sonoro chirrido metálico. El submarino se había tambaleado un poco, y mi marca de nacimiento termino pinchándome con fuerza.
Me levante de golpe, callando los reclamos de Avdol hacia el pobre francés quien se disculpaba una y otra vez, todos me miraron fijamente. El ruido paso, pero aquel mal presentimiento no se iba. El resto volvió a retomar sus actividades mientras charlaban animadamente entre ellos, alegando que mi nerviosismo era por culpa del agua a mí alrededor.
Un fuerte bostezo llamo mi atención, Polnareff se quejaba de su fuerte cansancio mientras que le reclamaba al pelirrojo más velocidad a la hora de hacer los dichosos cafés que estaban tardando una eternidad en hacerse.
Suspire, tratando de relajarme. De golpe sentí una mano rodeando mi muñeca y antes de que lograra decir algo o girar mi rostro hacia esa persona fui tironeada cayendo en su regazo, siendo abrazada con fuerza por él.
Reí por lo bajo mientras que sentía el cálido tacto de Jotaro rodeándome, logrando relajar por completo mis músculos. Abrí un ojo, sin borrar aquella aniñada sonrisa le mire divertida. "Estas muy cariñoso hoy ¿Sucedió algo?"
Abrió sus ojos despacio, tal vez demasiado. Su rostro era serio como siempre pero sus ojos brillaban con fuerza por algún motivo. No dijo nada, tampoco esperaba que lo hiciera, solo me envolvía en aquel inexplicable cariño sintiendo un gran dicha que iba de mis pies al alma.
No tenía nada de que quejarme ahora, estaba simplemente contenta. Con mi corazón acelerado, bombeando sangre a todo mi cuerpo a una velocidad increíble, llevando la tranquilidad a todo mi cuerpo, simplemente me sentía repleta. Completa en sus brazos.
"Me gusta tu rostro." Luka le había dicho a Kakyoin mientras le entregaba su respectiva taza de café, sacándole una foto en aquel momento él pelirrojo se había confundido por completo mientras le preguntaba por qué aquel cumplido repentino. "He visto esa expresión en muchos rostros adultos antes, pero el tuyo es el más hermosos hasta ahora, es tan sincero y a la vez tan mentiroso."
"Okey, realmente me perdiste." Confeso mientras se sentaba a su lado, bebiendo con tranquilidad su taza.
"No eres al primero que rechaza ¿Sabes?" Kakyoin casi se atragantaba con la bebida, después de toser un par de veces y que el viejo le preguntara si se encontraba bien, volvió a mirar al crio algo incrédulo. "Ella es una mujer importante en nuestra organización, además que es realmente hermosa, sumándolo con su personalidad divertida y carismática; es un bombonazo. Muchas personas pagaron fortunas por estar aunque sea diez minutos con ella, algunos se le declararon pero siempre los rechazo. Incluso rechazo a la persona que más la quería, tú tienes su misma mirada de tristeza escondida. La falsa felicidad la opaca, pero nadie puede esconder la mirada de sus alma tus ojos te delatan." Termino por apuntar al par de tortolo que se había quedado profundamente dormidos en los brazos del otro. "Quieres ser el, lo envidias. Por más que digas que está bien que no eres tú el que está ahí, mueres por serlo."
Kakyoin solamente suspiro mientras sonrió otra vez, haciendo que aquel muchachito se sorprendiera inmensamente. Ahora podía ve unos ojos diferentes, ahora aunque había un toque de melancolía la felicidad había vuelto a su mirada. Un rostro completamente hermosos y nuevo, muy diferente a la desesperación que tan acostumbrado había estado. Quería hacerle una fotografía.
"Gracias." Dijo el pelirrojo acariciando con dulzura su cabecita. "Me recordaste algo importante." Y tras decir esas palabras simplemente se levantó para ir a charlar con los adultos, dejando al pequeño mocoso con ganas de saber que era lo que se refería. Ese adolecente japonés lo había llenado de fascinación, quería conocerlo, estudiarlo. . .
"Me siento extraño." Dijo el pequeño mientras se llevaba las manos al pecho, tratando de respirar bien. Su corazón no para de latir, y eso lo incomodaba.
"Oigan, ya puedo ver la costa africana." Comunico Avdol despertándonos. Mire a Jotaro, sintiendo como mi rostro se calentaba por culpa de aquel extraño sueño que había tenido. Sus mejillas estaba levemente pintadas de carmín al igual que las mías, sonreí de lado mientras besaba on dulzura su nariz.
"¿Tú también, eh?" Junto nuestras frentes apenas dijo eso. Era raro, solo compartíamos sueños cuando éramos pequeños.
Finalmente nos explicaron en dónde íbamos a ascender, yo estaba que saltaba de felicidad por poder salir de esta gigante máquina de tortura mecanizada. Finalmente llegaríamos a Egipto, después de tanto tiempo y tantas aventuras, nuestro viaje concluiría pronto.
"Cuando volvamos a casa, me daré un laaaaargo baño de burbujas con chocolate." Un linda sonrisa se le escapó al francés mientras parecia limpiarse una pequeña lagrima.
"¿Qué sucede?" Pregunto Avdol mientras lo veía.
"Nada." Contesto mientras sonreía de vuelta. "Solo estoy feliz por ser los seis de nuevo." Todos compartimos su sonrisa de alivio, encontrar a DIO en Egipto no sería sencillo pero seguramente sería más fácil que viajar hasta Egipto, vencerlo es el problema si no sabemos cómo funciona su Stand.
Mire por instinto a Jotaro, quien asintió la cabeza con el resto, todos haciendo una promesa silenciosa.
Todos volveremos a casa.
Debí imaginarme que aquella calma duraría poco.
Como dije en la historia de Bruno, es posible que esta historia este pausada por unos dias.
La trama que se vine mas adelante tengo que pensarla con MUCHO cuidado, después de todo quiero darles una historia de calidad a mis queridos lectores. Voy a re-verme la segunda temporada de stardust crusaders, por que va a pasar algo importante y quiero poder escribirlo como se debe, no asi nomas.
Por lo tanto, paciencia para este fic ¿Si? Los amo etc etc.
PD: ¡Hagan dibujos! Plis, de la historia que sea que les haya gustado, hagan algún que otro dibujo. Estamos en los más de los 6.2k en la historia de Dio, 4.7k en la de Jotaro y 1.7k en la de Wammu (no menciono el resto por que son relativamente nuevas) pero no tiene una idea de lo feliz que me hace ver siempre sus votaciones, comentarios tan hermosos y divertidos (y algunos que me corrigen mis horrendas faltas de ortografía ¡muchas gracias por tomare el tiempo de hacer eso! Prometo corregir algún día. . .) Pueden mandármelos a mi recién creado Instagram (si quieren hacerlo) hoshichan01. Sí, no soy muy creativa con los nombres.
Pongamos una fecha importante para el termino del ¿concurso?: 25 de junio ¿Quién recuerda que es esa fecha? Responda por privado si lo saben ; ) Y no, no es mi cumpleaños. Y esa es la única pista que les doy. Los amo, etc etc.
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